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Accionistas demandan a Facebook

Argumentan que tanto la compañía como los bancos emisores no resaltaron los riesgos de su reciente emisión de títulos.

Richard Waters (con EFE) / Financial Times
23 de mayo de 2012 - 10:33 p. m.

Hace más de una década se criticó a los analistas de Wall Street por apreciar de forma exagerada a las compañías puntocom. ¿Entonces acaso no fue bueno que los de Morgan Stanley y otros bancos que lideraron la oferta pública inicial (OPI) de tecnología más grande de la historia tuvieran la valentía de reducir el entusiasmo de sus pronósticos en un momento crucial?

Pues así no es como lo ven los inversionistas. A pesar de este inusual cambio de ánimo en un momento tan tardío durante la venta, Morgan Stanley y Facebook aún aumentaron el tamaño de la OPI por 25% en sus últimos días. También fijaron el precio a US$38 por acción: en el nivel superior de un rango que ya había sido aumentado.

Estas razones llevaron ayer a un grupo de accionistas a presentar una demanda en Nueva York contra Facebook, su fundador Mark Zuckerberg y sus bancos colocadores, liderados por Morgan Stanley, a los que acusan de esconderles que preveían un “severo” descenso de los ingresos de la red social antes de su salida a bolsa.

“La realidad en el momento de su estreno en bolsa era que Facebook estaba experimentando una severa y pronunciada reducción en el crecimiento de sus ingresos debido al aumento de usuarios de su aplicación o web a través de dispositivos móviles en lugar de ordenadores tradicionales”, asegura la querella interpuesta en el Tribunal del Distrito Sur de Nueva York.

El escrito, firmado por Brian Roffe Profit Sharing Plan, Jacob Salzamann y Dennis Palkon en representación de más accionistas en su situación, señala directamente a Zuckerberg, al director financiero de la red social, David Ebersman, y a otros miembros del consejo de administración, así como a los bancos Morgan Stanley, JPMorgan, Goldman Sachs y Barclays, entre otros.

Todos ellos son acusados de no haber informado de ese “severo” descenso cuando Facebook estaba captando inversores para su oferta pública de venta de acciones (OPV), con la que la firma recaudó al menos 16.000 millones de dólares, la tercera mayor salida a bolsa de una empresa estadounidense en la historia.

La acción propone varias preguntas: si el negocio subyacente parecía débil, ¿por qué presionaron una valuación alta para luego observar una caída de 20% antes del cierre del martes? ¿Hubo manipulación de la información?

Estas son algunas de las extrañas facetas de la venta que pasó de triunfal a desastrosa en tan sólo tres días. La Comisión de Bolsa y Valores de Estados Unidos y la principal supervisora corporativa de Massachusetts ya están anunciando investigaciones.

El principal vendedor, Morgan Stanley, también está bajo la lupa. ¿Hizo lo suficiente para asegurarse de que la información sobre su cliente se comunicaba adecuadamente a los inversionistas, y cómo llegó al precio de US$38 por acción, que pronto demostró ser insostenible?

Las reglas de la Comisión de Bolsa y Valores, que están diseñadas para limitar el entusiasmo en las ventas de acciones, no facilitaron el trabajo de los analistas, pues los que trabajan para las vendedoras no pueden publicar sus investigaciones. Por lo tanto, las revisiones de los cálculos que acontecieron al final del proceso de venta no podían ser comunicadas sino boca a boca.

Esto probablemente quiere decir que tan sólo las grandes instituciones que tienen contacto directo con analistas pudieron recibir el mensaje y mientras tanto los inversionistas pequeños desconocían la opinión de los profesionales.

Todo se reduce a una línea en el informe oficial del 9 de mayo, en el que la compañía advertía que su “promedio diario de usuarios” había crecido más rápido que su publicidad durante el segundo trimestre, en gran medida por la nueva opción de acceso desde móviles a sus usuarios.

Ahora está en manos de los supervisores determinar si los analistas fueron guiados informalmente para determinar sus opiniones. También deben juzgar si Facebook debió haber dicho más en su informe oficial para ayudar a los inversionistas menos sofisticados.

Si se tiene en cuenta el interés egoísta de Facebook, la caída en el precio de las acciones le resulta ventajosa. La alta valoración de la OPI podía ser una condena, pues les dificultaba contratar personal nuevo con atractivas opciones bursátiles y podría generar una decepción mayor cuando la burbuja eventualmente estallase. Si Facebook se fortalece, la OPI se olvidará con rapidez, al igual que el decepcionante debut de Google en Wall Street.

Por Richard Waters (con EFE) / Financial Times

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