El Banco de la República anunció que tras analizar la economía y encontrar que “la demanda interna continúa mostrando dinamismo en un contexto cercano a la plena utilización de la capacidad productiva”, y que “al mismo tiempo, la inflación y sus expectativas se sitúan un poco por encima del 3%”, además de que esto se “presenta en un entorno de deterioro de los términos de intercambio y de incertidumbre sobre su evolución futura y su impacto sobre la demanda agregada”, la entidad tomó la decisión de dejar quietas las tasas de referencia en 4,5%.
El Emisor, en su revisión, dejó claro que la depreciación del peso ha sido particularmente fuerte, reflejando la caída del petróleo. Por eso, “es de esperar que la devaluación del peso se traspase temporalmente a la variación del IPC de transables, al tiempo que representa un estímulo para las exportaciones y los sectores que compiten con importaciones, y modera el impacto negativo del precio del petróleo sobre las cuentas fiscales y externas del país”.
También recordaron que al final de 2014, la inflación anual terminó en 3,66%, cifra que se ubica dentro del rango meta establecido para dicho año. “La desviación respecto al punto central se explicó fundamentalmente por la corrección de caídas transitorias en algunos precios y por aumentos temporales en otros. En el mismo mes, el promedio de las cuatro medidas de inflación básica se situó en 3,06%”.