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La toma final de Jenni Rivera

Edward James Olmos y Lou Diamond Phillips, quienes actuaron junto a la cantante grupera fallecida el 9 de diciembre pasado en un accidente aéreo, hablaron sobre ella y el dolor de sentir que ya no está.

Alejandro Millán Valencia
02 de mayo de 2013 - 10:42 p. m.
Jenni Rivera en una de las imágenes del documental que la tiene como protagonista. / Olmos Productions
Jenni Rivera en una de las imágenes del documental que la tiene como protagonista. / Olmos Productions

En su última imagen en una pantalla de cine, Jenni Rivera está escuchando música. Interpreta el papel de una presidiaria que recibe la visita de su familia y escucha cómo su hija mayor, Majo (interpretada por la rapera y actriz latina Gina Rodríguez), le canta a ella, a su madre, quien no puede dejar de llorar.

La escena corresponde a Filly Brown, la última película que filmó la reina de la banda grupera, como se le conoce en los Estados Unidos, y que fue estrenada en Los Ángeles. El filme cuenta la historia de Majo Tonorio, alias Filly Brown, una artista urbana que vive en el Este de L.A. y que quiere salir adelante con su música, a pesar de los problemas de su familia y del entorno de su barrio. Uno de los problemas de Majo es su madre, María, quien está presa por una equivocación, pero no quiere ayudar mucho para salir de allí.

Además de Rodríguez, el elenco de Filly Brown está adornado por dos actores muy respetados en el ambiente latino: Edward James Olmos (el teniente Martin Castillo de Miami Vice) y Lou Diamond Phillips (Richie Valens en La Bamba). Phillips estuvo en esa escena con Jenni Rivera.

“El universo opera de maneras misteriosas; esa fue una lección que me dio esta película. Al azar del universo es difícil sobreponerse. Tuvimos el festival de Sundance, por ejemplo; fue increíble compartir ese festival con Jenni. Y después la perdimos en mitad del proceso y seguimos sin saber si este día iba a llegar o no. Fue una película llena de contratiempos, de cosas inesperadas. Este filme ha desarrollado su propia vida, su propia magia, y cualquier dificultad por la que haya pasado se volvió parte de su trayectoria. A la vez, es un homenaje al gran talento que hemos perdido”, dijo Phillips a El Espectador.

En la perspectiva de Olmos —quien además de actuar es el productor ejecutivo—, la actuación de Jenni merece al menos estar presente en la mente de muchos de los que eligen los premios en esta temporada.

“Para Jenni el rodaje fue un momento único, sus intervenciones tuvieron tanta alma que debería, por justicia, estar aquí cuando rememoramos cómo fue ese trabajo. El final, por ejemplo, que es muy poderoso. Como cuando puso la mano sobre el vidrio, algo que no estaba en el guión. Eso ya lo hemos visto, pero la emoción fue monumental. Queda esa marca del calor de la mano sobre el vidrio y ella que camina y desaparece en la distancia. Fue su última imagen en la película. Se volvió muy simbólica y la gente que la vio no podía dejar de emocionarse. Nos gustaría tenerla acá, pero la vida nos dejó así”, dijo Olmos.

Para Gina Rodríguez, uno de los nuevos rostros latinos en Hollywood, estar al lado de una de las artistas populares más reconocidas, no sólo en México, sino en Estados Unidos, fue sentir que iba por el camino correcto.

“Todos los días, cuando miro el póster de la película en Sundance que está en mi pared, me siento bendecida por haber tenido esos momentos en el rodaje con Jenni. Ahora que está en un mejor lugar pienso en la suerte de haber tenido esa oportunidad. Ella era todas esas cosas por las que alzaba la voz, ella era esa mujer: humilde, generosa, graciosa, valiente, cariñosa y dulce, una madre increíble para sus hijos y para mí, como hija en la ficción. Debería estar aquí con nosotros (llora)”.

Durante el rodaje, cada uno de los que trabajaron en el documental la recordó a su manera.

“Era una mujer muy divertida, espontánea. Lo primero que me dijo fue que era una gran fan de La Bamba y eso me emocionó mucho —dijo Phillips—. Recuerdo también que mientras hacíamos los ensayos para la grabación —ella hacía el papel de mi esposa—, me dijo que cómo nos había quedado de bien la niña (Gina), que por qué no practicábamos para tener otra”.

La película, que fue estrenada en varios cines de Los Ángeles el pasado 19 de abril, lideró la taquilla de las cintas que se consideran independientes, con una recaudación de US$1,8 millones, lo que superó en un solo fin de semana todo el presupuesto de la filmación. Y en los dos fines de semana que lleva ya logró duplicar esa cantidad. Sin embargo, los productores no tienen previsto un lanzamiento fuera de los Estados Unidos. Y eso, para Olmos, es una de las muestras de que los latinos aún no consiguen un espacio en el cine que refleje el tamaño que tienen en el país.

“No he visto un progreso en el cine o en las historias latinas. Un declive, si acaso: la población latina sigue creciendo y nuestra participación es la misma. Somos siempre los mismos. Gina, en ese sentido, es una bocanada de aire fresco. Ojalá esta generación de actores latinos entienda que la única manera de abrirse camino es trabajar duro, dominar el oficio, estudiar y estudiar”, concluye.

 

Por Alejandro Millán Valencia

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