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“El dólar a $3.000 es inevitable”: Alianza Valores

Así lo aseguró Felipe Campos, gerente de investigaciones económicas de Alianza Valores. Además sugirió que si el precio del petróleo cae por debajo de los US$42, es posible que la divisa estadounidense supere esa proyección.

Camilo Vega Barbosa
24 de julio de 2015 - 03:22 a. m.

La nueva realidad colombiana indica que el país deberá acostumbrarse a un dólar caro, pues el peso colombiano es actualmente una de las más devaluadas del mundo. Durante este jueves la tasa de cambio de la divisa estadounidense escaló $43 y cerró en $2.833. Además el costo del euro en el territorio nacional subió $74 y se situó en $3.117.

Las noticias internacionales han sido los principales catalizadores de la devaluación del peso colombiano. En los últimos dos meses se ha dado una seguidilla de anuncios importantes que han explotado uno tras otro, y en algunas ocasiones al mismo tiempo: el anuncio de la semana pasada de la presidenta de la Reserva Federal, Janet Yellen, advirtiendo que es posible que la primera alza de la tasa de interés estadounidense se produzca este año; el drama generado por la deuda griega, que hasta el último momento tuvo al mundo entero en vilo por la complicada negociación de su rescate; la liberación de las exportaciones petroleras de Irán, suspendidas desde 2006, y la cual pronostica un aumento en la producción mundial crudo.

Además, el más reciente anuncio del fondo de inversiones JPMorgan dio el golpe de gracia para que el dólar superara los $2.800. La corporación notificó una nueva disminución de la participación de Colombia en uno de sus portafolios de recomendaciones, el índice GBI-EM de la deuda de países emergentes. A partir del próximo 31 de julio el peso de la Nación en el referente pasará de 6,5% a 6,42%, lo cual indica que los flujos de inversión extranjera podrían disminuir ya que éste es uno de los indicadores más seguidos en el exterior. Esto provocaría que lleguen menos dólares al país, volviendo la divisa más escasa, y en consecuencia su precio podría subir.

A pocas horas de que se conociera el rebalanceo de JPMorgan el viceministro de Hacienda, Andrés Escobar, anunció que Colombia podría reducir los impuestos sobre las utilidades a los inversionistas extranjeros de deuda pública local este año, e indicó que la medida podría ser llevada al Congreso en los próximos meses. El funcionario aseguró que se debe enviar un mensaje claro a los inversionistas de que Colombia es una buena alternativa y recalcó la importancia de la integración del mercado de los países miembros de la Alianza del Pacífico.

Los niveles actuales del dólar y el euro en Colombia no se registraban desde 2003 y 2009, respectivamente, y aunque en el último año se ha vuelto recurrente que el mercado cambiario sea una de las principales fuentes de volatilidad, estos indicadores podrían seguir sorprendiendo.

Para el gerente de investigaciones económicas de Alianza Valores, Felipe Campos, “es inevitable que el dólar llegue a los $3.000. La pregunta que debe hacerse es si es posible que supere esa barrera y alcance un máximo histórico. Por el momento es difícil que se registre una tasa de cambio de $3.100 o más, pero uno de los factores que podrían ayudar a que se dé es que el petróleo reciba otro bajonazo y caiga por debajo de los US$42. Si la cotización de crudo queda por debajo de este punto, incluso podría bajar hasta los US$32”. Entonces sería aún más fuerte el alza del dólar.

Por su parte, Camilo Pérez, gerente de investigaciones económicas del Banco de Bogotá, considera que “el precio actual del dólar en Colombia está desalineado con el nivel por el que debería estar. Sin embargo, es claro que la incertidumbre y la volatilidad que hay en este momento en los mercados podrían seguir impulsando la divisa”.

Para el Gobierno, la devaluación actual del peso es positiva. Reiteradamente ha dicho que la tasa de cambio actual permite incentivar las exportaciones no tradicionales y disminuir las importaciones, lo que ayudaría a cubrir las pérdidas por las menores ventas externas del petróleo colombiano. Y contribuiría además a disminuir el déficit en la cuenta corriente, que alcanzó el 7% del PIB durante el primer trimestre de 2015, un nivel que no se registraba desde 1998.

Pero aunque ya se van a completar siete meses de una devaluación de 30%, todavía no se aprecian los beneficios en el comercio exterior de los que habla el Gobierno. Entre enero y mayo la disminución de las exportaciones fue 3,1 veces mayor que la de las importaciones, por lo que el déficit de cuenta corriente todavía no mejora. Una problemática que ha llevado al Banco de la República a advertir en varias ocasiones que el saldo negativo en este indicador es “una de las fuentes de mayor vulnerabilidad para la economía colombiana”. Lo cual es comprensible, porque los niveles actuales del referente no se registraban desde la recesión de 1998 y durante la crisis de la deuda latinoamericana a comienzos de la década de los 80.

El saldo negativo en la cuenta corriente surge cuando una nación gasta (invierte) más de lo que ahorra, lo cual genera un déficit que tiene que ser financiado por medio de emisión de deuda en el exterior. De manera que el buen funcionamiento de una economía depende en gran medida de los recursos que consiga por medio de préstamos internacionales. Y la historia mundial muestra que, en caso de perder estas líneas de crédito, como pasó en el 82 y el 98, el golpe recibido por el desequilibrio podría ser tan grande que traería consecuencias recesivas. Entonces, con un dólar buscando los $3.000, ¿qué se le vendrá a Colombia?

Por Camilo Vega Barbosa

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