Por fin llegó el agua

Si bien Quibdó, Bahía Solano, Tadó y Atrato, en Chocó, tienen garantizados sus recursos, ciudades como Sincelejo encendieron las alarmas porque el proceso podría quedar a medias.

Jairo Chacón González
19 de agosto de 2013 - 09:00 p. m.
El consorcio Redes del Chocó está rompiendo las calles de Quibdó para instalar la tubería del nuevo acueducto de la ciudad. / Cortesía
El consorcio Redes del Chocó está rompiendo las calles de Quibdó para instalar la tubería del nuevo acueducto de la ciudad. / Cortesía

Desde hace quince días las calles de Quibdó están “patas arriba”, pero no precisamente por las protestas de los mineros, sino por un piquete de obreros que con retroexcavadoras y a punta de pica y pala se abren paso en medio del barro y el concreto de la capital del Chocó para construir las zanjas que contendrán la tubería del acueducto de la ciudad, en la que se invertirán cerca de $50.000 millones y que por fin dará agua potable de manera continua a los 112.886 habitantes de la ciudad.

Para muchos este anuncio hace parte del show reeleccionista del presidente Juan Manuel Santos; sin embargo, para los habitantes de este departamento olvidado y saqueado durante años, esta es la posibilidad más cercana de que se haga realidad el sueño de tener el vital líquido las 24 horas del día. “El show es lo de menos”, reconoce Tiberio Lucumí, habitante del barrio La Independencia, quien ha padecido la falta de agua toda su vida.

El consorcio Unión Temporal Redes del Chocó 2013 tiene en sus manos un contrato para la optimización de las redes del sistema de acueducto de la cabecera municipal de Quibdó o, en otras palabras, construir un acueducto. Para conseguirlo deberá instalar unos 100 kilómetros de tubería, distancia equivalente a la que existe entre Bogotá y Villavicencio.

Lo que está ocurriendo en Quibdó y en otros municipios del Chocó hace pensar a expertos que el Estado por fin está pagando el atraso social de las comunidades en materia de agua potable y saneamiento básico.

Muestra de ello es que el pasado 9 de agosto el Ministerio de Vivienda dio al servicio el suministro de agua en El Carmen de Bolívar, una población donde, como si de un episodio del realismo mágico del Nobel Gabriel García Márquez se tratara, 2.500 de las 12.522 casas recibieron agua luego de cinco intentos fallidos por tener un acueducto y de millones de pesos extraviados entre las polvorientas calles del pueblo y las oficinas del Gobierno.

Si bien para muchos colombianos puede quedar la sensación de que el programa es una estrategia electoral, el viceministro del Agua Potable y Saneamiento Básico, Iván Mustafá, insiste en que este es el momento más importante que vive el país en esa materia, pues se tienen proyectadas inversiones por $4 billones.

Sin embargo dijo que un recorte presupuestal para el próximo año podría convertirse en un obstáculo para la ejecución de los 914 proyectos, como el de Sincelejo, o para la culminación de otros sistemas en varios municipios. Si bien este año las inversiones para la ejecución de obras de acueducto y alcantarillado serán de $800.000 millones, el recorte para el próximo año podría llevarlas a $400.000 millones, unos $100.000 millones menos que el promedio que traía en ejecución el gobierno del presidente Santos.

Pese a estas turbulencias, la semana pasada el viceministro Mustafá llegó a Bahía Solano (Chocó) para suscribir un contrato por $34.000 millones con el cual cuatro municipios tendrán agua potable las 24 horas del día. Se trata de Atrato, con 11.849 habitantes; Tadó, con 34.733; Nuquí, con 8.275, y Bahía Solano, con 7.749. Se espera que en octubre estas cabeceras municipales sean las que estén con sus calles “patas arriba” para poder darle paso al agua.

En lo que va corrido de este año se han construido o ampliado 380 sistemas de acueducto y durante la actual administración 2,5 millones de personas han recibido agua potable y 2,6 millones han sido dotadas con sistemas de alcantarillado.

 

jchacon@elespectador.com

@jairochacong

Por Jairo Chacón González

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