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La venganza de 'TUM'

'Tum', si se siguen las fuentes, vendría a ser Tomás Uribe Márquez, un prócer de la izquierda colombiana, secretario general del Partido Socialista Revolucionario en la década de los veinte.

Tatiana Acevedo
30 de abril de 2013 - 09:03 p. m.

En los documentos desclasificados de la Policía Nacional hay reportes de un informante apodado TUM, que durante 1932 describió las actividades del Partido Comunista Colombiano. Sus informes, presentados personalmente a Gustavo Gómez, director de la Policía durante el gobierno liberal de Olaya Herrera, tenían tres propósitos generales. En primer lugar, TUM daba instrucciones para lidiar con huelgas específicas. Recomendó, por ejemplo, “arreglar” cuanto antes la huelga de choferes que por entonces se gestaba en Bogotá. Para acabar con el movimiento sugirió la remoción de uno de los oficiales de alto rango, quien habría estado incitando a los otros y representaba un “peligro” para la institución. TUM fue especialmente crítico con el entonces secretario general del comunismo, Guillermo Hernández Rodríguez: “La propaganda que hace Hernández Rodríguez, secretario del grupo que preconiza la violencia, es muy activa y muy intensa; parece que la inició hace unos cuatro o cinco meses un alemán que entonces estuvo en el país y que ya lo abandonó, y esta propaganda es general”. Y llegó incluso a acusar a la compañera sentimental de Hernández Rodríguez, la revolucionaria venezolana Carmen Fortoul, conocida con el seudónimo de Inés Martell, pidiendo además su deportación. Según registran los informes: “TUM considera conveniente la expulsión de la venezolana Martell, quien hasta hoy se ha hecho pasar por colombiana. Aconseja el medio para poderla expulsar”.

Si se esculca hacia atrás, entre los informes de la Policía Nacional de aquella época se encuentra también la carta en la que el director de la institución le informa al presidente Olaya la identidad de TUM: “Tengo el gusto de remitir a su Excelencia un resumen de una conversación que tuve ayer con el señor Tomás Uribe Márquez (cuyo nombre conviene guardar con cuidado) y el cual pone a la Policía en posibilidad de conocer un poco mejor las actividades del grupo comunista”.

TUM, si siguen las fuentes, vendría a ser Tomás Uribe Márquez. Es decir, un prócer de la izquierda colombiana, secretario general del Partido Socialista Revolucionario en la década de los veinte. ¿Cuántas veces se vieron? ¿Dónde se encontraban? ¿Qué propició el cambio, de Uribe Márquez a TUM, de líder de la colectividad a delator?

El de 1932 era un país distinto al de los años en que Uribe Márquez fue líder del socialismo. La hegemonía conservadora había caído y el gobierno de concentración nacional de Olaya generaba ciertas ilusiones. Pero, sobre todo, era la izquierda la que había cambiado. No se trataba ya del partido de capas medias, artesanos y obreros guiado por Uribe Márquez, dos de sus primos hermanos, sus respectivas esposas, esposos y amigos. Comenzando el 30, Moscú había enviado una delegación con el fin de fundar un “verdadero” Partido Comunista, y ésta, encabezada precisamente por Hernández Rodríguez y su novia, Martell, la venezolana, le apuntó a un partido exclusivamente proletario. Para comenzar de cero, los nuevos dirigentes renegaron del pasado y expulsaron a los viejos líderes.

Para el momento en que sirve como informante a la Policía, Uribe Márquez había sido maltratado durante dos largos años por el Partido Comunista y acusado por los nuevos dirigentes, en numerosas ocasiones, de ineficiente, blando y liberal. Aunque, según explica al director de la Policía, Uribe Márquez se convierte en TUM por amor a sus ideas pacifistas, este, más que un episodio de coherencia ideológica, parece uno de venganza.

Por Tatiana Acevedo

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