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Fiebre aftosa, escollo en acuerdo con México

El retiro de Venezuela del G3 propició la renegociación. El Secretario de Economía mexicano se refiere a las preocupaciones de su país.

Diana Carolina Cantillo E.
14 de marzo de 2011 - 10:00 p. m.

Hace 16 años, en 1995, Colombia firmó un tratado de libre comercio con México, el cual está en vigencia. En sus inicios fue llamado el G3 porque incluía a Venezuela como una de las partes, pero en noviembre de 2006 el presidente Hugo Chávez decidió retirarse argumentando daños a la economía nacional, competencia desleal, pérdidas de la productividad y de miles de puestos de trabajo. Tras muchos dimes y diretes, hoy la principal tensión del acuerdo corre por cuenta del virus de la fiebre aftosa.

El tema se inicia con la necesidad de Bogotá  y México de profundizar el acuerdo bilateral. Según Santiago Pardo, miembro negociador del Ministerio de Comercio de Colombia, esa profundización era necesaria “porque al acuerdo inicial excluía de su cobertura y concesiones al sector agropecuario de las dos partes. Por ejemplo, México es un gran importador de productos lácteos y  no teníamos preferencias con ellos”.

En agosto de 2009 y luego de dos años de negociaciones, finalizaron los trabajos de adecuación del TLC y se suscribieron cinco decisiones, firmadas en abril de 2010. Estas fueron el acceso a mercados, reformas a las reglas de origen, al Comité Regional de Insumos, las facultades adicionales a la Comisión Administradora y el cambio de nombre del Tratado. Así lo anunció el entonces ministro de Comercio, Industria y Turismo, Luis Guillermo Plata, en el marco de la visita del Presidente de México, Felipe Calderón, quien también aprovechó su presencia en Colombia para la firma de un Acuerdo de Doble Tributación.

Colombia logró el acceso al mercado mexicano de 3.300 toneladas de carne, 4.950 toneladas de leche en polvo, 495 toneladas de mantequilla, 110 de butteroil, 2.310 toneladas de quesos, 550 de arequipes y 550 toneladas de bebidas que contengan leche. Además del acceso pleno y sin restricciones desde el primer día de entrada en vigencia del Tratado de huevo fértil, chicharrones, chicles, alimentos a base de harinas, de avenas, productos a base de cereales, galletas dulces, barquillos y obleas; jugo de naranja y de tomate, y concentrados de frutas.

Pero a pesar de los acuerdos, en febrero de este año, en una reunión entre gremios mexicanos y el jefe de la cartera de Economía de ese país, Bruno Ferrari, salieron a la luz algunas discrepancias.

Juan Carlos Cortés, presidente del Consejo Nacional Agropecuario (CNA) (Organismo que concentra el  75% del PIB agroalimentario y el 75% de sus exportaciones agropecuarias y pesqueras), aseguró en el encuentro que el campo de su país registra un balance deficitario en su comercio exterior e insistió en que recurriría al Senado mexicano para solicitar que no se concrete el tratado con Colombia. También expresó su preocupación de que esta ampliación provocara la llegada de la fiebre aftosa a México.

Sin embargo, en este punto el Secretario de Economía mexicano, Bruno Ferrari, le explicó a El Espectador que “el gran ganador de este TLC es México. Además, el Servicio Nacional de Sanidad, Inocuidad y Calidad Agroalimentaria (SENASICA), tiene establecido un procedimiento para autorizar las  importaciones de carne de bovino a México. El propio Tratado contiene un capítulo sobre medidas sanitarias y fitosanitarias que permite a ambos países establecer el nivel de protección en la materia que consideren adecuado”.

Mientras que la Confederación Nacional Campesina de México considera que “esto puede ser un retroceso para la autonomía alimentaria sobre todo para productos agrícolas como el frijol, maíz y carne de puerco”, Ferrari reconoce que el tema más complicado de la negociación para México fue el acceso de los productos colombianos en su país, particularmente carne de res y lácteos: “se llegó a un acuerdo para ofrecer acceso a los mercados a través de cupos en estos productos”.

A pesar de la fuerte oposición de los sectores mexicanos agropecuarios, los industriales de esa nación como la Asociación Nacional de Productores de Autobuses, Camiones y Tracto Camiones (Anpact), ven con buenos ojos la profundización comercial ya que el mercado potencial de vehículos ligeros en Colombia, libre de todos los aranceles, permitiría ventas hasta por US$4.000 millones en los próximos años. Así lo señala Carlos García Fernández, presidente de Anpact y quien fue jefe negociador de ese país en el entonces G3, “la profundización del TLC con Colombia permitirá consolidar a este país como el segundo destino de nuestras exportaciones. Creo con estos damos un salto cualitativo en la dirección correcta”.

Por ahora, y a pesar de las presiones, el gobierno mexicano espera que los nuevos puntos del TLC con Colombia sean aprobados por el Senado de ese país, antes de que concluya su actual periodo de sesiones  a finales de abril de este año.

Fiebre aftosa en Colombia

En la actualidad,  73% del territorio nacional  y  75% de la población bovina en Colombia cuentan con la certificación otorgada por la Organización Mundial de Sanidad Animal, OIE, como libres de fiebre aftosa. La región centro oriental del país y la frontera con Venezuela no tienen dicha certificación, San Andrés y Providencia esperan la certificación sin vacunación, mientras que el resto tiene un estatus de zona libre con vacunación.  La enfermedad bovina llegó al país en 1950 cuando animales infectados ingresaron al departamento de Arauca procedentes de Venezuela.

Por Diana Carolina Cantillo E.

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