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Wonderland, el país ilógico

El País de las Maravillas (Wonderland) es el lugar en el que cae Alicia a través de la madriguera del Conejo Blanco en Las aventuras de Alicia en el país de las maravillas, de Lewis Carroll, seudónimo del matemático, lógico y escritor británico Charles Lutwidge Dodgson.

Redacción Cultura
26 de abril de 2015 - 02:00 a. m.
Ilustración Eder Leandro Rodríguez - El Espectador
Ilustración Eder Leandro Rodríguez - El Espectador

El País de las Maravillas aparece en la primera parte de la historia de Alicia (1865), cuya continuación se titula A través del espejo y lo que Alicia encontró allí (1871). Es un lugar mágico que se encuentra bajo tierra y fue creado a través de juegos lógicos. A partir de la lógica (common sense) se llega a lo ilógico (nonsense), principio que rige la creación del espacio, los personajes y el lenguaje de la obra de Carroll. Alicia es un juego palabras (Carroll muestra que la literalidad del lenguaje desemboca en el absurdo), y es también un juego de naipes en la primera parte y un juego de ajedrez en la segunda. El país que acoge el juego, y se rige por sus reglas, está gobernado por cuatro reyes y cuatro reinas que corresponden a los palos de la baraja de póker: Reyes de Corazones –los más poderosos–, de Picas, de Diamantes y de Tréboles. Los habitantes del País de las Maravillas son criaturas fantásticas, aunque algunas de ellas hubieran tenido referentes reales en la época de Carroll: animales parlantes (como el Gato de Cheshire, el Conejo Blanco, la Oruga azul y la Liebre de Marzo), el Sombrerero Loco y la Reina de Corazones. Aunque los personajes de la novela sean inusuales y confusos, la protagonista es feliz en su nuevo entorno. En la novela de Carroll, Wonderland tiene un jardín, un océano y un bosque. Además tiene laberintos y casas encantadas con puertas que se agrandan y se encogen.

''Alicia abrió la puerta y vio que conducía a un pequeño túnel, del tamaño de una ratonera. Se arrodilló y vio que en el fondo del túnel se abría el jardín más maravilloso que pudiera jamás soñar. ¡Ya se imaginaba lejos de aquel lúgubre salón, paseando entre parterres de preciosas flores, acompañada por el murmullo de cristalinas fuentes!''.

Por Redacción Cultura

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