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La generación NI-NI: jóvenes que ni estudian ni trabajan

Se calcula que el 20% de los jóvenes entre los 15 y 30 años de edad en Latinoamérica no hacen parte del sistema educativo ni del laboral.

Redacción Vivir
05 de septiembre de 2014 - 05:19 p. m.
En el mundo, sólo el 40% de los universitarios tiene una actividad acorde con sus estudios. Neil Moralee/ Flickr
En el mundo, sólo el 40% de los universitarios tiene una actividad acorde con sus estudios. Neil Moralee/ Flickr

Según las cifras de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), en América Latina y el Caribe viven 104 millones de jóvenes, y aproximadamente el 20% de ellos no estudian ni trabajan. A este grupo se le ha identificado como la generación Ni-Ni conformado por personas con todo el potencial para ser productivos pero que por diferentes razones como la desmotivación o la falta de oportunidades se encuentran desempleados.

El investigador argentino Alejandro Piscitelli está en Colombia, en el VII Congreso Internacional de la Familia realizado en la U. De la Sabana, precisamente para exponer los resultados de su reciente publicación que se encarga de analizar los impactos que esta generación tiene en la vida familiar y social.

Centrado en el sector del Bajo Boulonge en Buenos Aires, Argentina, el experto logró determinar que la problemática en la que los jóvenes no asisten al colegio, a la universidad o al trabajo se da en todos los sectores de la sociedad. Sin embargo, los índices más altos están en aquellas poblaciones que él llama desestructuradas: en donde hay lazos sociales muy débiles y problemas familiares.

Las razones al fenómeno son muchas y muy diversas. Factores como la desigualdad social, las dificultades económicas, la desequilibrio familiar, entre otras, aumentan el riesgo de la deserción escolar y la inestabilidad laboral. “Considero que es una situación generalizada en nuestros países, tanto en Colombia como en Argentina. Porque donde hay exclusión social está la generación NI-NI”, dice Piscitelli.

Para la OIT, “esta es una realidad que genera costos sociales y económicos significativos, que obstaculiza la capacidad de las empresas para innovar y desarrollar ventajas competitivas y de los sindicatos para generar acciones colectivas”, así se señaló en el documento de la organización ‘Avances 2010-2011 y perspectivas 2012-2013’.

Sin embargo, para el investigador argentino, más allá de ser un problema para las empresas, la situación es preocupante para las familias y comunidades. Según los datos recolectados en su investigación, la generación NI-NI es una población que generalmente está inmersa en las drogas y el alcohol, hecho que genera inseguridad y por supuesto malestar en los habitantes de los sectores en los que viven.

Ellos mismo reconocen que están en malas condiciones, pero cuando piensan en salir adelante se esperanzan en situaciones mágicas como ganarse una lotería o lo que es peor, en el caso de las mujeres, enamorarse de un hombre que les ofrezca mejores oportunidades”, agregó el experto.

Para las familias es un tema realmente preocupante y el cual muy pocas saben cómo enfrentar. En algunos casos, el argentino encontró, que hay situaciones realmente irónicas en las que los jóvenes tiene un ejemplo de padres fuertemente trabajadores. Pero, es ahí está el verdadero problema. Su familia ha vivido tan ocupada que no tiene tiempo para dedicarles; y esa situación es sin lugar a dudas una de las grandes causas de esta problemática.

Con base en los resultados del estudio, Piscitelli concluyó que la presencia del núcleo familiar es el componente fundamental para evitar que la generación NI-NI siga siendo un fenómeno en expansión. Pero también es indispensable pensar en la labor que tiene las escuelas en la formación de los jóvenes para que éstos comprendan las dimensiones de la responsabilidad que deben adquirir con la sociedad.

Por último, es también importante acudir a la elaboración de las políticas públicas que ayuden a hacer frente a esta situación. Según la OIT, “el mayor desafío que enfrenta la región es la consolidación de una institucionalidad estable, que permita el diseño y la ejecución de políticas de Estado que apunten al desarrollo con inclusión social, empleo productivo y trabajo decente”, sugiere el reporte dado por la organización.

Por Redacción Vivir

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