El de hoy es un día marcado en el calendario desde hace tres años para el Gobierno colombiano. Toda su atención centrada en la ciudad de Estrasburgo, Francia, donde hacia el mediodía (hora local) el Parlamento Europeo votará si aprueba o no el acuerdo comercial firmado con Perú y Colombia.
Las apuestas y los rumores en los pasillos europeos dan cuenta de una aprobación sin mayor problema, a pesar de los múltiples reparos que la izquierda europea ha mencionado. El más reciente fue la publicación de un informe que alerta del alto riesgo de que los carteles del narcotráfico incrementen el lavado de dinero si se aprueba el articulado que elimina los controles fiscales y da plena libertad al movimiento de capitales.
Riesgos que, para la Comisión Europea, lucen menores frente al gran beneficio que todas las partes recibirán con su aprobación. “Estos acuerdos no se refieren a los mayores mercados para Europa, pero sí contribuyen a la recuperación económica y eso es importante”, señaló ayer Karel de Gucht, comisario europeo de Comercio, en el debate previo a la aprobación en el que pidió un voto positivo a todos los eurodiputados.
De momento, las cuentas están claras para todas las partes: la Unión Europea (UE) calcula un beneficio mutuo de 500.000 millones de euros en los flujos comerciales, mientras los países suramericanos esperan aumentar en 1% su Producto Interno Bruto.
“Colombia tendrá la oportunidad de diversificar mercados, pues hasta ahora sus ventas a Europa se han concentrado en un número limitado: el 98% se destina a 10 países”, señala Miriam García Ferrer, consejera comercial de la delegación de la UE.
A pesar de que la crisis financiera ha venido naufragando algunas economías comunitarias, los flujos comerciales entre ambos socios vienen creciendo a tasas modestas (ver gráfico). Sin embargo, Bogotá confía en que los números crecerán gracias a la venta de productos de alto valor agregado. “La inversión europea desde 2001 hasta 2011 alcanzó los US$9.232 millones, casi a la par que la de EE.UU”, agrega.