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Con una inversión de US$28 millones, la estadounidense Dole está instalando una planta propia para el procesamiento de vegetales y tubérculos de cuarta gama en el municipio de Madrid, Cundinamarca. El proyecto va en un 90% de avance y se espera que esté terminado en octubre, para iniciar pruebas y salir al mercado en noviembre de este año.
La división Dole Vegetales, que en Latinoamérica ya existe en Chile, Perú y Argentina, llegó al país hace dos años. Durante ese tiempo se ha adecuado un terreno de 154 hectáreas, de las cuales 145 estarán destinadas a cultivos, y las restantes, a la ubicación de la planta. Desde su aterrizaje en el país, la división también se dedicó a rastrear decenas de agricultores de la región que pudieran servir de proveedores, de los cuales se escogieron finalmente 12 por sus buenas prácticas, según Julio César Cañón, gerente general de Dole en Colombia.
La apuesta de la compañía es la producción de vegetales y tubérculos con mínimo procesamiento, también llamados de cuarta gama, que son aquellos que después de ser cosechados, son sanitizados con ácido peráctico (de origen orgánico y que no es dañino si se usa en las cantidades adecuadas, según un ingeniero químico de la Universidad Nacional consultado por El Espectador), cortados y empacados. “El producto sufre una transformación de corte y sanitizado. Luego se lleva al empaque y punto de venta”, explicó Cañón. Desde cuando arranca el proceso en muelle, según él, hasta que llega al punto de venta, se mantendrá la cadena de frío entre 0 y 4 grados centígrados para garantizar la vida útil de seis a ocho días para vegetales y de ocho a diez días para tubérculos.
La planta en Madrid ha generado 150 empleos directos y 300 indirectos, según el gerente general de la división. Su capacidad de producción inicial será de 30 toneladas diarias, de las 50 totales que se pueden obtener. Se procesarán productos como lechugas, apio y espinacas. Dole asegura que en la oferta se tuvo que incluir los tubérculos procesados, debido a que son consumidos por los colombianos en mayor proporción que las hortalizas.
El beneficio para el consumidor, según Cañón, será tener la garantía de que es un producto limpio, regado con agua de pozo, extraída de una profundidad de 250 a 300 metros bajo tierra, y que no ha sido rociada con líquido del río Bogotá, como muchos cultivos de la sabana. “Garantizamos la inocuidad”. De acuerdo con el gerente de la división, se está trabajando por la certificación ISO 22.000, que es aquella que se da a alimentos inocuos.
Según la compañía, el procesamiento que se les hará a vegetales y tubérculos garantizará que se puedan sacar de la bolsa y servirlos inmediatamente, sin necesidad de pelar, picar o lavar. “Los 200 gramos de lechuga que compras son 200 gramos que pones en el plato”, dijo Cañón.
Dole Vegetales espera ganar el 25% de participación en el mercado de vegetales de cuarta gama en el que, según Cañón, solo están agentes de capacidad micro. La distribución se hará tanto por el canal retail en grandes superficies y por el institucional. Se espera incursionar en la exportación de los productos y también entrar al negocio de las frutas de cuarta gama en el próximo año.