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Las deudas de Prebuild en Colombia

La constructora lusa está enfrentada con los proveedores de una de sus unidades de negocio que fracasó.

Óscar Güesguán Serpa
21 de abril de 2015 - 04:51 a. m.
Plenty, tienda que estaba ubicada en el norte de Bogotá y que fue cerrada por ser inviable financieramente. /Cortesía
Plenty, tienda que estaba ubicada en el norte de Bogotá y que fue cerrada por ser inviable financieramente. /Cortesía

Mientras ellos denuncian que la empresa no ha cumplido con los acuerdos de pago, la firma dice que lo hará pero a largo plazo, para no poner en riesgo sus inversiones en el sector en el que está especializada.

En 2012 los medios más importantes anunciaron la llegada del grupo empresarial Prebuild. Algunos utilizaron etiquetas como “el gigante portugués de la construcción”. Uno de sus proyectos más ambiciosos fue la construcción de un parque industrial en Gachancipá (Cundinamarca), en el que una vez finalizado se habrán invertido más de US$250 millones. Recientemente patrocinaron, junto con la revista Jet Set, la fiesta de apertura del Cartagena de Indias AT Karibana Championship. La firma, que hace presencia también en Angola, Argelia, Cuba, España, Kuwait y Mozambique, goza de gran prestigio en el gremio constructor colombiano y la alta sociedad.

Las cosas marchaban tan bien para los lusos que en febrero de 2014, dos años después de haberse establecido en el país, hicieron una apuesta para diversificar sus inversiones: querían competir en otros sectores viendo una opción en el negocio del retail.

Y así nació Plenty, una tienda de accesorios para el hogar. “Fue una idea con miras a todos los consumidores de Latinoamérica, pero empezando en Colombia. La macroestrategia era tener un negocio distinto a aquel en el que estábamos, pero se hizo mal porque se planeó algo exactamente igual a lo que estaba haciendo la competencia (cadenas como Home Center)”, explica Jorge Brandão, CEO de Prebuild.

La intención de la compañía era tener más de cincuenta tiendas en el país. Los proveedores, confiados en la fortaleza empresarial, comenzaron a despachar sus productos, incluso a crédito. A la vuelta de unos meses empezaron a presentarse retrasos con el pago de las obligaciones y se inició, según los empresarios, una lucha que hoy no finaliza.

Clara Londoño, gerente de Grama Ideas Frescas S.A.S., cuenta que ante esta situación decidieron acudir a la Embajada de Colombia en Portugal. Gracias a la gestión de la misión diplomática Londoño logró recuperar parte de lo que le debían.

“Para la otra parte que nos debían se hizo un acuerdo de pago, pero empezamos a tener muchos problemas. Firmamos un nuevo acuerdo en agosto y sólo cumplieron con la primera cuota, la siguiente no. En febrero me pusieron una fecha y tampoco la cumplieron. Hace una semana tuvimos cita con ellos y nos dijeron que de malas, que los demandemos porque no van a pagar”.

La deuda que tiene esta unidad de negocio de Prebuild con los proveedores, dice Brandão, llega a US$1,2 millones, el 45% de los cuales tiene acuerdos de pago firmados; y del total de la deuda se han pagado US$500.000.

Sin embargo, lo que tiene incómodos a algunos proveedores es la forma como el grupo empresarial ha manejado la situación, en algunos casos ofreciendo mercancía a cambio de las deudas.

“Ellos vendieron todo nuestro inventario, entonces me dicen que vaya al almacén y escoja lo que me interese, pero somos una empresa y nuestro negocio no es hacer trueque”, asegura Londoño.

Aunque, como dice el CEO, es normal que un negocio fracase y cierre para no contagiar a los demás, llama la atención que una de sus estrategias en Portugal sea la de rescatar empresas que están al borde de la quiebra. En esta ocasión el error se cometió desde adentro.

Otro de los afectados fue Juan Manuel Pachón, gerente de Ocean Blue, quien despachó más de $50 millones a Plenty, pero tampoco le fueron respetadas las fechas de pago. “Nosotros despachamos a crédito porque era una empresa grande que estaba llegando al país e hicieron un lanzamiento con la ministra de Relaciones Exteriores, María Ángela Holguín, a bordo”, cuenta.

“Nos extraña es que no hay con quién hablar. Muchos empresarios colombianos están ahí porque cuando hablamos con la Embajada de Portugal nos dijeron que era una empresa muy seria y en sus oficinas el despliegue de poder era total, pero para mostrar, no para pagarnos”, agrega. Pachón logró recuperar parte de su dinero gracias a una devolución de $14 millones, pero aún le deben $6 millones.

Si bien Jorge Brandão afirma que los pagos pendientes se efectuarán, lo harán a largo plazo. “No vamos a resolver todos los problemas de inmediato porque los recursos que tenemos vamos a invertirlos en proyectos que son nuestra especialidad y no vamos a dañar las demás empresas por cuenta de un proyecto”.

No se ha logrado establecer cuántos son los afectados por la quiebra de Plenty, pero con los que consultó El Espectador basta para conocer la indignación que seguramente deben sentir los demás.

“A mí me dijeron que lo que me debían era una insignificancia con respecto a todo lo que debían y por eso les pido que me paguen. Usted es el menor de los problemas, dijeron, entonces le respondí: por eso, entonces páguenme”, relata Pachón.

 

oguesguan@elespectador.com

Por Óscar Güesguán Serpa

 

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