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2016, una oportunidad para reinventarnos

Colombia tiene una gran responsabilidad en relación con la expansión de la frontera petrolera, más allá de las cuencas más exploradas de nuestro país. ¿De qué se trata? ¿Quiénes serán protagonistas?

Mauricio De La Mora*
03 de enero de 2016 - 12:32 a. m.

 

Después de una década de un modelo exitoso que llevó a Colombia de bordear el desabastecimiento a hacer parte del club de los 20 países que producen más de un millón de barriles de petróleo diarios, el mercado global de los hidrocarburos dio un viraje que nos llevó a replantearnos viejos paradigmas. La caída internacional de los precios del crudo ha sido la ocasión para repensar el sector y actuar de manera oportuna para garantizar que éste siga siendo el gran generador de los recursos que requieren la inversión social y el cierre de las brechas de la desigualdad en Colombia.

En 2015, desde la Agencia Nacional de Hidrocarburos nos dimos a la tarea de revisar y corregir integralmente los factores que afectan la competitividad de nuestro país como destino de inversión petrolera. Hicimos, junto con el Ministerio de Minas, los ajustes necesarios para adaptar el marco normativo a las necesidades de la industria con el fin de que ésta continúe operando y siga desarrollándose. Las medidas adoptadas flexibilizaron los plazos para el cumplimiento de acuerdos contractuales y garantizaron la ejecución de inversiones por cerca de 490 millones de dólares. Gracias al traslado de obligaciones que se encontraban aplazadas por restricciones ambientales, conflictos sociales y perturbaciones de orden público hacia otras áreas, conseguimos anticipar la ejecución de 154 millones de dólares de inversión. Y gracias a la liberación de flujo de caja a las compañías operadoras, 224 millones de dólares fueron liberados para poder ser invertidos en exploración y producción.

Sabemos que estas modificaciones son sólo el comienzo, pues el 2016 será un año lleno de desafíos. Las condiciones del mercado global y la oferta internacional requieren un trabajo permanente y uno de los temas que más esfuerzos han demandado ha sido revisar los esquemas de asignación de áreas. Para ser competitivos y despertar el interés inversionista, contaremos desde 2016 con un proceso de asignación más dinámico y permanente, con rondas segmentadas, especializadas y con mayor frecuencia, y simultáneamente, con la asignación directa de áreas.

Para 2016 tenemos una gran responsabilidad en relación con la expansión de la frontera petrolera, más allá de las cuencas más exploradas de nuestro país. Además de los esfuerzos que haremos en materia de conocimiento del subsuelo y calentamiento de áreas gracias a iniciativas como la sísmica multicliente, los recientes descubrimientos en aguas profundas del Caribe han demostrado el potencial del Caribe colombiano. Hemos avanzado para hacer económicamente viables los contratos costa afuera, pero 2016 nos impone el desafío de apoyar la reglamentación técnica para estas actividades, así como las de yacimientos no convencionales, en donde se encuentra, en buena medida, el potencial de expansión de la actividad en Colombia.

Por hacer viables estas y las demás operaciones, nuestro gran reto como institución para el año que entra es el de continuar siendo unos reguladores exigentes, pero también unos socios para la industria. Llevaremos a cabo ajustes en los procesos internos orientados hacia resultados y que, sin perjuicio de los requerimientos técnicos, ambientales y sociales, ayuden a las operadoras a navegar en la expedición de los trámites y en la construcción de soluciones conjuntas para garantizar la viabilidad operacional de los proyectos.

Pero la responsabilidad de la ANH para 2016 no para en adaptarse a las nuevas condiciones que dictan la geopolítica y los desafíos del mercado global. Existe una serie de determinantes sobre las cuales es indispensable que actuemos si queremos hacer viables las operaciones del sector y éstas tienen que ver con el entorno. Buena parte de esta meta se relaciona con el trabajo en las regiones, con las autoridades y las comunidades, nuestro derrotero para el año que entra. Somos conscientes de la necesidad de contar con un trabajo cercano y permanente que escuche, entienda y armonice la relación del entorno con las operadoras. A la fecha contamos con la Estrategia Territorial de Hidrocarburos, a través de la cual se promueve la construcción de alianzas que favorecen el desarrollo local y la transformación de conflictos en el territorio, pero este es sólo el inicio. Debemos continuar fortaleciendo la articulación con las autoridades locales y regionales para trabajar conjuntamente en la prevención y atención de la conflictividad social con los alcaldes y gobernadores en el marco del posconflicto. Realizaremos capacitaciones, talleres, debates y foros relacionados con los temas de mayor interés en las regiones y potenciaremos la inversión social voluntaria y obligatoria del sector de hidrocarburos hacia los planes de desarrollo regional.

Si somos capaces de trabajar atendiendo de manera simultánea las condiciones operacionales y no operacionales de la industria, debemos poder salir airosos de la coyuntura compleja por la cual atravesamos y que marcará el 2016. La Agencia Nacional de Hidrocarburos ha puesto toda su capacidad y su empeño en conseguirlo. Colombia lo necesita para cumplir sus metas de equidad y desarrollo social.

* Presidente de la Agencia Nacional de Hidrocarburos.

Por Mauricio De La Mora*

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