“Hubo aterrizajes sin el aval de la torre de control”: controladores de la Aerocivil

La denuncia fue hecha por los controladores aéreos, quienes advirtieron que durante diez minutos el cerebro de la operación aérea quedó a la deriva y perdió todo tipo de comunicación con las aeronaves.

Juan Miguel Hernández Bonilla
20 de diciembre de 2016 - 03:00 a. m.
La torre de control del Aeropuerto Internacional El Dorado de Bogotá. / Archivo
La torre de control del Aeropuerto Internacional El Dorado de Bogotá. / Archivo
Foto: GUSTAVO TORRIJOS

Angustia, impotencia, desespero e incertidumbre. Eso fue lo que se sintió en la torre de control del aeropuerto El Dorado el pasado sábado 17 de diciembre, a las 9: 20 de la mañana, cuando el sistema de vigilancia aérea empezó a fallar. “La señal de los radares se cayó y las pantallas, que permiten observar el movimiento, la velocidad y la altitud de los aviones, se apagaron”, asegura en diálogo con El Espectador Daniel Rangel, representante del sindicato de controladores de la Aerocivil.

El problema, que duró cerca de media hora, tuvo un aliciente gravísimo: el sistema de comunicaciones, o la radiofrecuencia por la que se comunican los pilotos y los controladores para coordinar el estado del vuelo y el aterrizaje, se desconectó durante diez minutos. “Todo ocurrió al mismo tiempo, estuvimos diez minutos sin ningún tipo de comunicación con las aeronaves. Vivimos una situación atípica, que comprometió la seguridad aérea del país. Además, no es la primera ni la última vez que ocurre”, añade Rangel.

Los registros de los controladores aéreos demuestran que las fallas en el sistema han sido recurrentes. En la madrugada de ayer los monitores de control se volvieron a apagar. Esta vez los inconvenientes duraron una hora y 15 minutos, y generaron una reducción de más del 60 % de las operaciones aéreas de El Dorado. Afortunadamente la pérdida de la señal se dio en un momento de muy poca densidad de tránsito. “Nos tocó regular el flujo interno, pasamos de 70 a 19 operaciones por hora”, reconoce Rangel.

Frente a estas denuncias, el coronel Édgar Sánchez, director de servicios de navegación aérea de la Aerocivil, afirma que las fallas técnicas de ayer se dieron por una fluctuación de corriente, no afectaron la seguridad de los pasajeros y fueron corregidas de inmediato. “Solucionamos el inconveniente de una manera ágil, seguimos el protocolo de seguridad y no hubo ningún inconveniente significativo”.

Sin embargo, lo más difícil de esta situación fue la hipótesis que manejan los controladores sobre el origen de los problemas: Rangel advierte que “es probable que los daños respondan a sabotajes. Creemos que hay intenciones oscuras de producir algún impacto negativo dentro de la Aeronáutica Civil, es imposible que unos equipos fallen tan seguido, ¿por que no se dañan en Baranquilla, en Medellin o en Cali? Algo está pasando”.

Para el coronel Sánchez todavía no se pueden sacar conclusiones con respecto a las causas de los hechos y es apresurado afirmar que se debieron a una actuación deliberada de algún funcionario de la entidad. No obstante, reconoce que ya habían empezado las investigaciones y que harían todo lo posible para determinar cuál fue el origen y cuál fue la reacción de los operarios. “Empezamos la indagación interna, preliminar y vamos a trasladar lo que sea pertinente a todas las dependencias de control del Estado. Si se determina que hubo actuaciones inadecuadas, el responsable deberá responder disciplinaria y penalmente”.

El problema, según el capitán Julián Pinzón, director de seguridad y asuntos técnicos de la Asociación Colombiana de Aviadores Civiles, es que no hay un backup de equipos que garantice el funcionamiento permanente de las operaciones de control en tierra. Parece que en el gremio de los pilotos hay una gran preocupación porque las fallas de los radares y del sistema de comunicación no han sido aisladas, sino recurrentes. “En muchas oportunidades se ha hablado de estos problemas y no ha habido una solución definitiva. Siempre hay una excusa o una disculpa por parte de la autoridad y las fallas se siguen repitiendo una y otra vez”, asegura Pinzón. Además, denuncia que desde hace más de un año la Aerocivil dijo que se habían comprado e instalado equipos nuevos para evitar que ocurrieran situaciones similares y no ha sido así. “Internamente hemos podido averiguar que sí hay unos equipos nuevos, pero la matriz grande sigue siendo la planta vieja. Casualmente siempre que hay una falla, la planta vieja es la que no funciona”.

Hay que recordar que en cuestiones aeronáuticas cualquier inconveniente, por más insignificante que parezca, puede tener consecuencias mortales. Más cuando se trata de fallas en los instrumentos de vigilancia y comunicación entre los controladores de vuelo y los pilotos. Para Pinzón, lo más grave del asunto es que no se hayan tomado las medidas técnicas correspondientes. “No se puede esperar a que ocurra un accidente para resolver las fallas que se vienen repitiendo desde hace tiempo. Debería existir una dualidad de equipos, un repuesto que funcione inmediatamente, como pasa en todo el mundo. No podemos esperar que se reinicie la computadora o el sistema porque tarda mucho tiempo y las decisiones en los aviones se toman en cuestión de segundos”.

Ojalá las denuncias de los controladores y de los pilotos no se queden en el olvido, como ocurre con frecuencia en el país. No puede ser que el cerebro, el centro de control de todos los vuelos del país, tenga este tipo de incidentes, alertan. Como recuerda Rangel: “Durante diez minutos no hubo forma de instruir a los pilotos en cualquier tipo de maniobra evasiva que se hubiera necesitado. Hubo varios aterrizajes sin el aval de la torre de control”.

Por Juan Miguel Hernández Bonilla

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