Un día después de que el presidente Juan Manuel Santos anunciara a los empresarios de la minería a gran escala que van a tener 2,9 millones de hectáreas adicionales para la explotación de minerales, el ministro de Agricultura, Juan Camilo Restrepo, prendió las alarmas por el peligro que corren las 9 ó 10 millones de hectáreas de la última frontera agrícola. Denunció que el 53 % de estas zonas del país tienen supuestos títulos otorgados en exploración de hidrocarburos y minerales, lo que pondría en riesgo la producción de alimentos si no se hace de manera responsable.
Restrepo recalcó que la minería y la extracción de hidrocarburos debe avanzar cumpliendo las normas de recomposición morfológica, que permitiría garantizar una armonía entre las actividades productivas, tal y como lo hace Jamaica, uno de los países de mayor producción de bauxita, que ha tasajeado la isla extrayendo el recurso, pero en el que detrás de la pala que saca la bauxita va la pala recuperando la zona. Ejemplo de lo que se debe hacer en Colombia.
Frente a esta presentación la presidente de Mineros S.A., Beatriz Uribe de Uribe, señaló que cuando a una empresa le adjudican 500 hectáreas para el desarrollo de un proyecto minero, no quiere decir que todas las hectáreas se intervengan y que las que se afectan son recuperadas, como lo están haciendo en Segovia y otras zonas donde su empresa opera.
“Colombia tiene que encontrar una raya entre derechos colectivos y derechos individuales. Verdaderas líneas de demarcación donde se ordene el desarrollo de los usos del suelo”, explicó Restrepo. Por esta razón deberá existir una coordinación gubernamental para definir las zonas de exclusión ambiental que permita garantizar el cuidado de páramos y ecosistemas que deben mantenerse, para que puedan convivir la agricultura y la minería, concluyó Restrepo.