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Cristina Fernández hace cuentas

Las ambiciones reeleccionistas de la presidenta argentina podrían terminar hoy en las elecciones legislativas.

Benedict Mander BUENOS AIRES
26 de octubre de 2013 - 09:00 p. m.
La presidenta argentina, Cristina Fernández de Kirchner,  no regresaría a la vida política antes del 8 de noviembre debido a que recientemente fue operada. / AFP
La presidenta argentina, Cristina Fernández de Kirchner, no regresaría a la vida política antes del 8 de noviembre debido a que recientemente fue operada. / AFP

 Luego de que el fin de semana pasado un tren se estrellara a toda velocidad contra la estación Once en Buenos Aires, hiriendo a 99 personas (es el tercer accidente grave en esta línea en los últimos dos años), los críticos trazaron paralelos entre el deplorable estado de los ferrocarriles de Argentina y el país en general.

Las ambiciones de reelección de la presidenta Cristina Fernández podrían llegar a un fin abrupto hoy, durante las elecciones legislativas de mitaca que se espera sean un fracaso para su partido. Muchos también temen que el desastre está a la vuelta de la esquina para Argentina si no se resuelven los problemas económicos.

Muchos predicen que Fernández, la líder de 60 años a quien le quedan tan sólo dos años en el poder, será reemplazada por un líder más amistoso hacia el mercado.

“Ya comenzó la batalla por la sucesión”, dijo Luis Tonelli, director de ciencias políticas en la Universidad de Buenos Aires.

Afirmó que el pobre resultado para los candidatos de Fernández en las elecciones primarias de agosto dejaba claro que sería incapaz de lograr la mayoría de dos tercios que necesita para reformar la Constitución y buscar su reelección a un tercer período. El día después de aquellas elecciones sufrió un golpe en la cabeza que luego requirió una cirugía.

Mucha de la atención estará centrada en la carrera clave que se dará en la provincia de Buenos Aires, el distrito electoral más grande, que tiene el 37% de la población, y donde la empresa encuestadora Poliarquia espera que Sergio Massa supere al candidato oficialista por 8% de los votos.

Una victoria convincente dejaría a Massa, el alcalde disidente de Tigre que fue jefe de gabinete de Fernández, en una posición fuerte para competir por la Presidencia en 2015, capitalizando así el descontento con el gobierno, mientras que conserva credibilidad al afirmar que apoya sus políticas más populares de justicia social.

También se espera que los candidatos de Fernández tengan un mal desempeño en las ciudades más grandes, donde el resto de los electores están concentrados. Las encuestas dicen que el partido gobernante podría ganar menos de un tercio del voto nacional y perder su mayoría en el Congreso.

Los niveles de aprobación de la presidenta aumentaron de 35% antes de su operación a 40% ahora, según la encuestadora Graciela Römer. Sin embargo, esto es mucho más bajo que el 54% de los votos con los que fue reelegida a la Presidencia en 2011. Además, esta ola de simpatía no parece haberse extendido hasta sus candidatos, que están luchando contra la insatisfacción de los votantes hacia la inseguridad, la corrupción endémica, el aumento en los precios y el colapso de los servicios públicos.

“Las elecciones de mitaca constituyen un posible punto de inflexión en el ciclo político, aunque todavía faltan dos años antes de que las elecciones presidenciales fijen el escenario de un cambio en el curso de la política económica”, dijo Vladimir Werning, un economista de JPMorgan.

Dice que un aumento en los “desequilibrios” de la economía, como el alto nivel de la inflación, una moneda cada vez más sobrevalorada y unas reservas extranjeras que desaparecen al veloz ritmo de US$800 millones mensuales, han aumentado las expectativas del mercado en que el nuevo gobierno tendrá que hacer ajustes económicos. “Sencillamente es imposible mantener durante más de dos años este ritmo de vaciado en las reservas”, dijo Werner, señalando que las reservas han llegado a una cifra más baja que US$35.000 millones.

La gran pregunta ahora es cómo reaccionará Fernández cuando, después de las elecciones y de la recuperación tras la operación, regrese a la vida pública. Esto no será antes del 8 de noviembre, pues según el vocero presidencial debe cumplir las órdenes de los médicos de reposar por lo menos 30 días.

“Estas elecciones son paradójicas: hay menos incertidumbre con respecto a cuáles serán los resultados, y más con respecto a cuál será la reacción de la presidenta a ellos”, dijo Römer, la encuestadora.

Aunque algunos temen que Fernández puede radicalizarse, Römer sostiene que es más probable que modere su modelo durante sus últimos años, motivada por los urgentes problemas económicos y las presiones por parte de los líderes peronistas, que quieren asegurar una transición política fluida.

En efecto, ya hay señales de moderación, como en la decisión del gobierno de conciliar los llamados por un arbitramento de US$667 millones, en el tribunal de disputas de inversión del Banco Mundial, que había pospuesto durante años a pesar de las presiones por parte de Estados Unidos. Se espera que el acuerdo desencadene US$3.000 millones en préstamos del Banco Mundial, la mayoría para pagar viejas deudas. asimismo, promete que habrá un nuevo índice de inflación luego de la continua presión por parte del Fondo Monetario Internacional para que reforme sus muy cuestionadas estadísticas.

No obstante, Eduardo Levy Yeyati, que lidera Elypsis, la consultora económica con sede en Buenos Aires, duda sobre lo lejos que el gobierno pueda o esté dispuesto a ir.

Por Benedict Mander BUENOS AIRES

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