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Silencio y tranquilidad son las primeras sensaciones de quienes visitan por primera vez el Museo Arqueológico Musa en Bogotá. El lugar está ubicado en la que fue la casa del Marqués de San Jorge, quién era popular en la época porque poseía una gran fortuna y propiedades. La construcción que data de finales del siglo XVII y que también sirvió de residencia de Bernardo Álvarez, tío del precursor de los derechos humanos, Antonio Nariño, y fiscal de la Real Audiencia.
Hoy esta casa alberga pinturas o murales de flores en colores con más de 80 años de antigüedad. La idea es conservar la estructura colonial de la época y los objetos que la caracterizaron. Cada habitación alberga exposiciones temporales y fijas. Por estos días, la muestra invitada es San Agustín Monumental, con piezas originales y reproducciones de las que se pueden ver en el parque arqueológico San Agustín (Huila).
A través de imágenes impresas en un lienzo casi translúcido, se pueden observar las piezas arqueológicas desde dos costados, para así recrear el ambiente y brindar una experiencia similar a la que se vive en el parque legendario de origen precolombino, una forma de reconocer un legado que en el año 1995 fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.
“Con esta muestra arqueológica queremos presentarle al público, de manera didáctica y creativa, algunos aspectos inherentes a la monumentalidad de la estatuaria precolombina de San Agustín. Además, se busca hacer evidentes el tamaño, la cantidad y el detalle de estas piezas únicas”, expresó Óscar Sanabria, gestor cultural y curador principal de esta muestra artística.
La imponencia de estas obras es evidente. No solo las fotografías sino las figuras originales de las estatuas funerarias. ¿Y qué significan?, es la pregunta. Lentamente, es un viaje al mundo desconocido y mágico de nuestros antepasados. “Los colombianos debemos apreciar lo que tenemos y entender que nuestro territorio fue habitado por seres que dejaron raíces”, recalcó Alicia Eugenia Silva, directora del museo Arqueológico Musa.
La muestra llegó a Bogotá el pasado 31 de marzo y podrá verse hasta el mes de julio. En la actualidad, el museo cuenta con aproximadamente 15.000 piezas de figuras precolombinas, y muchas de ellas hacen parte de la exposición permanente ‘Cerámica y biodiversidad antes de 1492´. Son 14 esculturas precolombinas reunidas en un mismo escenario. En Cali existe otra sede del museo.
La vista incluye exposiciones temporales como ‘Rostros’, con cerámicas de la cultura Quimbaya, con particularidades como rostros moldeados con puntos y rayas, espaldas planas y vientres abultados. También está ‘Cerámicas sónicas’, piezas que cobran vida porque habitualmente el indígena Nasa, Victoriano Piñacué, interpreta música de su cultura con instrumentos de hace más de 1.000 años.
‘Máscaras precolombinas, gestos y retratos’, figuras con diversas posturas y cuyas caras no se asemejan a la de un ser humano porque tienen rasgos abstractos y usan figuras geométricas como el cuadrado y el rectángulo.
Finaliza el recorrido con la satisfacción de que se logró dimensionar las monumentales estatuas de piedra de otros países y las nuestras con la exposición de San Agustín Monumental, que deja antojado a quienes fueron de regresar y encontrarse con su pasado.
Las obras de San Agustín son parte del vestigio que dejaron los indígenas que habitaron la zona 800 años antes de que los conquistadores llegarán. Pesé a las investigaciones que han realizado los expertos aún no se sabe que grupo de aborígenes construyeron estos monumentos arqueológicos en las tierras que hoy son Pitalito y San Agustín (Huila). En el departamento del Huila habitaron los indígenas los Timaná, los Yalcones y los Paeces, quienes fueron desplazados de la zona en la época de la conquista. Alguno de estos grupos podrían ser los autores de los monumentos funerarios, pero no se tiene la certeza de cuál de estos fue.