El Magazín Cultural

Viaje al final de la Tierra

National Geographic financió esta aventura, una más de una serie de viajes alucinantes.

Redacción Cultura
27 de marzo de 2012 - 05:56 p. m.

Once kilómetros por debajo de la superficie del océano, la Tierra no es el lugar lleno de vida que suelen mostrar los documentales de National Geographic. En el lugar más profundo del planeta (el abismo Challenger) la oscuridad, el frío y la presión han moldeado un mundo aterradoramente inhóspito, hecho para aplastar la nada.

Desde aquel lugar desolado emergió el lunes el director de cine James Cameron, la cabeza detrás de películas como Titanic, Avatar o Terminator 2, quien se convirtió en el primer ser humano en hacer el viaje a las profundidades solo, pues en 1960 dos marinos de Estados Unidos hicieron el recorrido.

El recorrido hasta las entrañas del planeta no fue perfecto, pues el explorador debió subir antes de tiempo debido a una falla mecánica en un brazo robótico. Fallas a 11 kilómetros de profundidad son casi un sinónimo de desgracia que colinda con tragedia.

La aventura de Cameron hace parte de una exploración de la National Geographic Society, una institución que sabe bastante de recorrer los lugares recónditos de la Tierra, esos en donde reside la vasta fuerza de la naturaleza.

Algunas veces la exploración se realiza en profundidades abismales, otras tantas en el cráter hirviente de un volcán en la República del Congo que amenaza con sepultar a un millón de personas con un bramido de roca fundida.

El reportaje de la boca del Nyiragongo, la montaña de fuego en las proximidades de la ciudad congolesa de Goma, trae, además del recuento impecable de la ciencia detrás de la posible erupción, las impresionantes imágenes de un fotógrafo medianamente suicida que se aventura hasta el mismo río de lava que llena la boca del volcán.

Carsten Peter es el nombre del fotógrafo que, además del Nyiragongo, ha explorado los indómitos pasajes de Hang Son Doong, la caverna más grande hasta ahora explorada, ubicada en Vietnam. Sus pasajes son tan amplios que en algunos podría caber un Boeing 747 parqueado.

Estos son sólo algunos de los lugares que la sociedad ha visitado con la curiosidad como su mayor arma y razón. Cameron lo resumió en una rueda de prensa después del ascenso, al explicar la falla mecánica: “Bueno, eso sólo significa que tenemos que volver”.

Por Redacción Cultura

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