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El jaque de Carlos Slim

Además de quedarse con el operador holandés, busca atajar la expansión de Telefónica, su rival a nivel global.

David Mayorga
09 de agosto de 2013 - 10:00 p. m.
La fortuna del mexicano Carlos Slim asciende a US$73.000 millones.  / EFE
La fortuna del mexicano Carlos Slim asciende a US$73.000 millones. / EFE
Foto: EFE - MARIO GUZMAN

El hombre más rico del mundo está furioso. Y la forma de demostrarlo es sacar a relucir su billetera para espantar a cualquiera que busque entrometerse en sus dominios, los cuales, para este caso, no son otros que el mercado de telefonía móvil de Europa Central.

Quien despertó su rabia fue, ni más ni menos, que Telefónica, el operador español con el que libra una fuerte batalla en los mercados latinoamericanos que podría traspasarse al Viejo Continente. La osadía del competidor consistió, simplemente, en una estrategia habitual en el mundo de los negocios: buscar nuevas ganancias en un mercado seguro.

Esa táctica se centró en Alemania, donde los ejecutivos españoles ofrecieron más de US$6.000 millones para hacerse con E-Plus, la filial del operador holandés KPN. Hasta ahí todo lucía como una simple operación de mercado, pero muy pocos se percataron de la incomodidad que la noticia causó en el mexicano Carlos Slim, el hombre con la fortuna más abultada en el mundo (según la revista Forbes, asciende a US$73.000 millones), dueño absoluto de América Móvil, el conglomerado de telecomunicaciones con el que ha extendido sus negocios a 18 países en el continente americano.

Y a otras latitudes, como la holandesa, donde posee el 30% de KPN. Por eso, tan pronto supo la noticia, movió sus fichas. La reacción inmediata de sus asesores fue un comunicado en el que expresaba la posibilidad de aumentar su participación en el operador, un anuncio que en el curso de dos semanas se volvió realidad: el millonario ha ofrecido comprar a US$3,20 las acciones de los demás accionistas. Aquella oferta, que en su conjunto asciende a US$9.600 millones, hizo que las acciones de KPN subieran 17% en la jornada de ayer en la bolsa de Amsterdam.

Parecería un simple capricho, pero la maniobra es el producto de una jugada de ajedrez ejecutada con maestría. E-Plus abarca el 15% del mercado alemán de telefonía móvil, y una transacción le daría a su comprador un acceso de lujo a un mercado de cerca de 100 millones de usuarios con alto poder adquisitivo. Pero ese camino ahora tiene un gran obstáculo.

“Telefónica tendría que aumentar significativamente su oferta por E-Plus, lo que causaría un gran aumento en su deuda y afectaría en gran proporción su habilidad de invertir en América Latina, un mercado en el que compite directamente con América Móvil”, consignó Guy Peddy, analista de la firma Macquarie Capital, en un informe enviado a sus clientes.

La deuda del operador español, según su reporte financiero de 2012, bordea los US$65.500 millones, lo que lo ha obligado a salir de negocios menos redituables, como su operación en República Checa y Eslovaquia, para disminuirla hasta los US$63.000 millones. Por eso, en una reacción instintiva ante la movida de Slim, la junta directiva de Telefónica confirmó como “definitiva” su oferta por E-Plus.

Los principales beneficiados en esta pelea son los accionistas y directivos de KPN, quienes informaron de inmediato al público que estudiarán todas las ofertas. Sobre la mesa tienen dos propuestas sólidas por US$156.000 millones que deberán decidir en asamblea extraordinaria a más tardar en septiembre.

Pero entonces podría darse una situación particular: si la compañía acepta primero la oferta de Slim, éste, ejerciendo control sobre el 100% de las acciones, podría rechazar la oferta española.

Y si lo hace, estaría asegurando una fuente muy importante de ingresos en el mediano plazo. “De ocurrir, Slim podría pedir un precio más alto o bloquear por completo la compra. En realidad, sin E-Plus, el valor estratégico de KPN se limita”, le dijo Marc Hesselink, analista del banco holandés ABN Amro, a la cadena estadounidense ABC.

El reloj, entonces, es el único que determinará el ganador de este enfrentamiento. Por un lado está Telefónica, buscando un ingreso seguro que le permita reducir su deuda; por el otro está Slim, que intenta bloquear a su competidor; y, finalmente, los inversionistas holandeses, los únicos con poder de decisión para determinar el resultado.

 

 

dmayorga@elespectador.com

Por David Mayorga

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