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Colombia debe permitir el desarrollo industrial

La Unión Europea revelará mañana el informe del primer año de libre comercio entre ese bloque comercial y el país. ¿Quién sale ganando?

Edwin Bohórquez Aya
08 de marzo de 2015 - 02:00 a. m.
Miriam García Ferrer, primera consejera, jefe de la sección comercial de la Unión Europea en Colombia, dice que hay cada vez más presencia de Estados miembros en Colombia: “Hace tres años éramos 12,  ya estamos 15”. / Andrés Torres
Miriam García Ferrer, primera consejera, jefe de la sección comercial de la Unión Europea en Colombia, dice que hay cada vez más presencia de Estados miembros en Colombia: “Hace tres años éramos 12, ya estamos 15”. / Andrés Torres
Foto: ANDRÉS TORRES

Con una balanza comercial a favor y un potencial en productos no tradicionales sin igual, se cumplió el primer año del acuerdo comercial entre Colombia y la Unión Europea. Y la razón de fondo es que hay 508 millones de consumidores distribuidos en 28 países que buscan ofertas de consumo exóticas, por las que pagan mucho más que lo tradicional y que acostumbran llevar constantemente en sus cuentas.
 
Por eso Miriam García Ferrer, primera consejera jefe de la sección comercial de la Unión Europea en Colombia, habla del informe comercial que revelarán mañana sobre estos primeros 12 meses de intercambio y de las relaciones entre el país y ese bloque económico, cuáles son las trabas que tienen para elevar sus exportaciones y, además, le recomiendan al país que invierta más en su industria, para que desarrolle todo el potencial que tiene.
 
¿Cómo se lee comercialmente a Colombia desde la Unión Europea?
 
Es uno de los países más atractivos de la región por varios factores: tenemos un acuerdo comercial con un marco jurídico que permite que las inversiones de las compañías europeas tengan reglas claras que antes no existían. Lo segundo es el proceso de paz, que sabemos que va a tener consecuencias a nivel económico en materia de crecimiento. Incluso, más allá del proceso, creemos que es un país muy dinámico, con mucho potencial, al que la Unión Europea le está apostando fuertemente. 
 
Son 28 países, 508 millones de consumidores. Más allá del petróleo y el carbón, ¿qué buscan?
 
Uno de los mensajes claros que queremos lanzar con este acuerdo es la diversificación, que Colombia pase de exportar materias primas, sobre todo combustibles que ya se beneficiaban con arancel cero, a exportar esos productos que son distintos y que tienen potencial en el mercado europeo. Somos 28 países con un mercado único, un producto que entra por uno de esos países ya cuenta con la libre circulación en los 27 restantes, no necesita hacer trámite de más. Y eso, también, muestra que hay 28 tipos de consumidores. La ganancia que tienen los exportadores es en cuál de esos mercados tienen mayor potencial. Es una diversidad. Y eso pasa con los frutos y comestibles. Por ejemplo, para vegetales no se exige un registro previo, eso es importante porque en otros mercados eso conlleva a trámites complejos; en el caso de la UE tenemos una reglas fitosanitarias de las más altas del mundo, estándares de calidad, nosotros nos basamos en la confianza mutua.
 
Colombia registró el déficit comercial más alto de la historia con $6.200 millones. ¿Qué lectura le dan a eso?
 
Colombia es muy dependiente de las exportaciones de combustibles y minerales, y eso tiene que cambiar para favorecer a la industria, a la competitividad. Nuestra lectura es que este país debe abrirse más y permitir el desarrollo industrial. Si logra ser competitivo internamente, lo será externamente. Interna, doméstica, pero también externa.
 
El café colombiano tiene en ustedes uno de los principales compradores. ¿Hay más potencial?
 
Mucho, porque el café colombiano fue la primera denominación de origen reconocida del exterior. ¿Eso qué quiere decir? Que el café colombiano sólo se puede llamar así si proviene de Colombia. Uno que sea de otro país, incluso porque sea de esta región, no puede llamarse así. Y ese es parte de su éxito en Europa, donde el consumidor aprecia mucho la exclusividad, el valor añadido, las características únicas. Ese es un ejemplo para que el país lo siga con otros productos. Colombia está muy avanzada a nivel regional y hay una lista de productos que se quieren proteger y por los cuales los compradores pagan más. 
 
¿Cuáles son?
 
Las artesanías de guacamaya y la cholupa de Huila, pero la lista es larga con flores, con cafés especiales, también ciertos quesos, todos con valor añadido. Y no se trata de exportar en masa, es una exportación de nicho que se vende bien.
 
En el primer año las ventas de Colombia crecieron un 10%. ¿Cuánto será en uno o dos años?
 
Poner cifras es muy complicado, estos son resultados de tan sólo un año y pudieron deberse a una venta puntual alta. Lo que nos parece interesante es que frente a la coyuntura actual de las exportaciones colombianas, que tiene tendencia a disminuir, con la Unión Europea fue lo contrario, se puede sacar provecho, vender más, a más países. Hay zonas que Colombia no conoce de la UE y con la apertura de oficinas comerciales se pueden descubrir potenciales.
 
¿Qué compran los europeos?
 
Lo que le interesa al consumidor es esa exoticidad, lo que no consigue normalmente, por eso digo que no se trata de exportar en masa, porque estaría compitiendo con países más cercanos del norte de África que venden más barato. Hablamos de frutas, pero por qué no hacerlo con prendas de vestir. Colombia tiene moda, diseño, mucho en vestidos de baño con materiales distintos a los que hay en Europa, y eso se aprecia cuando se compra.
 
¿En qué posición está Colombia para la Unión Europea en materia comercial?
 
De 34 en el mundo y 5° en América Latina. Pero en exportaciones ya es 4°, porque pasó a Argentina después del acuerdo.
 
¿Subirá la inversión de la UE en Colombia?
 
Sí, porque hay reglas claras, hay normas que lo permiten.
 
¿Sienten que hay reglas claras a pesar de que el Gobierno anunció una nueva reforma tributaria?
 
Pues ahora no hemos tenido mayores quejas.
 
¿Más empresas han manifestado su interés de venir?
 
Sí, les llama la atención el metro de Bogotá y creemos que a través del IDU se puede desarrollar.
 
¿Colombia sigue siendo un país muy proteccionista?
 
Es verdad que las relaciones están cambiando. Hemos identificado algunos temas que nos preocupan en relación con el acuerdo y que tenemos que trabajar con el Gobierno colombiano para evitar esas barreras. Pero, en general, no creo que sea proteccionista.
 
¿Cuáles son esas barreras?
 
Es un tema que El Espectador publicó recientemente y ese es la discriminación con los licores importados, que como tiene un grado de alcohol más alto entonces se les aplican impuestos mayores. Se está discutiendo ahora en el Plan Nacional de Desarrollo, y ese fue uno de los compromisos que adquirió Colombia. Eso debería estar listo para el 1° agosto de 2015. Hemos insistido porque Colombia adquirió ese compromiso de cambiar su normativa. 
 
¿Y qué otro tema?
 
El de la exportación de productos de origen animal, sean carnes, pescados o lácteos. Colombia asumió una serie de compromisos y estamos esperando, porque ahora mismo no hay nuevas autorizaciones de productos que no estaban antes del acuerdo.
 
¿Qué ha pasado con los vehículos?
 
Por el tema de la chatarrización, que es una política en la que se exige sacar de circulación un vehículo para poder entrar otro, pero si no se tienen los cupos o están muy inflados, entonces se importan los camiones, pero se quedan ahí en el puerto. Lo otro es el biocombustible, los niveles que pedían eran muy altos, sin ninguna justificación. Es que muchos de los bienes que exportamos son para producción industrial y no es el producto final, son insumos que entran más barato, y si la industria compra más barato, podrá vender más barato.
 
¿Con la eliminación de la visa se elevará ese comercio bilateral?
 
Sí, es una consecuencia de tener un libre comercio. Los empresarios se quejaban porque era complicado ese visado. Está finalizando el trámite y Colombia tiene que aprovecharlo.
 
¿Para cuándo estará lista esa eliminación?
 
Para finales de año.
 
¿La regulación de precios de medicamentos que se impuso en Colombia tocó a sus empresas?
 
El tema despertó cierta inquietud en el sector farmacéutico. Vinieron, hablaron con nosotros. Después entró en vigor y no hemos vuelto a recibir ninguna queja. Y cuando no recibimos quejas, entendemos que todo va bien y el comercio fluye.
 
El acuerdo comercial, un año después, ¿ha cumplido con sus expectativas?
 
Sí, la expectativa era que entrara en vigor rápido. Estamos satisfechos, tenía un valor comercial y sobre todo un valor político y de cooperación. Tenemos una cláusula de derechos humanos y con compartimos valores. A este país a nivel macroeconómico le ha ido muy bien, hemos acertado, tenemos mucho en común. 
 
¿Cómo es el consumidor colombiano de productos europeos?
 
Ha venido teniendo cada vez más esa visión internacional, en los supermercados hay más productos extranjeros y no son gourmet. Los vinos han bajado. La champaña ha caído de $190.000 a $120.000. Los vehículos también. 
 
¿A qué países podríamos llegar y no se ha puesto la mira?
 
 Polonia es un país del tamaño de España, con consumo enorme.
 
¿Qué oportunidades tienen aquí?
 
Los licores cuentan con mucho potencial, vinos y whiskey, porque no tienen producción nacional, son productos que ahora pueden venderse más baratos. Los productos farmacéuticos, la propiedad intelectual y los derechos de autor.
 
¿Cómo se imaginan esta relación en un posconflicto?
 
Habrá más oportunidades. Hay que reconocer que son varias Colombias, una es la que exporta, otra la que tiene los productos y no sabe cómo exportar, otra no lo tiene en sus planes. Habrá que viajar por el país, explicar porque hay muchos malentendidos, hacer entender los efectos de los acuerdos comerciales. Hay que trabajar en esas zonas donde están los productores, las cadenas de valor y que ellos vean las oportunidades.
 
 
 

Por Edwin Bohórquez Aya

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