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Visible

Fernweh, un hostal galería, abrió ayer sus puertas en La Candelaria con la primera exposición del colectivo de fotografía Visible. Dos ideas que se unen para generar conciencia respecto a la realidad de hoy.

Camila Builes
30 de octubre de 2015 - 03:20 a. m.
Andy VC / Andy VC
Andy VC / Andy VC

Fernweh es una palabra alemana para nombrar la tristeza causada por estar en el hogar. La tristeza de no hallarse lejos. El deseo de conocer lugares nuevos. El ansia de viajar por el mundo. El alemán resume un sentimiento tan vasto en un solo concepto: Fernweh. En América Latina, mientras tanto, necesitamos tres o cuatro frases para decirlo, además de mover las manos, abrir los ojos y levantar las cejas. Esa fue la palabra que Andrés Vanegas y su esposa, Angelika Refohgile, escogieron para nombrar su hostal galería en el centro de Bogotá.

Es la mitad de la semana. En el patio trasero de Fernweh hay una hamaca, una mesa larga y un fogón. Encima de la mesa hay cuatro botellas de cerveza tamaño familiar, tres vasos llenos y dos paquetes de cigarrillos. Andrés Vanegas está dándole la espalda a la hamaca, Luis Ángel está en el lado izquierdo de la mesa junto a Andrés Torres, en el derecho están don Roberto y Jonathan Castro. Hace frío. “Hay que romper las roscas del periodismo, ¿me entiendes? Estamos cansados de las historias rápidas, del convulso movimiento de los medios. Visible es otra cosa”.

¿Qué es Visible? Un movimiento, un colectivo, una idea, una rebelión conformada por tres fotógrafos: Vanegas, Torres y Ángel, y un diseñador gráfico peruano, Jonathan Castro. Visible es otra manera de entender la realidad, es otro lenguaje. El lenguaje se forma como las ramas de un árbol: diferentes, deformes, disparejas, conectadas. Enlazar las palabras en una oración a veces parece un arte: cantar, escribir y recitar, pero otras resulta como respirar: inconsciente, invisible. Hay otras palabras, unas que son diferentes a las que se escriben, pedazos de momentos que vivimos y que por lo general convertimos en imágenes.

El colectivo surgió como una necesidad de mostrar a gran escala lo que estaba pasando en diferentes partes de Colombia y el mundo y que los medios masivos no suelen registrar. “Queremos romper cosas, romper paradigmas. Mostrar a través de imágenes y diseño las pequeñas historias que generan los grandes cambios en la humanidad”.

Trescientas sesenta y seis fotos, luego 27. La selección de las imágenes de la primera exposición de Visible fue un proceso que se llevó más de tres meses. Ellos mismos hicieron la curaduría de las fotografías; cada uno realizó un estudio preliminar de lo que sería el parto del movimiento. Jonathan Castro, director general de Youth Experimental Studio, un estudio multidisciplinario de diseño gráfico con sede en Lima, fue quien intervino la exposición. “Siempre entendemos el diseño gráfico como la herramienta para que el logo quede bonito. El diseño gráfico es una herramienta política y social de expresar sensaciones, de darles sentido a las imágenes y las palabras”.

El sistema no ha previsto una pequeña molestia: lo que sobra es gente. Y la gente se reproduce. Se hace el amor con entusiasmo y sin precauciones. Cada vez queda más gente a la vera del camino, sin trabajo en el campo, donde el latifundio reina con sus gigantescos presupuestos, y sin trabajo en la ciudad, donde reinan las máquinas: el sistema vomita hombres. Las misiones norteamericanas esterilizan masivamente mujeres y siembran píldoras, diafragmas, espirales, preservativos y almanaques marcados, pero cosechan niños; porfiadamente, los niños latinoamericanos continúan naciendo, reivindicando su derecho natural a obtener un sitio bajo el sol en estas tierras espléndidas que podrían brindar a todos lo que a casi todos niegan. Las protagonistas de Visible son las historias de quienes son hijos abandonados del Estado, la justicia o la religión.

Fernweh será el lugar donde está exhibida la primera muestra fotográfica de Visible. Dos proyectos que se unen para dar continuidad a la idea de transformar la realidad a partir de la generación de conciencia. “La galería en Fernweh intenta ser un espacio para todos los fotógrafos documentalistas del país que quieran mostrar su trabajo y a su vez se puedan beneficiar económicamente de la venta de sus fotos. Queremos que los extranjeros que vengan al hostal se lleven una foto, la cuelguen en su sala y, cuando la miren, recuerden que esa persona protagonista de la imagen está viviendo una realidad totalmente diferente y que eso ya es motivo para estar agradecido”, dice Andrés Vanegas.

“Nosotros queremos salirnos de esa burbuja que es el arte contemporáneo. No somos los mejores. No nos importa serlo. Queremos contar historias”.

Por Camila Builes

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