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¿Conflicto político en la OPEP?

Aunque según la organización se avecina un repunte de la producción petrolera mundial entre este año y 2013, la demanda global -producto de la crisis- aún no se recupera.

Luis E. Giusti
02 de diciembre de 2012 - 07:24 p. m.
El mayor aumento de producción petrolera en 2013 vendrá de EE.UU.  /  EFE
El mayor aumento de producción petrolera en 2013 vendrá de EE.UU. / EFE

Entre este año y el próximo se anticipan varios incrementos importantes de la producción petrolera, mientras la economía global y la demanda por petróleo continúan aflojándose. Durante 2012 Irak ha aumentado su producción en 450.000 barriles diarios (bpd) y se estima que para finales de año habrá sumado otros 150.000 bpd.

A eso hay que añadirle un incremento estimado de 200.000 bpd durante 2013. Irak es el único país miembro de la OPEP exento de cuotas, y con seguridad será reticente a cualquier llamado de la organización a cerrar producción. La mayoría de los otros países miembros está produciendo a máxima capacidad y lo más probable es que se resistan a un posible cierre.

Los integrantes del Consejo de Cooperación del Golfo, Arabia Saudita, Kuwait y Emiratos Árabes Unidos, son los únicos que no están produciendo al máximo. El mayor aumento de producción durante 2013 habrá de provenir de Estados Unidos, donde se anticipa un incremento de 900.000 bpd, y de un grupo de otros productores fuera del área de influencia de la OPEP, entre los cuales aportarán 1,6 millones de bpd.

En 2008, en Orán (Argelia), los 12 miembros de la organización lograron un acuerdo para un recorte drástico de 4,2 millones de bpd, a fin de ponerle un piso a los precios. En aquella ocasión, la gravedad de la recesión económica global y un colapso del precio por barril de US$150 a US$40 impusieron el sentido de urgencia necesario entre los miembros para tomar la dura decisión. Esta vez, la crisis que enfrenta la OPEP no es volumétricamente tan grave como la de 2008, pero el escenario político es más complicado, en especial si se toma en cuenta que los mayores productores de Oriente Medio se están acercando a un conflicto bélico.

Desde que la Primavera Árabe sacudió a la región en 2011, Arabia Saudita e Irán han incrementado la intensidad de su “batalla” por la supremacía en Oriente Medio. El cambio político en Irak, de una dictadura suní a un gobierno chiita amistoso con Irán, sumado a la pérdida de su principal aliado, el expresidente egipcio Hosni Mubarak, han asustado a los sauditas.

Casi con seguridad a Arabia Saudita le complacería ver a Irán sufrir el rigor de las sanciones con precios más bajos, mientras que ellos sin duda podrían aguantarlos por un buen tiempo, pero no pueden darse ese lujo, puesto que afectarían severamente la economía de sus aliados, Kuwait y Emiratos Árabes Unidos. Adicionalmente, la monarquía ha prometido suministrar a sus clientes “todo el petróleo” para reemplazar el volumen faltante por las sanciones a Irán.

Aunque los sauditas sostienen que ellos simplemente están manteniendo el mercado balanceado, se especula que Washington habría pedido a Riyadh que se asegure de que las sanciones no provoquen escasez petrolera. Mientras tanto, Teherán acusa abiertamente a Arabia Saudita de conspirar con EE.UU. para derrocar a su gobierno.

No hay duda de que las actuales relaciones de Irán con Arabia Saudita y sus aliados del Golfo Pérsico son bastante malas. Esa realidad en nada ayudará a forjar un convenio de recorte como el logrado en 2008. Irán podría apenas aguantar con US$100 por barril, pero si los precios se deslizan considerablemente, ese país saldría golpeado por partida doble, bajos precios y volumen reducido por las sanciones, además de la necesidad de dar descuentos para colocar su crudo. Todo esto sin duda quebrantará aún más su espíritu de cooperación dentro de la OPEP.

Como es habitual, la carga tendrá que asumirla Arabia Saudita, y, en efecto, la monarquía ya ha comenzado a recortar producción. De un pico histórico de 10,3 millones de bpd en junio pasado, los sauditas están produciendo 9,4 millones, y sus exportaciones han bajado notablemente.

Para balancear el mercado durante 2013 y mantener el precio en US$100 por barril, Arabia Saudita tendría que recortar hasta 8 millones de bpd, el nivel que asumió en 2008, pero se anticipa la gran dificultad de que Riyadh lo haga sin la participación de otros países miembros, en especial si al hacerlo terminan ayudando a Irán a mantenerse a flote.

Por Luis E. Giusti

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