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Arranca plan de concesiones de cuarta generación, anuncia Gobierno

Con este plan se construirán alrededor de 30 proyectos viales valorados en 40 billones de pesos.

El Espectador
18 de septiembre de 2012 - 10:17 a. m.

“El plan que hemos presentado hoy (martes) –la Cuarta Generación de Concesiones– es, sin duda, el plan de infraestructura más ambicioso de toda nuestra historia”, dijo el presidente Juan Manuel Santos al presentar este plan de concesiones, que permitirán construir alrededor de 30 proyectos viales valorados en 40 billones de pesos.

De acuerdo con el mandatario, las primeras seis concesiones saldrán a licitación en cuestión de tres meses, en diciembre de este año, y tienen un costo aproximado a los 8 billones de pesos.

En un comunicado de prensa de la casa de Nariño, señaló que con este plan se adjudicarán, tan solo en los próximos dos años, más de lo que se ha adjudicado en los últimos 20 años.

“Esto lo haremos de manera que estas obras se ejecuten en un plazo no mayor a seis años, porque esta tarea debemos hacerla bien hecha, con mucha calidad, pero también con mucha celeridad”, sostuvo el presidente Santos al intervenir en el Foro de la Agencia Nacional de Infraestructura (ANI), evento durante el cual se presentó el ambicioso plan de concesiones.

El jefe de Estado destacó que el sector privado también ha propuesto proyectos como resultado de la Ley de las Asociaciones Público– Privadas.

De hecho –precisó–, en este momento la Agencia Nacional de Infraestructura (ANI) tiene entre sus manos 16 propuestas de inversionistas privados con las que se podrían construir 12 carreteras y 4 vías férreas por 13 billones de pesos.

Eso habla de un sector privado de primer nivel, que también lidera las iniciativas para nuestro desarrollo”, dijo el presidente Santos.

Y agregó: “Esa es la idea, que multipliquemos esfuerzos el sector privado y el sector público para alcanzar la meta que nos propusimos: una inversión en infraestructura de 18 billones de pesos en dos años, que llegue al 3 por ciento del PIB”.

Palabras del Presidente Juan Manuel Santos

“Hoy les propongo un negocio. Quiero compartirles una idea.
Y es una idea que engloba un desafío de gran magnitud: construyamos —juntos— la infraestructura que le estamos debiendo a Colombia.
Después de estar parada por varias décadas, creo que podemos decir hoy que por fin por fin arrancó la locomotora de la infraestructura.
¡Éste es el año, es el punto de inflexión!

Y estamos viendo ya muy buenas señales: las obras civiles, de acuerdo al Dane, crecieron más de 23 por ciento entre abril y junio de este año frente al año anterior.
La infraestructura de transporte también creció un 15 por ciento gracias a los importantes desembolsos que se han venido haciendo para el mantenimiento y la adecuación, la construcción y la reparación de vías.

Estamos construyendo 275 nuevos kilómetros de dobles calzadas este año, acercándonos al ritmo así que logró España en los años noventa.
A este ritmo —y lo vamos a continuar—, vamos a duplicar la longitud de vías en doble calzada en este cuatrienio, y vamos a pasar de 745 kilómetros en el año 2010 a 1.700 kilómetros en el año 2014.

Con el programa que estamos lanzando el día de hoy, vamos a terminar en el año 2018 con más de 3.200 kilómetros.
Es decir, que habremos cuadruplicado la longitud de carreteras en doble calzada frente a lo que teníamos el año 2010.

Para decirlo en términos aún más sencillos, y les hablo de que seamos socios por el país y hagamos realidad juntos estos grandes proyectos de infraestructura, proyectos modernos y proyectos de largo alcance.

¿Y por qué les estoy haciendo esta propuesta? Por tres razones muy claras y para nosotros es muy importante:
Uno, Colombia está viviendo en esta coyuntura, un momento único en nuestra historia.

Dos, porque Colombia necesita para su desarrollo y para su crecimiento y para generación de empleo, infraestructura de primera clase y no la necesita dentro de dos años sino la necesita ya.

Y tres, estamos haciendo en este Gobierno una apuesta seria, un esfuerzo grande para mejorar la competitividad del país.
Como hemos podido ver, y como podemos sentir, por fortuna el optimismo del país, se mantiene e inclusive va en aumento.

Más de la mitad de los colombianos piensan que el país va por buen camino —eso lo dicen las últimas encuestas— en contraste con una reciente con la misma pregunta en Estados Unidos, que solamente el 31 por ciento decía que iba por buen camino. Si uno pregunta en Europa, la cifra es inclusive inferior a la de Estados Unidos.

Y ese optimismo es algo muy importante porque es, yo lo comparo al sol frente a las plantas, lo que hace crecer una sociedad, lo que hace crecer un país.
En un estudio de 24 países, a Colombia sólo lo superan en optimismo Arabia Saudita, China y Canadá, y estamos por encima de países como Brasil, como Suecia, como Alemania, como Francia, como Australia, como Gran Bretaña, entre otros.

Y no podría ser de otra manera porque tenemos muchas razones para sentirnos optimistas y para seguir avanzando a partir de los buenos resultados y de este sentimiento.

Y un optimismo que muchos inversionistas también comparten, por ejemplo, en la confianza que nos están depositando al comprar nuestros bonos a un precio muy favorable.

Hicimos una emisión de bonos la semana pasada. Un billón de pesos, más de 500 millones de dólares en pesos, a 10 años. Y la tasa de interés fue de 4.5 por ciento. Es la tasa más baja en toda nuestra historia.

Ustedes saben mejor que yo que los spreads son la medición de riesgo, cómo perciben los inversionistas el riesgo en el país. Esto es una demostración de que por fuera también hay optimismo en cuanto al futuro de Colombia.
Estamos, entonces, en un punto como definitivo.

Tenemos la posibilidad de construir más progreso a partir de unos fundamentales, de unos cimientos robustos y de proyectos específicos con bases sólidas.
La economía goza de una buena de salud. A pesar de la crisis que ha golpeado al mundo ¡y en qué forma!, nosotros seguimos con una economía que sigue creciendo, una economía que es fuerte en sus indicadores básicos, una economía que se ha manejado con responsabilidad.

En dos años hemos creado un poco más de dos millones de empleos. Nuestra tasa de desempleo ha venido disminuyendo mes tras mes en estos últimos 24 meses.
Ni un solo mes donde no hayamos creado empleo y donde la tasa de desempleo no haya sido inferior al mismo mes del año anterior. Y nos estamos acercando a la meta que nos propusimos de mantener el desempleo del 10 por ciento.

Hoy nuestras exportaciones están avanzando hacia una cifra que la verdad nunca calculamos ni en los sueños. Vamos a llegar a los sesenta mil millones de dólares.
También estamos llegando a casi novecientos millones de consumidores —en todo el mundo— gracias a los acuerdos comerciales que hemos puesto en marcha.
Pero sabemos que podemos hacer más. Estamos trabajando para que nuestros empresarios puedan llevar su oferta a 1.400 millones de personas en los próximos dos años.

Y así como llevamos nuestra oferta a otros mercados, también somos un destino atractivo para los inversionistas extranjeros.
Este año estemos proyectando alcanzar un nuevo record de inversión extranjera directa en nuestro país, cercano o superior a los 17 mil millones de dólares.
Esto no es otra cosa que una prueba contundente de que la confianza en nuestro país se sigue fortaleciendo.

Y a esto me refiero cuando les hablo de que Colombia está viviendo un momento único en su historia.
Hablemos ahora de la segunda razón que les mencioné al comienzo: Colombia necesita infraestructura de primera clase.

La verdad es que ésta es que en este frente, en el de la infraestructura no nos había ido muy bien. Esa tarea no era la más aprobada por todas las calificaciones.
La inversión en infraestructura de transporte había sido, durante las últimas décadas, menor al 1 por ciento del PIB. Y ustedes todos saben que es un porcentaje del PIB muy precario para tener una buena infraestructura.

Y eso, claramente, no iba en sintonía con el entorno positivo y dinámico que queremos mantener e imprimirle a la economía en el largo plazo.
Yo le decía a mucha gente, para convencerlos de la necesidad de invertir en infraestructura, que pensaran en un corredor, en un maratonista que ha entrenado juiciosamente durante meses o años.

Ese maratonista está en excelentes condiciones físicas, en excelentes condiciones mentales, pero el día de la competencia no tiene zapatos deportivos adecuados para poder correr esa maratón al ciento por ciento, aprovechando todo su talento, toda su capacidad y sin lesionarse.
Ahí es cuando uno dice: ¡Qué desilusión y qué desperdicio!

Este ejemplo me recuerda una conversación que le oí al actor Robert de Niro en una película donde interpreta a un padre que le dice a su hijo:
“No hay nada más triste que el talento desperdiciado. Uno puede tener todo el talento del mundo, pero si no hace lo correcto nada pasa. En cambio, cuando se hace lo correcto, ¿adivina qué? pasan cosas buenas”.

Y Colombia no va a ser, ni quiere, ser una historia de talentos desperdiciados, de oportunidades desperdiciadas. Por eso es que queremos que pasen cosas buenas y en este caso cosas buenas con la infraestructura.

Es así de sencillo: Tenemos las puertas abiertas al mundo, estamos llegando a mercados lejanos con nuestros productos y nuestros servicios, somos un destino ideal para la inversión, la economía va por muy buen camino y estamos inclusive en estos momentos —este es otro de los motivos por los cuales estamos pasando por un momento histórico— estamos viendo la posibilidad, después de 50 años de lograr terminar el conflicto interno colombiano.
Ahora es cuando más necesitamos construir proyectos de infraestructura que estén a la altura de esa circunstancia.
¡Esta es nuestra —así lo hemos llamado—, nuestra ventana de oportunidad!

Y debemos conectar eficientemente los centros de producción con las principales ciudades, con los puertos y con las zonas de frontera. Cosa que, infortunadamente, no había sido posible hasta ahora.

Fortalecer ese tejido va a multiplicar nuestra competitividad y nuestro desarrollo y nuestra capacidad de generar empleo y bienestar. Y eso me da pie para pasar a la tercera razón.

El Gobierno está apostando con seriedad y compromiso a mejorar la infraestructura y la competitividad del país.
Y esto lo estamos haciendo en dos frentes fundamentalmente.
El primero, una inversión ética en infraestructura.

Es decir, todo el esfuerzo y el trabajo están guiados por unos principios que yo he defendido durante toda mi carrera pública, los principios del Buen Gobierno: la eficacia, la eficiencia, la transparencia, y rendición de cuentas.

Para cumplir con estos principios creamos y fortalecimos la Agencia Nacional de Infraestructura, una agencia que va a servita también como vigilante y de garante de este gran reto.

Le hemos dado una estructura organizacional más fuerte, más competitiva para que pueda cumplir su misión de manera diligente y responsable.
Y nos logramos traer a una persona que estaba entrenada para hacer eso, antiguo presidente de McKinsey, aquí en Colombia, como es el doctor (Luis Fernando) Andrade (Director de la ANI).

También estamos comprometidos a estructurar mejor todos los proyectos por medio de una estandarización de los pliegos y los contratos, y activando un sistema de premios —y de castigos— por niveles de servicio.

Pensando en la transparencia y en la eficiencia, esos dos principios del buen gobierno, hicimos ajustes al sistema de precalificación en las licitaciones.
Vamos a establecer criterios muy claros, muy transparentes para que concursen los concesionarios que cumplan con las mejores condiciones jurídicas, económicas, financieras y de inversión.

Y así lo que queremos es garantizar, que solamente pasen la prueba los inversionistas idóneos y que —únicamente entre ellos, pasado este filtro— la variable económica sea la que finalmente decida las adjudicaciones.

Además, estamos decididos a agilizar la entrega de predios por medio de una modificación al Código de Procedimiento Civil, y vamos a presentar un proyecto de ley al Congreso para acelerar el proceso de consultas previas con las comunidades, que sabemos ha sido uno de los dolores de cabeza, de las preocupaciones de muchos inversionistas.

El objetivo permanente es perfeccionar nuestros procesos para ser más eficientes, más transparentes y más eficaces.
Y en eso tenemos un poco la escuela del mejoramiento continuo. Ustedes van a escuchar el día de hoy todas las propuestas que hay sobre la mesa para que los inversionistas se sientan cada vez más tranquilos que hay fair play , que todo el mundo va a tener las oportunidades necesarias. Inclusive vamos a hacer una especie de proceso de retroalimentación para escuchar sugerencias para ir mejorando los sistemas.

A mí me causó mucha satisfacción que en una de las licitaciones recientes que hicimos en el Invias (Instituto Nacional de Vías) los propios perdedores, en una reunión como ésta —un poco más pequeña—, se levantaron a decir: por primera vez en mucho tiempo nos sentimos totalmente tranquilos, así hayamos perdido, porque las reglas fueron totalmente transparentes. Y eso es lo que queremos que vuelva la regla y no la excepción.
El segundo frente es la inversión presupuestal. Y en este sentido también hemos estado haciendo la tarea.

Este año duplicamos la inversión en obras de infraestructura: seis billones de pesos invertidos en la construcción de puentes, túneles, calzadas, vías y aeropuertos.
Ésta es otra evidencia del buen momento en que estamos y del compromiso de este Gobierno. Buen momento en que estamos en términos de recursos, el buen momento que estamos fiscalmente.

Todas estas inversiones que estamos haciendo la estamos haciendo siempre también teniendo en cuenta la solidez de la economía, nuestra responsabilidad fiscal y tan es así que este año, a pesar de las inversiones que hemos venido haciendo, vamos a terminar con equilibrio fiscal, después de muchos años de haber tenido una situación de déficit y en algunos casos déficit crónico.

Pero necesitamos más inversión para los enormes proyectos de infraestructura que queremos construir, sin poner en riesgo nuestras finanzas públicas.
Por eso la figura de la concesión es para nosotros es ideal, porque no nos ocupa espacio fiscal, pero nos permite hacer las obras. Por eso nos intenta tanto promover esa figura de la concesión.

Y por eso también tenemos hoy la Ley de las Asociaciones Público-Privadas, que se aprobó recientemente, una Ley que también nos va a permitir a traer capital privado a las grandes obras, con unas reglas de juego claras y que permiten que el sector privado se convierta también en nuestro socio para superar este gran desafío de dar ese salto en materia de infraestructura.

Entonces tenemos ya el marco que va a facilitar la ejecución de estos proyectos, que son muy ambiciosos. ¡Y también tenemos los proyectos!
El plan que les hemos presentado hoy —la Cuarta Generación de Concesiones— es, sin duda, el plan de infraestructura más ambicioso de nuestra historia.
Con este plan vamos a construir alrededor de 30 proyectos viales valorados en 40 billones de pesos.

Las primeras seis concesiones saldrán a licitación en cuestión de 3 meses, en diciembre de este año, y tienen un costo cercano a los 8 billones de pesos.
En plata blanca, con este plan vamos a adjudicar —tan solo en los próximos dos años— ¡más de lo que se ha adjudicado en los últimos 20 años!
Esto lo haremos de manera que estas obras se ejecuten en un plazo no mayor a 6 años, porque esta tarea debemos hacerla bien, hacerla con mucha calidad, pero también con mucha celeridad, porque también necesitamos esa infraestructura lo más pronto posible.

Y el sector privado también nos ha propuesto proyectos como resultado de la Ley de las Asociaciones Público - Privadas.
En este momento la Agencia Nacional de Infraestructura tiene entre sus manos 16 propuestas de inversionistas privados con las que se podrían construir 12 carreteras y 4 vías férreas por 13 billones de pesos.

¡Eso también es muy diciente, eso habla de un sector privado de primer nivel, que también lidera las iniciativas para nuestro desarrollo y de eso se tratan las asociaciones público-privadas!

Esa es la idea, que multipliquemos esfuerzos el sector privado y el sector público para alcanzar la meta que nos propusimos: una inversión en infraestructura de 18 billones de pesos en dos años, y que llegue al umbral 3 por ciento del PIB.

Éste es un buen negocio. Por eso los invito a que ustedes sean socios; un negocio muy prometedor donde nos vamos a beneficiar todos: el país, todos sus habitantes, los concesionarios. Aquí esto es un gana-gana.

Ésta es una oportunidad para que, todos unidos, podamos generar eso que construir unidos podamos generar eso que hemos denominado en el Gobierno prosperidad y prosperidad para todos.
Y sabemos que esto va a funcionar, porque lo hemos probado en otras áreas.

Hasta hace unos años teníamos una preocupación muy grande en este país: nos iba a tocar importar petróleo sabiendo que abundaba bajo tierra, y ¿por qué?: porque no teníamos cómo aprovechar ese ‘talento’.

Afortunadamente supimos tomar las decisiones correctas. Entendimos que debíamos generar incentivos para que el sector privado se convirtiera en nuestro ‘socio’ en la exploración y en la industria de nuestros los hidrocarburos.

Y así se hizo. Se fortaleció la institucionalidad, ajustamos el marco regulatorio, y se creó la Agencia Nacional de Hidrocarburos.
¿El resultado? Conquistamos esos nuevos socios.
Le dimos la bienvenida a las más grandes petroleras del mundo —sus labores han sido muy exitosas— y resolvimos esa preocupación. Resolvimos el problema., la angustia de tener que importar…
Así vamos a hacer, y así estamos haciendo —de hecho— en el tema de la infraestructura.
Sabemos que el reto es enorme. Lo que se viene es mucho trabajo, una montaña de trabajo.
Pero, como he dicho antes, las condiciones están en su punto y en cierta forma, los astros están alineados.

Si no es ahora, si no aprovechamos este clima tan positivo, la pregunta es: ¿entonces cuándo lo podemos aprovechar?
Con estas inversiones vamos a prender sin duda alguna el motor para que esta locomotora realmente comience a moverse y a moverse en forma. Con esa locomotora vamos a construir una infraestructura a la altura del nivel de crecimiento y del desarrollo que queremos en Colombia, que es un crecimiento alto, y por eso tenemos que unirnos en este esfuerzo para que este momento histórico sea más que un futuro normal, sino un futuro verdaderamente próspero. Así lo estamos visualizando.

De manera que, apreciados inversionistas, invitados, asistentes a este foro, recuerden lo que dice ahora nuestra nueva marca. ¿Dónde podemos invertir con mucha tranquilidad, un país que está ofreciendo oportunidades como pocas en el planeta? La respuesta es Colombia.

Y ustedes pueden ser parte de esa respuesta. A eso los invito. Créanme que estamos —repito— en un momento muy especial.
Pero los necesitamos a ustedes. Yo a todos los inversionistas les digo ustedes son nuestros socios en el crecimiento, nuestros socios en el desarrollo; si a ustedes les va bien, a nosotros nos va bien.

Y con esa mentalidad, crear esas sociedades, es como crecen en forma sostenida los países y a eso espero que ustedes se entusiasmen, porque aquí lo que hay son oportunidades. 

Por El Espectador

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