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La voz guajira del punto cubano

Ayer murió en La Habana a los 85 años la cantante del dúo Celina y Reutilio, que hizo célebres canciones como ‘A Santa Bárbara’ (‘Qué viva Changó’), ‘A la reina del mar’, ‘El hijo de Elegua’ y ‘A la Caridad del Cobre’.

Juan Carlos Piedrahíta B.
05 de febrero de 2015 - 01:22 a. m.
Celina González comenzó a ser famosa en Santiago de Cuba.  / Archivo particular
Celina González comenzó a ser famosa en Santiago de Cuba. / Archivo particular

El gran mérito de Celina González Zamora es que en su voz se reconciliaron las tradiciones musicales campesinas de Cuba y la herencia afro. A partir de su estilo interpretativo comenzaron a moverse ambas vertientes sonoras por el mismo sendero, después de muchos años de discordias entre sus exponentes principales.

Celina González nació en Matanzas el 16 de marzo de 1929. Su panorama familiar no vislumbraba una opción diferente a la musical. Sus padres tenían a su cargo las celebraciones festivas de la ciudad y por eso ella se relacionó desde muy temprano con el sonido de instrumentos como el tres y el laúd. Desde su infancia supo que quien tiene la música de su lado, está condenado a ser el centro de atención. Les pasó a Ángela Zamora y a Jesús González y tan pronto aprendió a cantar, lo mismo le empezó a suceder a Celina González.

A pesar del vínculo estrecho con Matanzas, la familia tomó la decisión de establecerse en Santiago, una de las provincias orientales de la mayor de las Antillas. Allí, gracias a la tradición y al arraigo cultural de la región, la artista, en plena etapa de formación, se concentró en el desarrollo de una propuesta en la que los aires guajiros (campesinos) serían los grandes protagonistas.

Se hizo célebre en la improvisación de décimas y cuartetas y muy pronto pocos habitantes de Santiago eran capaces de pasar inadvertidos ante las habilidades interpretativas de una joven llamada Celina González. Ella era capaz de condensar las vivencias campesinas, las rutinas del trabajo en las plantaciones y los padecimientos cotidianos de un sector importante de la población.

En 1943 conoció a Reutilio Domínguez Terrero, quien fue su compañero dentro y fuera de los escenarios. El trabajo de consolidación del dúo duró menos de cuatro años, tiempo en el que se estableció que Celina González tendría el peso de la primera voz, mientras que su esposo asumiría la responsabilidad de la composición, la interpretación de las guitarras y el respaldo vocal. En 1947 Celina y Reutilio, ambos como un solo nombre, hicieron su debut en la radio cubana.

Para que el dueto tuviera eco en otras zonas de la isla, la labor del músico santiaguero Antonio Fernández fue fundamental. Él, más conocido en la escena cultural como Ñico Saquito, los llevó a La Habana y los rodeó de composiciones suyas como María Cristina, Adiós, compay Gato y No dejes el camino por vereda para diferenciar su propuesta de otros formatos liderados por voces femeninas.

Saquito dio el empujón inicial pero, en verdad, el espacio se lo empezó a ganar el dúo con un tema que refleja a la perfección el sincretismo entre la tradición yoruba, con sus deidades, y la región católica impuesta a los pobladores cubanos. Para su presentación oficial ante el público habanero, Celina y Reutilio escogieron la composición A Santa Bárbara, que con muy pocas interpretaciones encima comenzó a ser coreada como Que viva Changó.

El dúo conservó el sonido original de los campesinos, de los guajiros, pero en sus letras abordaban temáticas propias de las tradiciones del continente africano, popularizando el estilo sonoro denominado como punto cubano. La fórmula se afianzó en temas posteriores como A la reina del mar, El hijo de Elegua y A la Caridad del Cobre, que multiplicaron la fama de Celina y Reutilio, quienes funcionaron como dueto hasta 1964.

Reutilio Domínguez Terrero murió en 1971 y Celina González continuó desarrollando su carrera como solista hasta 1980 cuando su hijo, Lázaro Reutilio, se incorporó a la agrupación y fue el público el responsable de la resurrección del dúo. Giras internacionales, incluido Estados Unidos, discos exitosos y un número incontable de presentaciones marcaron la era contemporánea de Celina y Reutilio.

La decisión de Lázaro Reutilio de salir de Cuba y algunos problemas de salud provocaron la reducción de apariciones de Celina González en público. La cantante, capaz de resumir en su figura y en su voz la tradición guajira y el punto cubano, murió ayer en La Habana a los 85 años. Su legado es tan generoso como sabroso, ¡Santa Celina bendita!

 

 

jpiedrahita@elespectador.com

Por Juan Carlos Piedrahíta B.

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