El Magazín Cultural
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Tenor de otra escala

El cantante español José Carreras se presenta esta noche en Bogotá, como parte de su gira de conciertos ‘Amor y pasión’.

Juan Carlos Piedrahita B.
10 de mayo de 2012 - 09:42 p. m.

Para José Carreras la década de los 80 fue tan exitosa como dramática. Sus presentaciones en los escenarios más importantes para el canto lírico, la estelarización de los roles exigentes y de mayor visibilidad, así como la urgencia de acercar la ópera a los gustos masivos, contrastaron con el diagnóstico médico que indicaban que el hombre de figura delgada pero voz potente y que cantaba, como decían en alguna época, como los dioses, tenía cáncer.

Era un ser humano, así sus condiciones y aptitudes artísticas parecieran indicar lo contrario, y padecía una leucemia agresiva, que lo podía borrar del mapa con la misma velocidad con la que sus registros más altos lograban los aplausos emotivos a los que ya se había acostumbrado.

En ese momento llevaba casi veinte años de ejercicio musical y ya había probado los sabores agrios del comienzo, pues debutó en 1970 gracias a los favores de su colega la soprano Montserrat Caballé, pero también conocía a la perfección el condimento dulce de la fama y del reconocimiento por sus arias bien interpretadas.

José Carreras, antes de 1988, ya había participado en montajes indescriptibles como el de Madame Butterfly, de Giacomo Puccini (1858 - 1924), tenía para exhibir su intervención en la puesta en escena de Don Carlo, de Giuseppe Verdi (1813 - 1901), y, algo muy importante, ya había vivido la experiencia de actuar bajo la batuta del director de orquesta austriaco Herbert von Karajan. Incluso su imagen ya era de conocimiento mundial después de su consagración como actor en la cinta Romanza final, de José María Forqué.

El tenor, que estudió química antes de concentrarse en la música académica en el Conservatorio Superior de España, tenía el universo en sus manos y todos parecían hacerle reverencia por el simple hecho de abrir la boca para cantar. La leucemia se la diagnosticaron a finales del 80 y se puso como meta cantar más y mejor, contrariando las instrucciones médicas. Pero, además de continuar con su desarrollo profesional, quiso dejar algo mucho más duradero, así que lideró la creación de la Fundación Josep Carreras contra la leucemia.

“Al cabo de algunos años de trayectoria profesional, tengo todavía la posibilidad de subir al escenario y, ya sé que suena a tópico, pero es la verdad, de intentar transmitir emociones, que es la ‘misión’ del artista. Yo no pido nada más que esto para los próximos años, que quién sabe cuántos van a ser, y evidentemente no van a ser muchos, pero quiero intentar disfrutarlos lo máximo posible”, comentó durante su recuperación.

Carreras se levantó y lo mejor de todo fue que siguió derecho ante la adversidad, porque después vino la publicitada reunión de los Tres Tenores, al lado de su compatriota Plácido Domingo y del italiano Luciano Pavarotti. Hoy, con varios lustros de música encima, el tenor no sigue igual. No es el mismo que hace 20 años, porque la vida lo ha cambiado y su paso deja huella. Ahora es la voz de la experiencia.

Este sábado, a partir de las 8 p.m. José Carreras en el Gran Salón de Corferias. Informes y boletería: 609 1111 y www.ticketexpress.com.co.

Por Juan Carlos Piedrahita B.

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