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Esta es una de las últimas señales de cómo la revolución del esquisto redibuja el panorama energético mundial.
Es la primera vez que la AIE hace este tipo de anuncio. También revela cómo el boom de perforación que ha permitido el acceso a las enormes reservas de petróleo y gas difíciles de obtener en Norteamérica ha cambiado el equilibro mundial del petróleo.
No obstante, otros analistas han lanzado la advertencia de que el boom de petróleo de los Estados Unidos está todavía en etapa infantil y no se puede garantizar un crecimiento sostenido que alcance los niveles estimados por la AIE.
En su pronóstico mundial de energía que publica cada año, la AIE dijo que para 2030 “Estados Unidos, que hoy importa el 20% de sus necesidades totales de energía, será casi autosuficiente en términos netos, que es una inversión dramática de las tendencias que se ven en otros países que importan energía”. Por esto, en parte la dirección del comercio internacional de petróleo giraría hacia Asia.
Si la predicción de la AIE se materializa, las implicaciones para los mercados de commodities para la geopolítica de la energía serían enormes. Algunos analistas se han preguntado si un Estados Unidos que sea energéticamente independiente dentro de 20 años aún vigilaría los críticos corredores marítimos y las rutas de suministro; y si, en este caso, su reemplazo sería China, cuya dependencia de las importaciones de crudo es cada vez mayor.
El aumento en la producción de Estados Unidos, de biocombustibles como etanos, así como petróleo “compacto” no convencional, ha sucedido al mismo tiempo que las medidas en torno al transporte impuestas por la primera administración Obama reducirían dramáticamente la demanda de petróleo.