El reto que Italia le propone a Europa

El futuro de la Eurozona dependería de la voluntad del nuevo gobierno por cumplir con las medidas de austeridad del BCE.

Michael Steen / Frankfurt, Financial Times
26 de febrero de 2013 - 10:00 p. m.
 Mario Draghi, presidente del BCE. / EFE
Mario Draghi, presidente del BCE. / EFE

El impasse político que ha resultado de las elecciones en Italia casi que podría estar diseñado para poner a prueba la solución que ofreció en septiembre el Banco Central Europeo (BCE) para eliminar los temores en torno a una disolución de la Eurozona.

Aunque Italia, que es la tercera economía más grande de la Eurozona, todavía está lejos de tener que aplicar para recibir ayuda del BCE, las condiciones que acompañan a esta asistencia son precisamente lo que los electores rechazaron claramente en estas elecciones; además, la debilidad y probable antiausteridad del gobierno seguramente no refuercen la aplicación de estas medidas.

El renovado nerviosismo de los mercados en la jornada de ayer demostró que este es un acertijo que debe ser resuelto.

Desde que Mario Draghi, presidente italiano del BCE, prometió hacer “todo lo que sea necesario” dentro del mandato del banco para salvar el euro, el programa de Operaciones Monetarias Directas (OMD), que es como se le conoce a este apoyo, les ha devuelto a los inversionistas la confianza en que el banco está listo para utilizar sus municiones ilimitadas para comprar la cantidad de bonos soberanos que deba, con el objetivo de ganarles a quienes especulan a favor de una ruptura en la zona euro.

Gilles Moec, economista del Deutsche Bank, dijo que las elecciones de Italia pusieron bajo amenaza el sistema: “La credibilidad de toda la estructura siempre dependió de la posibilidad de que un memorando de entendimiento podría hacerse de ser necesario; y sobre todo, de que podría ser implementado. Pero la votación ha demostrado que esta suposición no era necesariamente cierta”, escribió en una nota.

Ben May, economista de la firma Capital Economics, dijo: “Si se asume que Italia, por su tamaño, estaría dispuesto a desafiar la intención del BCE de implementar reformas significativas y, por cualquier motivo, el BCE no acepta involucrarse, existe el riesgo de que el apoyo que daba el programa de OMD no funcione de la manera como la gente esperaba”.

Italia aún podría esforzarse por reducir su nivel absoluto de deuda, que es de 126% de su PIB. “Durante mucho tiempo hemos sentido que hay un riesgo de que Italia necesite ayuda del resto de la Eurozona, pero no es claro cuándo”, dijo May.

Por su parte, el BCE ha sido claro sobre la necesidad de condiciones fiscales atadas al programa de OMD, así que sería difícil saber cómo justificaría un programa de compra de bonos sin una promesa de rigor fiscal por parte de Roma.

 

Por Michael Steen / Frankfurt, Financial Times

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