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Conectividad al servicio de la vida

El Espectador visitó una vivienda de interés prioritario con acceso a fibra óptica.

María Alejandra Medina Cartagena / Enviada Especial, Buga
17 de mayo de 2015 - 02:00 a. m.

Carmelo Antonio Díaz no se acuerda de la marca ni del modelo del primer celular que tuvo en la vida. Sólo recuerda que era gris, con una antenita retráctil y que lo compró en una promoción pague uno lleve dos, a comienzos de los 2000, casi al tiempo que salió desplazado por la violencia en el río Raposo, en el Valle del Cauca, a los 26 años.
 
Se fue a Buenaventura a vivir del comercio de mariscos y pescados, lo que lo arrastró a descubrir la Internet, cuando en gran parte del país ya empezaba a haber un café con acceso a la red en cada esquina. Para él conectarse era una herramienta asombrosa con la que podía averiguar cuánto debía cobrar por sus kilos de mariscos. “Le preguntaba al programa qué significa 25 por 3, cuánto es. ¿Entendés?”. Internet le empezó a servir para que no lo tumbaran.
 
Desde hace un mes que tiene conexión inalámbrica en la casa, les sirve también a sus hijos cuando hacen las tareas del colegio, conectados todos desde el celular de Carmelo, porque los niños, de 11 y 13 años, no tienen teléfono propio, “todavía”. Pero ahora lo que planea es empezar a tener en línea todos sus contactos y la contabilidad de su negocio ambulante de fritos y jugos de fruta, su sustento en Buga, adonde llegó, de nuevo, escapando y para evitar que los pequeños se “contagiaran de esos malos pasos” en Buenaventura.
 
Carmelo es uno de los colombianos que encarnan las cifras de las que habla el Gobierno: de acuerdo con el reporte del Ministerio de las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (Mintic), entre el segundo trimestre de 2011 y los tres últimos meses de 2014, ha habido un crecimiento del número de conexiones a internet de banda ancha del 298,6% en el estrato uno, en el que vive Carmelo, y que tiene una tarifa subsidiada de $6.400 al mes por un año.
 
Al estrato dos, que también tiene subsidio, y al tres, asimismo, les va bien. Habla la cartera de un aumento en el acceso a banda ancha de 182,1% para el estrato dos y 74,0% para el tres. Pero, si bien las cifras son positivas, no hay que perder de vista que en el país “banda ancha” son las conexiones a internet con velocidad de bajada mayores o iguales a 1 megabit por segundo (Mbps). El promedio en los países del club de las buenas prácticas al que Colombia quiere entrar, la OCDE, es superior a 25 Mbps, y hay metas como la de llegar a 100 Mbps en los hogares estadounidenses en los próximos cinco años.
 
La conexión de Carmelo, que llega por fibra óptica, está en todo caso por encima del estándar nacional, con un ancho de banda de 2 Mbps. Guadalajara de Buga forma parte de los 1.078 municipios cubiertos en el Proyecto Nacional de Fibra Óptica (el resto de cobertura, según Mintic, se dará a través de microondas). Pero cuando se habla de banda ancha fija, para la Asociación Colombiana de Ingenieros (Aciem) una de las prioridades del nuevo ministro TIC, David Luna, debe ser en lo que tanto ha insistido la Aciem.
 
“Hemos propuesto al Gobierno Nacional que es necesario un plan de banda ancha fija. En eso estamos muy atrasados”, dice Julián Cardona, presidente de la Asociación. Reconoce la importancia del plan de despliegue que tiene el Gobierno, pero asegura: “Van a llegar a los municipios con fibra óptica, pero todavía falta que se le llegue a la gente”. Se refiere a lo que se conoce como “la última milla”, es decir, que la conexión llegue a los hogares, el usuario final. Eso, sin embargo, depende de la voluntad de los operadores de desplegar la infraestructura para ese último tramo.
 
El Día de la Internet
 
“Yo me imaginaba mucho que la tecnología iba a avanzar y va a avanzar aún más”, dice Carmelo al recordar cuando se hizo a su primer celular táctil, característica a la que sus dedos, marcados por astillazos de cuando recogía borojó y chontaduro en Raposo, ya se acostumbraron. “Los de teclado nunca me han gustado. Me gustan los táctiles para trabajar y escribo más rápido”, cuenta.
 
Ahora imagina que internet le servirá cuando curse sus estudios en ciencias, algo relativo a la tecnología. “Me ha gustado lo que es la electrónica, la ingeniería”. Pero eso es todavía un proyecto, porque su tiempo lo consume la jornada de trabajo, de 7 de la mañana a 6 de la tarde. Y la tiene que cumplir para poder pagar el crédito que pidió para comprar el piso, estuco y pintura para su apartamento, que el Gobierno le entregó en obra gris.
 
Aun así, de eso se trata el 17 de mayo, el Día Mundial de la Internet, oficialmente el Día Mundial de las Telecomunicaciones y la Sociedad de la Información, según la Unión Internacional de las Telecomunicaciones (UIT). La idea es “aumentar la sensibilización sobre las posibilidades que la utilización de internet en y otras tecnologías de la información y la comunicación pueden ofrecer a las sociedades y economías, así como posibilidades de reducir la brecha digital”, dice la UIT.
 
La celebración, que se hace desde 1969, no se puede divorciar, sin embargo, de la conciencia de que las TIC por sí mismas no reducen la vulnerabilidad social de la población. Por el contrario, cada persona “necesita tener una serie de capacidades para poder enfrentarse a estas de forma efectiva y controlada”, dijo un documento de la Universidad de Salamanca hace 10 años, capacidades como autorreconocerse: qué prioridades hay en la vida de cada uno y cómo aporta internet a ellas.
 
Los hijos de Carmelo, él mismo y sus más de 400 vecinos conectados pueden acceder a información para sus tareas y su vida que tal vez de otra forma no podrían conseguir. Por ahora, lo hacen sólo desde la casa, pues todavía no hay recursos para un plan de datos, y en el país aún es incipiente el despliegue de wifi público. En el plan que dejó el ministro saliente, Diego Molano, se contempla la oferta de conexión en plazas de mercado, terminales de transporte o parques.
Fedesarrollo define internet como la “puerta hacia la igualdad en el acceso a oportunidades”. Por ejemplo en el comercio, acceder a nuevos mercados, tal vez nuevos clientes a través de sus cuentas de Twitter y Facebook para los jugos de fruta y las órdenes de aborrajado de Carmelo.


*Artículo posible por invitación del Mintic.
 

Por María Alejandra Medina Cartagena / Enviada Especial, Buga

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