Arranca el mapa de las zidres

El director de la UPRA explica cómo empezará a hacerse la identificación de áreas en donde se crearían las zonas de desarrollo que, sin embargo, están demandadas por inconstitucionalidad.

María Alejandra Medina C.
05 de agosto de 2016 - 03:00 a. m.
Felipe Fonseca, director de la UPRA. / Cortesía
Felipe Fonseca, director de la UPRA. / Cortesía

Con la expedición del decreto que establece las reglas de juego de las zonas de interés de desarrollo rurales, económico y social (zidres), arranca en el mapa la definición de estas áreas, de las cuales apenas se sabe que deben constituirse en lugares apartados, pobres y difíciles de adecuar, entre otros aspectos. Además, aún están por resolverse dos demandas por inconstitucionalidad a la ley que dio origen a las zidres.

Sobre cuáles son los municipios potenciales para crearlas no se ha dicho mucho, salvo que no estarán exclusivamente en la Altillanura, como en algún momento se pensó. El Espectador habló con Felipe Fonseca, director de la Unidad de Planificación Rural Agropecuaria (UPRA), la entidad encargada de empezar a identificar las zonas del país que son aptas para ser zidres.

¿Qué ha hecho la UPRA desde la expedición de la ley de zidres en enero?

Hemos empezado a trabajar en la definición de los requisitos con que se van a identificar las áreas potenciales y cómo tener en cuenta las distintas restricciones de carácter técnico y legal en donde no se puede declarar zidres. Nos hemos propuesto, junto con otros pares temáticos, institucionales y expertos, dar una discusión de fondo para definir técnicamente esos requisitos.

¿Son diferentes a los que contiene el decreto?

Son los mismos, pero hay que ver cómo serán definidos, cómo interpretar técnicamente lo dispuesto en la ley. Son cinco requisitos: que las zonas estén aisladas de los centros urbanos, que demanden elevados costos de adaptación por sus características agrológicas y climáticas, que tengan baja densidad poblacional, altos índices de pobreza y que carezcan de infraestructura mínima. La forma como se definirán esos requisitos es lo que técnicamente la UPRA tiene que hacer.

¿Qué tareas concretas han hechos en estos casi ocho meses?

Hemos identificado el conjunto de restricciones (para constituir zidres) y hemos recolectado información en territorios étnicos, colectivos y de comunidades campesinas. Solicitamos acceso a información de los páramos declarados, humedales, manglares, todo el conjunto de zonas que conforman el sistema nacional de áreas protegidas. Hay otras áreas de importancia cultural con restricciones como las arqueológicas protegidas, entre otras. Hay áreas en donde se considera que, independientemente de las zidres, los proyectos productivos tienen enormes restricciones, como donde hay pendientes mayores al 75 %, fenómenos de erosión, alta amenaza volcánica, áreas deforestadas, entre otras. Hay otras restricciones que no es posible cartografiar aún, pero hay que solicitar información a las entidades competentes en materia de territorios colectivos en proceso de titulación, resguardos en proceso de constitución, zonas afectadas por desplazamiento forzado, predios en proceso o con sentencia en firme de restitución de tierras, entre otros.

¿Hay algún departamento en el que se sepa de antemano que no puede haber zidres?

Por ahora no podemos decir una cosa u otra, hemos preferido ser muy cautos, tener la mayor precaución de entregar alguna cifra o insinuar qué región será potencial de zidres, porque podría suscitar una expectativa, y no quisiéramos eso hasta tener la mayor contundencia y la información disponible. Cuando la tengamos podremos hablar de una etapa preliminar de áreas potenciales y disponerla al DNP para su delimitación y la configuración de un Conpes. A criterio del consejo de ministros se definirá y priorizará qué zidres se van declarando.

¿La UPRA dirá qué tipos de productos es conveniente sembrar y en dónde?

Definir las apuestas productivas tiene un componente esencial: que respondan a un criterio de mercado, que haya análisis de oferta y demanda para que se prioricen ofertas productivas, y, en función de eso, desarrollar análisis técnicos que identifiquen zonas aptas en las regiones. Es una tarea que hemos venido haciendo con los departamentos y gremios.

Si la UPRA dice que en determinado lugar es recomendable sembrar un determinado producto, ¿el agricultor debe acog erse a eso?

El campesino, el industrial, el inversionista del campo es libre de cultivar lo que quiera. El que no puede actuar de esa manera es el Gobierno y los recursos públicos no pueden atender a esa lógica por demanda. Por eso existe la UPRA. El Gobierno no puede estimular o apoyar proyectos que no sean viables. La UPRA no cierra las opciones en una sola. La idea es dar distintas alternativas que se definen con los productores. Se han identificado zonas para 19 sistemas productivos, como forestal comercial, caucho, cacao, palma, arroz, maíz, para la avicultura, acuicultura, pesca, hortofrutícolas, papa, piña, aguacate, fresa, en fin. Encontramos suelos con aptitudes que pueden ofrecer distintas opciones. Se trata de orientar un ordenamiento productivo y un uso eficiente del suelo.

Es decir, si al Ministerio llega un proyecto productivo para zidres que no se ajusta a la recomendación de la UPRA, ¿lo más probable es que no lo apruebe?

Por supuesto, es el objetivo. Por lo menos en los cultivos que han sido analizados se ha hecho trabajo de campo con un importante rigor técnico para garantizar que esa identificación responda a los requerimientos del cultivo, que se reduzca la incertidumbre de la inversión pública y privada.

El decreto exige que los proyectos productivos se armonicen con la planeación de los territorios. Pero, por ejemplo, el Vichada no tiene un plan de manejo de cuencas. ¿Ese tipo de vacíos demorarían la constitución de zidres?

En el Vichada es importante que haya trabajo mancomunado. Nos hemos reunido con el nuevo gobernador y la secretaria de Agricultura para formular esos planes de ordenamiento productivo y social de la propiedad. Lo hemos hecho en Cauca, Tolima y recientemente suscribimos convenio con Cesar y Antioquia. Hemos presentado propuestas en el Caribe, Cundinamarca y Boyacá. Eso sí lo hacemos por demanda y al ritmo y decisión de cada Gobernación. No ha sido fácil, pero notamos disposición y hoy, con las zidres, hay una oportunidad para potenciar y promover las políticas de desarrollo rural con enfoque territorial.

Por María Alejandra Medina C.

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