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Grecia ofrece la llave para predecir futuro bancario de la UE

No es de extrañar que los funcionarios europeos estén particularmente atentos a eliminar cualquier sospecha de que la decisión sobre las necesidades de capital de los bancos de Atenas podría ser una especie de revisión para la salud de la banca de la Unión Europea en su conjunto.

Patrick Jenkins (Londres)/ Financial Times
02 de marzo de 2014 - 02:00 a. m.
Esta semana nuevamente los trabajadores públicos protestaron en Atenas por la reducción del presupuesto.  / EFE
Esta semana nuevamente los trabajadores públicos protestaron en Atenas por la reducción del presupuesto. / EFE
Foto: EFE - ORESTIS PANAGIOTOU

Hubo un momento del año pasado cuando Grecia parecía una buena noticia. Por primera vez desde que la crisis golpeó a Europa el país estaba generando unas estadísticas decentes de turismo. Estaba desapareciendo el recuerdo de Grecia como una fuente inagotable de crisis para la Eurozona.

Ahora, sin embargo, el entusiasmo saludable se está convirtiendo en un ominoso silencio. Hay una especulación cada vez mayor de que el país necesitará un tercer paquete sustancial de rescate por parte de las autoridades de la llamada troika (el Fondo Monetario Internacional, el Banco Central Europeo y la Comisión Europea). En especial, se dice que los funcionarios del FMI están convencidos de que el sistema bancario de Grecia necesita hasta 20.000 millones de euros de capital nuevo, que es mucho más que los 6.000 millones de euros que dicen las autoridades nacionales. La primera cifra se basa en las evaluaciones de asesores externos, como BlackRock.
Grecia de nuevo está en el centro de la historia. La precariedad de las finanzas del país será, por supuesto, políticamente explosiva, en especial para Alemania, donde la población sigue estando adversa a la transferencia de recursos del norte al sur.

Sin embargo, hay una segunda dimensión importante para el problema más reciente que enfrenta Grecia. La manera como se resuelva la situación de los bancos allí nos dará un conocimiento importante sobre cómo será la aproximación de las autoridades europeas al ejercicio de revisar la salud de todo el sistema bancario de la UE..

El BCE, que es el nuevo supervisor único en la Eurozona, no completará su “revisión en la calidad de los activos”, que es un análisis de la salud de los 130 bancos más grandes, hasta otoño. Lo mismo va para las pruebas de presión simultáneas por parte del supervisor general de la UE: la Autoridad Europea de Banca (AEB). Por eso, el foco sobre Grecia es un indicador temprano de un ejercicio que muchos creen que podría recuperar o echar a perder la fe de los inversionistas en la integridad del sistema bancario europeo.

Es clave establecer las razones para el rango de necesidades de capital de los bancos de este país.

Por supuesto que habrá un poco de juegos y forcejeos. Grecia quiere evitar, o al menos minimizar, el tamaño de un tercer rescate e incluso ha intentado desviar los 9.000 millones de euros de fondos para la banca de su último paquete hacia otros propósitos. Los funcionarios de la troika, en cambio, probablemente sean mucho más conservadores.

El BCE se halla en una difícil posición intermedia que hace peligrar su reputación. Como resultado de los nuevos poderes de supervisión del banco, debe reconciliar los instintos conservadores de la troika con sus deberes al administrar las pruebas. Sobre este tema podría no querer tratar a los bancos de Grecia de un forma demasiado estricta, por miedo a que pudiera ser contraproducente, no sólo para éste, sino para los otros bancos de los países rescatados.

En algunas regiones, la única opción práctica para recapitalizar a los bancos débiles es un rescate del gobierno o pérdidas por parte de los acreedores. Los activos nuevos por parte de los inversionistas comerciales no serán muchos. Pero eso a su vez genera el riesgo de fortalecer el espiral de banca y bonos soberanos que ha generado tanto caos en la crisis de la Eurozona.

Dada la situación tan delicada, no es de extrañar que los funcionarios europeos estén particularmente atentos a eliminar cualquier sospecha de que la decisión sobre las necesidades de capital de los bancos de Grecia podría ser una especie de revisión para la salud de la banca de la Unión Europea en su conjunto.

La extrapolación directa en efecto sería equivocada. La situación económica de Grecia es bastante particular. Hay además diferencias metodológicas entre la visión de capital bancario de la troika y la que tendrá la prueba de la ACB. La primera asume una aproximación macroeconómica “de arriba abajo”, incorporando una mirada a 30 años de las “probables pérdidas generales” sobre préstamos. La segunda es más micro, con un enfoque más cuidadoso sobre los próximos tres años.

A medida que las reuniones de la troika en Grecia continúan, el ruido ya está poniendo nerviosos a los inversionistas y al público en general, sobre qué tan corto de dinero está realmente el sistema bancario. Se necesita una decisión, y rápido.

Para Grecia, una aproximación demasiado estricta sería un castigo e incluso podría herir los prospectos de recuperación. Sin embargo, una opción demasiado suave corre el riesgo de matar la frágil confianza en Grecia, en el sistema más amplio de banca en la Eurozona y en la supervisión que de él haga el BCE.

 

Por Patrick Jenkins (Londres)/ Financial Times

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