El 30 de junio de 2015 será recordado en detalle por el bloque económico que conforma la moneda del Viejo Continente. Ese martes, sin dar muchos rodeos, Grecia no logró pagar los 1.500 millones de euros que le debía al Fondo Monetario Internacional, FMI, y eso, básicamente, prueba la crisis en la que está el gobierno de Atenas, quien ha sido crítico de las presiones que, según ellos, han recibido de los mercados internacionales y sus representantes para cumplir con unos pagos que pactó el gobierno anterior.
Así, para seguir con historia, Grecia se convierte en el primer país después de la creación del bloque financiero en vaciar sus bolsillos y quedarse con los crespos hechos. Sin dinero. Ni propio ni extraño. ¿Por qué? Porque si no tiene para pagarle al FMI, tampoco podrá recibir otros recursos para pagar otras deudas. Y tiene muchas. Se trata de una lectura obvia. ¿Si no tiene con qué pagar, quién le va a prestar?
Dicen las anotaciones en el calendario que desde hace. 14 años el Fondo Monetario Internacional no recibía una noticia de este tamaño, cuando Zimbabue hizo lo mismo. Parecía que cumplirían, decían los analistas, pero el espejo retrovisor se iluminó nuevamente y Grecia está en pantalla. Atenas debe conseguir recursos para cancelar este año 5.400 millones de euros de los 21.000 millones que el FMI decidió prestarle para salir a flote y ser financieramente viable otra vez. Ahora, además de los 1.500 millones de euros que no pagó, tiene que alistar los 284 millones que se comprometió a entregar el 1 de agosto. Y de nuevo llegan los análisis obvios: ¿si no tiene con qué pagar ahora, cómo harán para cubrir lo que viene además de los intereses de lo que no pagaron? Difícil.
Entonces Grecia sin dinero y Christine Lagarde, directora gerente del FMI, caminando por la cuerda floja. “Si Grecia se hunde (...) para ella será un fracaso inmenso”, le dijo Desmond Lachman, un exfuncionario del FMI, a la agencia AFP. Hace tres años, en entrevista con El Espectador, Lagarde se refirió a Grecia. En ese momento dijo: “Hemos instado a adoptar programas centrados en el crecimiento, el empleo y la competitividad. Ahora bien, todos sabemos que estos programas son muy difíciles, dada la escala de los problemas que afrontan los países en crisis. Al mismo tiempo, todos coincidimos en que no hay otra opción que las reformas estructurales y el ajuste fiscal, necesarios para retomar el rumbo correcto. Pero los programas deben adaptarse a las necesidades de los diversos países y ser equilibrados para asegurar que la carga del ajuste sea equitativa. Nuestra propia estrategia hacia los programas ha sido encararlos de la forma más oportuna y flexible posible: desacelerando el ritmo del ajuste fiscal cuando es necesario, centrándonos en las medidas más que en las metas y, por encima de todo, haciendo hincapié en el crecimiento, y no solo en la austeridad, ya que consideramos que ambos elementos pueden conciliarse y no deberían excluirse mutuamente”.
Y con la entrada en default de Grecia, tres años más tarde esa estrategia de Lagarde claramente no ha sido la acertada. No ha funcionado. El primer plan de ayuda para Grecia se firmó en 2010. En el 2012 de la mano de la directora gerente el FMI aprobó el segundo plan para Atenas. Y ahora, cuando España, Irlanda y Portugal, las tres naciones que andaban por la misma línea roja de Grecia hace tres años y ahora hablan incluso de crecimientos en sus economías, las noticias que provienen de Atenas son más que desastrosas. No pudo pagar en la fecha acordada, su desempleo llega al 26% y su deuda alcanza el 175% de su Producto Interno Bruto. La vía por la que viaja su economía no tiene luz y andar a oscuras no le da buenos resultados a nadie.
¿Qué pasó este 30 de junio y qué pasará el próximo 5 de julio? “Tras el fracaso en las negociaciones entre la Troika (Comisión Europea, Banco Central Europeo y Fondo Monetario Internacional) y Grecia, el gobierno griego ha propuesto un referendo nacional, en el cual se cuestionará a la ciudadanía sobre la continuidad del euro como moneda legal o el retorno al antiguo Dracma, el próximo (domingo) 5 de julio. Tras esta situación, el gobierno alemán (principal acreedor de Grecia) determinó no realizar ninguna negociación hasta que se conozca el veredicto de dicho plebiscito”, detalla un análisis de Corficolombiana. Es una lectura interesante aunque no es una verdad absoluta. Está en manos de Atenas decidir si ese referendo está el futuro de toda una nación obligada a pagar lo que pidió prestado. ¿Qué quedará escrito en la historia?