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El consumo de los hogares

Los colombianos fueron cautos en 2015, pero esto no significa que no gastaran en lo que necesitaban y querían. La conclusión: una demanda tranquila dinamiza el mercado.

Camilo Herrera Mora *
30 de diciembre de 2015 - 08:37 p. m.

Se habla con facilidad de los problemas, pero no de las soluciones. Se habla de la devaluación, del precio del petróleo, de la balanza comercial, las tasas de interés y el déficit fiscal, pero no de cómo una economía pequeña como la colombiana sigue creciendo por encima del promedio mundial pese a todo eso.

La respuesta es simple: los colombianos. Los colombianos salvaron la economía este año, a pesar de las dificultades fiscales y de precios y la política. Los colombianos fueron cautos este año, pero esto no significó que no gastaran en lo que necesitaban y querían. Por el contrario, como la economía encontró en la devaluación y la inflación sus mecanismos de ajuste, los hogares encontraron en el gasto en entretenimiento la mejor opción para compensar el mayor valor de los alimentos, la dificultad de comprar importados y por internet, y el mayor valor de mantenimiento del arriendo y los servicios públicos en el hogar.

Por varios años Raddar y El Espectador han publicado la variable económica del año, bajo la premisa de mostrar a entendidos e interesados que muchas veces las cosas no son evidentes, pero son fundamentales. Nunca había coincidido que la variable escogida fuese a la vez el tema del Premio Nobel de Economía, como lo es en 2015 al ser reconocido Angus Deaton por sus trabajos en consumo, ingreso y pobreza. De una u otra manera, es como si la academia mundial nos recordara que la economía no es otra cosa que la suma de las decisiones de consumo de las personas y que la economía es para y por ellas.

El entorno no podía ser más difícil para los hogares: inflación de alimentos creciente y mayores precios de las tarifas de servicios públicos y arriendos, en el marco de una cantidad enorme de noticias económicas confusas que hacen pensar que el país podría estar en su peor momento económico, como lo dejaba ver el Gallup Poll. Mas en el mismo estudio, donde cerca del 70% de los encuestados consideran que la economía está empeorando, cerca del 65% de las personas indagadas dicen que están satisfechas con su calidad de vida y las cosas que pueden comprar y hacer, dejando ver que, pese a la tormenta macroeconómica, los hogares sienten que su vida va bien gracias a sus esfuerzos personales.

Esto no es nuevo. Cuando los hogares se sienten bien, pese a tener la confianza del consumidor afectada, la economía se comporta mejor de lo esperado, como ocurrió en 2007, 2010 y 2014, lo que ocurrirá con 2015, cuando el PIB crecerá cerca del 3% y el consumo de hogares por encima de eso, cerca al 3,4%. Los datos del comercio de cuentas nacionales, del comercio minorista, de Fenalco, de Nielsen, de Raddar, e incluso los de Fedesarrollo, dejan ver esta tendencia, que se oculta tras las complejas noticias macroeconómicas, monetarias y fiscales, y mientras el dólar llega a los $3.300, las boletas de los Rolling Stones se venden inmediatamente y las ventas de automóviles nuevos sólo caen 12% en una devaluación cercana al 40%, dejando ver que el mercado sigue su curso, como un río que mantiene su cauce, pese a las piedras que le botamos y las ondas que causamos.

En 2015 los colombianos les dieron una lección enorme a los rectores de la política económica del país: una demanda asustada frena una economía; una demanda tranquila dinamiza el mercado.

* Presidente de Raddar: hablo del consumo de hogares por su nombre de cuenta nacional, mas me refiero al gasto de los hogares. Hago la aclaración porque históricamente hay un error semántico en la economía que asume que el consumir es comprar, y eso no es cierto.

Por Camilo Herrera Mora *

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