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Habría sido un error defender un nivel del dólar

La mejor contribución que puede hacer el Banco de la República al buen funcionamiento de la economía, ahora y siempre, es controlar la inflación. Los precios de algunos bienes regulados y de servicios que se comercializan internacionalmente ejercieron presión inflacionaria.

Jorge Sáenz Vargas
08 de mayo de 2016 - 02:00 a. m.
José Darío Uribe, gerente del Banco de la República. / Cristian Garavito - El Espectador
José Darío Uribe, gerente del Banco de la República. / Cristian Garavito - El Espectador
Foto: ANDRÉS TORRES/ EL ESPECTADOR - ANDRÉS TORRES

“No tengo dudas de que el país estaría hoy en una profunda recesión” manteniendo la inflación sobre la meta y controlando el dólar con ajustes de tasas de interés, dice el gerente del Banco de la República, José Darío Uribe. Remarca también que la corrección de un aumento permanente o persistente de la inflación requeriría una desaceleración más larga y profunda de la economía. En respuesta a un cuestionario enviado por El Espectador, el principal banquero del país consideró que “fuertes ventas de reservas internacionales habrían sido inconvenientes e inefectivas” a la hora de tratar de controlar la tasa de cambio. La economía ha recibido choques de precios muy fuertes que han desviado la inflación de la meta, destaca.

La inflación se ha salido de madre y ya comienza a encauzarse, pero parece que el Banco de la República se quedó corto en los pronósticos. ¿En qué fallaron los análisis?

Los análisis realizados nos dicen que la inflación volverá al rango de entre 2 % y 4 % en 2017, tal como lo dijimos desde el año pasado. Este año la inflación va a terminar por encima de lo esperado, porque la intensidad de la devaluación y del fenómeno de El Niño fue mayor de lo proyectado, y porque la demanda ha mostrado gran capacidad de resistencia a los choques negativos que ha recibido la economía.

Si la inflación ha llegado a ese nivel de 7,93 % hasta abril, queda la sensación de que el Emisor desestimó la intensidad del fenómeno de El Niño.

No. Para estimar la intensidad de El Niño nos basamos en las agencias meteorológicas especializadas. Predecir con precisión la intensidad de El Niño y sus efectos sobre los precios de los alimentos no es posible.

Con esta inflación tan alta, el Banco de la República está perdiendo credibilidad. ¿Cómo explicar que no es así, con la inflación casi dos veces el nivel más alto del rango meta de 4 %?

La junta ha actuado, y con decisión. Hemos subido la tasa de interés del banco del 4,5 % en septiembre de 2015 a 7 % ahora, y tenemos el compromiso y la decisión de hacer lo necesario para que, una vez los factores temporales que han desviado la inflación de la meta desaparezcan, la inflación converja al 3 %, más o menos un punto porcentual.

¿En cuánto va a terminar la inflación este año?

Cerca del 6 %.

¿Es una buena cifra para una economía que viene en desaceleración, con la fuerte devaluación con que comenzó el año?

No es una buena cifra. Nos habría gustado que fuera mucho menor, pero la economía colombiana ha recibido choques de precios muy fuertes que han desviado transitoriamente la inflación de la meta.

¿Por qué el Banco de la República fue tan pasivo cuando la devaluación llegó a un pico tan alto?

Tratar de defender un nivel específico de tasa de cambio habría sido un gran error, pues la devaluación obedeció a cambios fuertes en factores externos, como la caída del precio del petróleo y una menor perspectiva de liquidez global. Sin ella se obstaculizarían el ajuste del déficit externo y el crecimiento de sectores sustitutos de importaciones o de sectores exportadores no petroleros. En estas condiciones, fuertes ventas de reservas internacionales habrían sido inconvenientes e inefectivas.

¿No faltó acaso más acción del banco para evitar que la tasa de cambio (dólar) alcanzara ese precio tan alto que terminó afectando la inflación?

Si hubiésemos tratado de mantener la inflación cerca de la meta, controlando el nivel de tasa de cambio mediante ajustes de la tasa de interés, no tengo dudas de que el país estaría hoy en una profunda recesión.

Aparte de los alimentos, ¿qué otros componentes presionaron la inflación?

Los precios de algunos bienes regulados y los precios de los bienes y servicios que se comercializan internacionalmente.

El banco ha elevado tasas. ¿No es contraproducente en una economía desacelerada? ¿No hay otras opciones para frenar la inflación?

No se puede ni se debe tratar de comparar mayor crecimiento con niveles más altos de inflación. El cambio en las condiciones externas ha reducido el ingreso nacional. Sin un ajuste del gasto interno, el déficit externo se haría insostenible.

¿Por qué el banco se ha convertido en tasadependiente? Para todo echa mano de las tasas de intervención. ¿No han explorado otros mecanismos?

La tasa de interés es nuestro principal instrumento de política monetaria. Otro es la posibilidad de intervenir en el mercado cambiario, pero, como dije antes, defender un nivel específico de tasa de cambio habría sido un enorme error.

¿Qué tipo de incentivo puede dar el banco para impulsar la economía de modo que no siga perdiendo fuerza?

La mayor contribución que puede hacer el banco al buen funcionamiento de la economía, ahora y siempre, es controlar la inflación. La corrección de un aumento permanente o persistente de la inflación requeriría una desaceleración de la economía más larga y profunda en el futuro.

Al banco le preocupa un panorama de desaceleración económica, inflación y más desempleo. ¿Qué hacer para revertir esas tendencias?

Como dije antes, la mejor contribución que puede hacer el Banco de la República es crear las condiciones para que, cuando pasen los choques temporales que han desviado la inflación de la meta, la inflación vuelva a estar cerca del 3 %.

¿Cree que al terminar el año decrecerá el déficit de cuenta corriente? ¿Qué tiene que hacer el Gobierno para conseguir ese objetivo? Y ¿cómo ha visto el gasto del Gobierno y los recortes de propuesto?

Esperamos una reducción del déficit en la cuenta corriente de la balanza de pagos de casi US$3.000 millones. A esa disminución contribuye la devaluación real del peso y un menor crecimiento del gasto, bien sea en el sector público o en el privado, o una combinación de los dos.

Por Jorge Sáenz Vargas

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