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Apagón, a la vuelta de la esquina

Expertos del sector eléctrico dicen que la posibilidad de un racionamiento de energía no está lejana. Gobierno insiste en mensajes de tranquilidad.

Óscar Güesguán Serpa
27 de febrero de 2016 - 04:58 a. m.

El fantasma del apagón está cerca de encontrar un cuerpo del cual apropiarse. El Gobierno insiste en dar partes de tranquilidad sobre la situación del sistema eléctrico, pero hoy Colombia es más vulnerable que nunca y la posibilidad de un racionamiento está a la vuelta de la esquina.

Desde el año pasado, el Ejecutivo ha venido tomando decisiones para evitar que el país se apague, aunque cuestionables. En efecto, más allá de vivir a oscuras, una situación como esa implicaría pérdidas anuales que ascienden a los $12 billones, dos veces la venta de Isagén.

La suerte no ha estado del lado del país, pues se presenta una de las sequías más fuertes de los últimos años, según el Ideam, pero las fallas en la gestión del abastecimiento de gas y los problemas regulatorios en la Comisión de Regulación de Energía y Gas (CREG) siguen pasando factura. La fórmula con la que se remunera a los generadores sigue sin ser modificada, amenazando los intereses económicos de las térmicas, y éstas siguen sin presentar un argumento convincente sobre las inversiones del cargo por confiabilidad.

Los guarismos median un debate que el país sigue sin comprender, lo cual quedó en evidencia luego de que, aún con las campañas de ahorro de energía que se han hecho en los medios de comunicación, el consumo aumentara más de 5% en enero, de acuerdo con cifras de XM. El Caribe está por encima de esa media, pues el calor tiene funcionando al máximo los aires acondicionados y los ventiladores.

El anuncio hecho el jueves por el ministro de Minas y Energía, Tomás González, sobre la importación de energía de Ecuador (7 gigavatios hora/día) fue la solución al infortunado incendio del cuarto de máquinas de la hidroeléctrica de Guatapé. Esta una de la generadoras más importantes del país, con un aporte del 5% de la demanda, y también cuenta con uno de los embalses mejor preservados en pleno fenómeno de El Niño.

“Esta es una muy buena decisión. Estas conexiones permiten que cuando un país tenga necesidades energéticas pueda acudir a otro. Lo importante es que Ecuador tenga disponibilidad para hacerlo. Hay que tomar determinaciones urgentes porque Guatapé sólo funcionará en toda su capacidad en el segundo semestre (...) y con esto las probabilidades de un racionamiento son innegables”, aseguró José Quirós, presidente de la Cámara Colombiana de la Energía.

Analistas del sector eléctrico que pidieron no ser citados manifestaron su preocupación por lo “ajustado” que está el sistema. Un nuevo golpe llevaría a un corte de energía inminente. “El Gobierno maneja sus cifras, pero mis números me dicen que si El Niño va hasta mayo o junio, estamos en problemas. En Colombia se supone que empieza a llover en abril, pero en los últimos tres años no ha sido así, ha empezado a llover a finales de mayo, el ciclo se corrió, y no estoy seguro de que los embalses alcancen a tener las reservas para llegar hasta ese mes”, dijo una de las fuentes.

El respaldo para mantener prendida a Colombia, es decir, las térmicas, ha aportado el 47% de la demanda durante la sequía y “lo seguirán haciendo”, dice el director ejecutivo de la Asociación Nacional de Empresas Generadoras (Andeg), Alejandro Castañeda. Sin embargo, también advirtió que “tiene que darse una revisión de cuál va a ser el precio al que van a vender las térmicas para que esto sea sostenible en el largo plazo. Como están las cosas, estas centrales van a tener que seguir funcionando hasta mitad de 2017, pero no es lógico que lo sigan haciendo a pérdidas”.

Las cosas no están fáciles para el Ejecutivo, eso está claro. Y menos porque la mayoría de soluciones no están en las manos del Gobierno sino de agentes externos. A finales del año pasado, cuando las térmicas manifestaban su indignación por la falta de gas, González se aferró a la idea de que Venezuela honraría su compromiso de devolver el gas que Colombia le había vendido.

La visita de Anton Castillo, presidente de PDVSA Gas, al país fue vista con optimismo, pero nada se concretó y fue necesaria una solución alterna. Ahora, Colombia depende de Ecuador. El compromiso con el país vecino es anunciado como solución, pero la certeza de que tenga la capacidad para surtir de energía también dependerá de que no se contagie de la sequía presente al otro lado de la frontera.

Por Óscar Güesguán Serpa

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