El gobierno francés empezó este lunes a negociar con las principales organizaciones de defensa del consumidor, antes de hacerlo con las compañías petroleras y distribuidores, para bajar los precios de los carburantes, una promesa electoral del presidente socialista François Hollande.
Los ministros de Economía, Pierre Moscovici, y su colega de Consumo, Benoît Hamon, recibieron a las principales organizaciones de defensa del consumidor, antes de reunirse el martes con las compañías petroleras y los distribuidores.
En las últimas semanas, los precios de los carburantes han vuelto a subir y rozan ya los récords de marzo y abril: 1,67 euros el litro de gasolina normal, y 1,46 euros el de gasoil.
Moscovici va a reclamar el martes a las empresas que hagan un gesto bajando sus precios unos cuantos céntimos, mientras el gobierno reduce un impuesto.
El gobierno de Hollande ha optado finalmente por reducir ese impuesto en vez de bloquear los precios, como había prometido, debido a la dificultad de instaurarlo.
Mientras las asociaciones de consumidores exigen una bajada de los precios de los carburantes, a la que califican de "sangría" para los presupuestos familiares, la reunión con los industriales se presenta más complicada ya que hay muchas diferencias entre los principales distribuidores, como las compañías petroleras y los hipermercados.
Algunos de estos últimos se han comprometido a vender el carburante a precio de costo hasta finales de septiembre, lo que debería traducirse en una caída del precio del orden de 2 a 3 céntimos por litro.
Los hipermercados venden cerca del 60% del carburante en Francia, el doble que las compañías petroleras (30%), mientras que los independientes responden por el 10%.