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¿Estamos preparados para La Niña?

Las emergencias por cuenta de sequías, inundaciones, deslizamientos y heladas se han duplicado, mostrando la vulnerabilidad del país al cambio climático y la necesidad de aumentar la capacidad de respuesta frente a sus efectos.

Cámara Colombia de la Infraestructura, CCI *
24 de mayo de 2016 - 04:37 a. m.
Se recomienda conformar planes de ordenamiento para las grandes cuencas del país y así evitar inundaciones. / Reuters
Se recomienda conformar planes de ordenamiento para las grandes cuencas del país y así evitar inundaciones. / Reuters
Foto: REUTERS - JAIME SALDARRIAGA

En las últimas semanas han aumentado las advertencias del Ideam sobre la inminente llegada al país del fenómeno de La Niña en el segundo semestre de este año, pues las probabilidades de que ocurra ya sobrepasan el 40 %. Este fenómeno climático se caracteriza por producir temperaturas frías, que incluyen un considerable aumento de precipitaciones e inundaciones en todo el territorio.

Debido a las altas probabilidades de que en 2016 Colombia se enfrente a un nuevo panorama de lluvias intensas, la Cámara Colombiana de la Infraestructura reitera las recomendaciones que transmitió al Gobierno Nacional, a raíz de los impactos generados por la ola invernal de 2010-2011, cuando se develó de forma dramática la vulnerabilidad de la infraestructura del país frente al cambio climático. Estas recomendaciones van orientadas a planear adecuadamente las obras que a mediano y largo plazo resuelvan la vulnerabilidad frente a eventos hidrológicos extremos, que impacten el sistema hidráulico y la infraestructura vial y férrea del país.

Para el componente hidráulico

Siendo Colombia uno de los cuatro países del mundo con mayor disponibilidad de agua, debe analizarse con todo el rigor y detalle la planeación, el aprovechamiento y el control del recurso, así como la prevención y atención de emergencias asociadas al cambio climático. De las recomendaciones hechas por la CCI se resaltan:

•Implementar el Programa Nacional de Proyecciones Hidráulicas, donde se revalúen los criterios con los cuales se han venido diseñando las obras hidráulicas, ya que, debido al creciente aumento de las intensidades y duraciones de las precipitaciones, los caudales estimados con las series históricas de lluvia deben ser cada vez mayores hacia el futuro.

•Gestionar el inventario detallado de las condiciones reales de la infraestructura hidráulica existente (presas, diques, canales, etc.), con el fin de establecer las necesidades urgentes de reparación, restitución, mantenimiento y su priorización.

•El procesamiento de imágenes de satélite en épocas en que se registran niveles altos a lo largo de los ríos principales permitiría identificar con claridad la magnitud y los límites de las áreas inundadas, para las cuales se deberá determinar el período de recurrencia acorde con el programa nacional de proyecciones hidráulicas.

•Introducir reglamentaciones específicas en cada uno de los Planes de Ordenamiento Territorial (POT), como mecanismo idóneo para lograr el restablecimiento de los anchos mínimos que deben existir entre diques de confinamiento, de manera que éstas sean de forzoso cumplimiento para cada cuenca, acordes con los caudales extremos previsibles.

•Estructurar un Código de Construcción y Reforzamiento de Diques, equivalente al Código Colombiano de Diseño Sismorresistente de Estructuras o al Reglamento de Agua Potable y Saneamiento Básico. Este manual debe considerar, regionalmente y por cuenca, los tiempos de recurrencia de niveles máximos, separación mínima entre diques, bordes libres, materiales y métodos constructivos, filtros y revestimientos, entre otros. Esta norma debe convertirse en un documento de obligatorio cumplimiento.

•Conformar planes de ordenamiento para las grandes cuencas: Magdalena, Cauca, San Jorge, Meta, Atrato, San Juan, Caquetá y Putumayo. Estos planes estarán orientados al uso del recurso hídrico con propósito múltiple para navegación, generación hidroeléctrica, irrigación y recreación.

•Diseñar un programa de protección de las ciudades, playas, infraestructura y estuarios costeros, donde se articulen las acciones para mitigar el impacto y la afectación sobre las costas colombianas debido al incremento de los niveles medios del mar y el riesgo de huracanes. Medidas que deben ser impulsadas por un organismo especializado, que tenga la responsabilidad de planear, prevenir y atender las emergencias relacionadas con el recurso hídrico, donde se centralicen las funciones que hoy están dispersas en diferentes entidades. Este objetivo sería posible con la creación de un ministerio de recursos hídricos.

Para el vial y férreo

Por la red vial primaria a cargo de la Nación, que cuenta con una longitud de 17.000 kilómetros, se transportan aproximadamente 180 millones de toneladas en el año y circulan 3,4 millones de vehículos, de los cuales 185.000 son tractocamiones. Ahora bien, son innumerables los factores que afectan la operación normal de los corredores viales de nuestro país, como los problemas geológicos, geotécnicos e hidráulicos, que se acrecientan en épocas climáticas extremas, generando cierres de vías y mayores costos de operación, que impactan negativamente los costos de producción de la industria y los tiempos de viaje. Al respecto, las principales recomendaciones son:

•Estructurar integralmente los corredores troncales y transversales existentes, y los que están proyectados con doble calzada, para desarrollarlos gradualmente a especificaciones de diseño óptimas, con velocidades de diseño de 80 km/h en terrenos ondulado, montañoso y escarpado, y a 100 km/h en terreno plano.

•Definir estructuras que garanticen la estabilidad y seguridad de la vía en el tiempo, como puentes, túneles, viaductos, tratamientos de taludes, obras hidráulicas suficientes, entre otras.

•Conservar o restablecer el derecho de vía en condiciones óptimas, mediante la construcción de obras ambientales.

•Evaluar mecanismos de financiación que permitan desarrollar las vías en las zonas de montaña y que garanticen la seguridad y eficiencia, por medio de la construcción de obras especializadas, como túneles y viaductos, que no pueden financiarse fácilmente con peajes.

•Es necesario evaluar e identificar los lugares críticos de la red vial nacional (emergencias) y red férrea, calificar dichos sitios críticos, de acuerdo con el nivel de riesgo (alto, mediano o bajo) y establecer las soluciones que eviten los riesgos analizados con el fin de ofrecer la mayor seguridad a los usuarios en el tiempo, independientemente de su costo, esto como consideración general para el desarrollo de los estudios de fase III de los sitios críticos de las red vial y férrea.

Actuar de manera diferente es una condición necesaria para abrir el camino hacia un futuro sostenible, y por esta razón, estrategias ambientales, económicas y sociales sólidas serán las que posibiliten la adaptación a una variedad de situaciones climáticas presentes y futuras. Igualmente, la creación de un sistema de articulación institucional que defina las necesidades en cuanto a la generación de información para la toma de decisiones y la gestión del riesgo para la prevención y atención de desastres, en el contexto del cambio ambiental global, resulta prioritaria.

De esta manera, acciones como la vigilancia del clima, el desarrollo de obras de infraestructura más seguras que soporten nuevas condiciones extremas sin que esto conduzca a peligros mayores a los ecosistemas ya alterados, la estructuración y revisión de códigos de construcción y Planes de Ordenamiento Territorial más estrictos, junto con el desarrollo de estrategias integradas de gestión como sistema de protección, permitirán resistir y disminuir la vulnerabilidad frente a todos los fenómenos asociados al cambio climático.

* Revista Infraestructura y Desarrollo, de la CCI.

Por Cámara Colombia de la Infraestructura, CCI *

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