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El polígrafo, el negocio de buscar la verdad

De 150 mil pruebas aplicadas por compañías para procesos de selección de personal durante 2009, el país pasó a 500 mil en 2013.

Óscar Güesguán Serpa
07 de octubre de 2014 - 03:45 a. m.
En el país hay 1.200 personas capacitadas para practicar pruebas de polígrafo. Tan solo 148 pertenecen a las Fuerza Militares / 123rf
En el país hay 1.200 personas capacitadas para practicar pruebas de polígrafo. Tan solo 148 pertenecen a las Fuerza Militares / 123rf

La utilización de equipos de evaluación de credibilidad para reclutamiento de personal e investigaciones de robos internos en las empresas ha aumentado exponencialmente en los últimos cinco años en Colombia, según Manuel Novoa, director ejecutivo del Instituto Latinoamericano de Poligrafía (ILP).

Desde 2009, cuando se aplicaron 150.000 exámenes de este tipo a personas que buscaban empleo, el país pasó a 500.000 en 2013. Asimismo, hace cinco años había 600 poligrafistas y para 2013, 1.200 personas ya se dedicaban a realizar estos procedimientos.

La razón principal de este crecimiento radica en que empresas, principalmente de sectores como el aeronáutico, el bancario, las grandes superficies y los concesionarios, solicitan con más frecuencia los servicios de las 76 firmas del país.

Pero ¿es ilícito que una empresa utilice los mal llamados detectores de mentiras para asegurarse de contratar a un empleado integro? ¿Hasta qué punto la aplicación de estos exámenes viola la intimidad de la persona?

De acuerdo con Ana Giacometto, experta en derecho probatorio, la utilización de herramientas como el polígrafo no viola la intimidad de una persona siempre y cuando el aspirante a un puesto de trabajo responda las preguntas y decida, en su libre albedrío, que los resultados sean entregados a la empresa solicitante. Tampoco se estaría violando la intimidad siempre y cuando las preguntas no tengan relación con su condición sexual o religiosa.

En contravía, el presidente de la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), Luis Alejandro Pedraza, considera que “este tipo de estrategias sólo tiene por objeto seleccionar trabajadores obsecuentes, controlados como máquinas de los empresarios y ajenos a los derechos de asociación y libertad sindical”.

*Un mercado de mentiras

Sobrevivir en este gremio depende, por supuesto, del nivel de exactitud y confiabilidad que ofrezcan los dispositivos, es decir, de cuál provee mayor certeza para determinar quién altera la realidad a su favor o quién tiene datos sobre hechos que pueden afectar a la compañía.

En este caso, la herramienta que tiene la confianza de las organizaciones es el polígrafo— diseñado para registrar las variaciones que se generan en la presión arterial, el ritmo cardíaco y la frecuencia respiratoria ante determinadas preguntas—, ya que su nivel de exactitud, según pruebas científicas, llega al 93% y el precio de un examen puede variar entre $130.000 y $180.000 cuando se trata de selección de personal, mientras que en los de investigación puede llegar a los $300.000.

Con el mismo fin, pero a costos mayores, existen dispositivos como el escáner de resonancia magnética funcional (técnicas de imagen cerebral que muestran las partes del cerebro que se activan ante un hecho) y el escáner de huella digital cerebral, que no ha sido utilizado en Colombia por su precio: un dispositivo puede costar US$5 millones, por lo que no es práctico para las empresas ya que, por ejemplo, un examen de selección de personal puede llegar a los US$40.000 y su interpretación necesita de un neurólogo.

Breach, representante de la empresa israelí Nemesysco, ofrece una tecnología llamada LVA. Felipe Bustamente, CEO de la firma, lo describe como un software que “coge todo el espectro de la voz, lo analiza y le aplica unos algoritmos propietarios, la cuantifica y la cualifica y define la intencionalidad de la voz de la persona que está al otro lado del teléfono”, y fue inventado por las Fuerzas Militares de Israel para hacer inteligencia en la Franja de Gaza. Según el ILP, “este analizador computarizado de estrés de voz no tiene un nivel de exactitud por encima del azar, eso quiere decir que no supera el 50%. De hecho, ninguna agencia de los Estados Unidos la utiliza, apenas un 2% o 3% de los departamentos de Policía de ese país. Los estudios que hizo el fabricante, por el contrario, aseguran que dicha tecnología tiene unos niveles de exactitud del 93%” (Ver documento).

Una vez publicado este artículo, directivos de la compañía se comunicaron con El Espectador y argumentaron que los reparos frente a su producto no están debidamente soportados y que los estudios son previos a la tecnología que ellos utilizan. Y proporcionaron algunos documentos que sostienen su versión.

Partiendo del hecho de que una tecnología no sea utilizada en Estados Unidos no necesariamente significa que tenga problemas. Ocurre, por ejemplo, con la señal de televisión. Japón tiene su propio sistema, de calidad indiscutible; Europa tiene el suyo propio (que acaba de ser adoptado por Colombia); y Estados Unidos tiene otro.

En el mismo sentido, Breach asegura que el estudio citado por el ILP no puede usarse para objetar sus productos, dado que la evaluación no corresponde a plenitud con las características del software que la empresa colombiana distribuye. En otras palabras, la tecnología de Breach es más nueva que el estudio en el que se fundamentan los reparos de Novoa. Entre las razones, por las cuales Breach dice que el estudio es sobre otra cosa, hay una que puede ser fundamental para entender el tema: Breach no vende tecnología para polígrafos, pues éstos necesariamente requieren la conexión de dispositivos a la persona a la que se le practica el examen de credibilidad. La tecnología de la empresa colombiana no usa conectores. Todo su análisis es a través del reconocimiento de la voz.

Un documento revelado por la firma Breach sostiene que la Policía Civil del Estado Río Grande del Sur (Brasil) ha usado con éxito este dispositivo en su División de Contrainteligencia del Gabinete de Inteligencia y Asuntos Estratégicos. “Las entrevistas tienen el propósito de robustecer las pruebas de las encuestas policiales”, (Ver documento)  señala una certificación de la Policía de Rio Grande do Sul conocida por este diario. La Superintendencia de Administración Tributaria de Guatemala (Ver documento) también emplea la herramienta para la evaluación de candidatos que aspiran a cargos directivos. Y hasta la Facultad de Ingeniería Industrial y Mecánica de la Universidad de Toronto emplea esta tecnología. (Ver documento)

oguesguan@elespectador.com

@oscarguesguan

Por Óscar Güesguán Serpa

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