Dice el editor español Jorge Herralde que los escritores viajan más que sus libros ahora que ferias y festivales culturales se multiplican y promueven la literatura como performance. La mayoría de editoriales siguen atornilladas a fronteras legales que dificultan encontrar en una librería colombiana la nueva novela de un autor, digamos, boliviano, y viceversa. Por ejemplo, hasta diciembre de 2012 viví en Bogotá, donde edité la versión colombiana de la revista El Librero, pero el año pasado me fui del país, así que me he perdido de las nuevas obras de Tomás González y Piedad Bonnett, por citar solo dos autores a quienes admiro mucho.
Viajo bastante por mi trabajo y tengo el hábito de llevar la maleta de mano casi vacía para llenarla de libros a la vuelta. La mía es especialmente pequeña, pero con entrenamiento de Tetris es fácil encajar unos veinte kilos sin levantar sospechas ante las balanzas de las aerolíneas. Mi año de lecturas se mide entonces por los libros que más me acompañan en esos viajes y, aunque la mayoría de estos trece títulos son difíciles de conseguir en el país, conozco a varios libreros colombianos que no aceptan las imposiciones del mercado y marcan su propia agenda de distribución. Vale la pena rastrear durante este nuevo año algunos libros esquivos del año pasado.
Novela
-La fila india, Antonio Ortuño (Océano)
-Los estratos, Juan Cárdenas (Periférica)
-La experiencia dramática, Sergio Chejfec (Candaya)
-La transmigración de los cuerpos, Yuri Herrera (Periférica)
Cuento
-Diez de diciembre, George Saunders (Alfabia / Rey Naranjo)
-Leche, Marina Perezagua (Los Libros del Lince)
-Mi vida querida, Alice Munro (Lumen)
Ensayo
-Las cataratas, Eliot Weinberger (Duomo Ediciones)
-¿Qué es la locura?, Darian Leader (Sexto Piso)
Periodismo
-Los migrantes que no importan, Oscar Martínez (Sur+)
-Todas las historias de amor son historias de fantasmas, D.T. Max (Debate)
Infantil y juvenil
-Animales domésticos, Jean Lecointre (Ekaré)
-El hombre niebla, Tomi Ungerer (Lóguez)