El movimiento cooperativo le dice Sí a la paz

Los asistentes al XV Congreso Nacional Cooperativo expresaron su compromiso con el plebiscito y reconocieron el rol fundamental de las cooperativas en el posconflicto.

Juan miguel Hernández Bonilla
26 de agosto de 2016 - 12:33 a. m.
/ Juan Miguel Hernández Bonilla.
/ Juan Miguel Hernández Bonilla.

Víctor H Pinzón tiene 94 años, es cofundador de una de las cooperativas más poderosas de Colombia y está convencido de que la única manera de transformar el país y de construir una paz estable, duradera y sostenible es cooperativizar el campo. Después de un aplauso sostenido y en medio de una ovación conmovedora, el cerebro de Coomeva se dirige al auditorio y afirma que el momento que está viviendo el país es una oportunidad histórica para que el movimiento cooperativo demuestre que la mejor forma de mitigar la concentración de la riqueza y de romper las barreras de la desigualdad y de llegar a los lugares abandonados por el Estado es la economía solidaria.

A primera vista, Pinzón parece un hombre común, pero su voz serena y decidida, labrada por el paso de los años, lo delata. Cuando el antiguo presidente de Coomeva, una cooperativa con más de $2.7 billones de activos y 176.000 millones de ingresos, propiedad de cerca de 200.000 asociados, asegura que los colombianos tenemos que desarmar nuestro espíritu y acoger a los guerrilleros en la sociedad civil, los representantes de las 207 cooperativas invitadas al Congreso se ponen de pie. Parece que nadie sin su sabiduría ni su experiencia podría poner de acuerdo a los más de 6 millones de ciudadanos asociados al movimiento cooperativo en Colombia. Pinzón sostiene que es urgente que el cooperativismo deje de lado el discurso y se dedique al trabajo: “Tenemos que invertir los tiempos, si antes le dedicábamos el 80 % a la palabra y el 20% a la obra, ahora, en tiempos de paz, tiene que ser al contrario”.

Para Pinzón, el movimiento Cooperativo tiene la responsabilidad de construir la paz en los territorios y por eso propone que un porcentaje de los 621.000 millones de excedentes de cada cooperativa, constituya un fondo para fomentar y promover la creación de nuevas cooperativas agrícolas en las que participen reinsertados, campesinos y víctimas de la violencia. En ese sentido, Mariela Reyes, representante de la Cooperativa Agropecuaria de Norte de Santander (Coagronorte), revela que a pesar de la ausencia sistemática del Estado en su región y de la presencia constante de distintos grupos al margen de la ley, los 500 pequeños agricultores asociados a la cooperativa no se preocupan por la caída de los precios o por una catástrofe ambiental o por una plaga porque están protegidos por los valores y los principios cooperativos: “aunque las políticas públicas del gobierno para promover el desarrollo agrario no hayan llegado a nuestro territorio, llevamos más de 50 años cultivando arroz y gracias al modelo económico y social de las cooperativas hemos vivido con todas nuestras necesidades básicas satisfechas”.

Por su parte, el director del Instituto de Pensamiento Liberal Héctor Riveros, quien remplazó en la intervención en el Congreso al Ministro de Posconflicto Rafael Pardo por sus compromisos en la Habana, sostuvo que la principal labor del cooperativismo en la construcción de un país en paz consiste en reconstruir el tejido social que la guerra ha destruido. Según Riveros, la alternativa idónea para restaurar los valores colectivos que necesita el país en esta etapa de transición y, sobre todo, para lograr que los ciclos de violencia no se repitan, reside en el modelo cooperativo.

Finalmente, para Carlos Ernesto Acero, Presidente Ejecutivo Nacional de la Confederación de Cooperativas de Colombia (Confecoop), el XV Congreso Nacional Cooperativo: “Cooperativas por Colombia, nuestro aporte para la paz” es el resultado de más de un año de trabajo en la consolidación de una propuesta concreta de política pública que regule y fomente la participación del movimiento cooperativo en el posconflicto: “Estamos seguros que el modelo de economía solidaria además de contribuir a la convivencia pacífica, puede promover la organización y capacitación de las comunidades, la autogestión y el desarrollo sostenible”.
 

Por Juan miguel Hernández Bonilla

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