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La industria en 2013

El incremento en las exportaciones y la pérdida de dinamismo en el consumo interno auguran un año gris para las manufacturas colombianas. Es necesario que el Gobierno tome medidas para evitar un deterioro más profundo.

Marta Lucía Ramírez*
05 de enero de 2013 - 09:00 p. m.
La industria en 2013

Hasta el primer semestre de 2012, la economía colombiana mantuvo el ritmo de crecimiento y superó levemente las expectativas al expandirse a una tasa anual de 4,9, comportamiento que se explica en parte por el crecimiento de los sectores no transables, los cuales crecen el doble de los transables debido al debilitamiento de la producción industrial y agropecuaria.

Sin embargo, la caída del consumo interno y de la inversión extranjera dejó huella en el tercer trimestre, cuando el Dane registró un retroceso en el PIB de 2,8% frente al periodo anterior. En su informe, se evidenció que la producción industrial no levanta cabeza, pues, como lo hemos señalado desde 2010, la dinámica del sector ha sido adversa y se ha vuelto crítica desde el momento mismo en que la industria quedó excluida de las locomotoras del Plan Nacional Desarrollo, subestimando su potencial en la generación de valor agregado y de empleos.

Desafortunadamente el crecimiento deficiente de la industria no es un fenómeno estacional sino el resultante del proceso de desindustrialización que vive Colombia, sin señales de que se revierta, agravándose con el impacto negativo de la apreciación del tipo de cambio y con el presumible crecimiento que tendrán las importaciones de manufacturas dada la entrada en vigencia de los TLC con EE.UU. y la Unión Europea. Debido a la lenta recuperación de su dichas economías, desarrollarán una estrategia activa para penetrar los mercados latinoamericanos, especialmente el de Colombia que abrió indiscriminadamente su mercado sin beneficio alguno ni a las empresas ni al empleo local.

La desaceleración de la mayoría de ramas manufactureras en 2012 no obedece aún, como se ha dicho, a la crisis global sino al debilitamiento de la demanda interna y factores de oferta que ocasionan retrocesos de subsectores que registran más de un trimestre de crecimiento negativo consecutivo, tales como la refinación de petróleo, otros productos químicos, vehículos automotores y autopartes, textiles , cueros y calzado, aceites y grasas, minerales no metálicos y maquinaria.

Según la Encuesta de Opinión Industrial Conjunta de la Andi, este será un año difícil y muy similar a 2012, con una demanda internacional poco dinámica. Sin duda, son muchos los retos que tendrá que afrontar la industria, pues sentiremos con mayor rigor el impacto de la crisis global que se traducirá en la caída de precios de algunos commodities y será difícil lograr un incremento significativo en las exportaciones no tradicionales (entre enero y octubre de 2012, éstas disminuyeron en 2,8% en toneladas métricas netas).

La economía colombiana, a diferencia de lo pregonado, no está blindada frente a la inestabilidad del contexto internacional, el lánguido comportamiento de la economía europea y los problemas fiscales cada vez más críticos que afronta EE.UU.

Si tenemos en cuenta el aumento del 17% en las importaciones provenientes de nuestro principal socio comercial durante 2012, el impacto negativo sobre la demanda de manufacturas podría ser superior. Por esto la industria nacional debe enfilar baterías para desplegar estrategias de innovación y competitividad en medio de la avalancha de importaciones, mientras el Gobierno debe imponer, con mayor eficiencia, remedios comerciales cuando sean necesarios, tal como lo hacen Brasil, México y EE.UU.

Según el Índice Global de Competitividad de las Manufacturas, para 2013 existe una relación directa entre crecimiento de PIB industrial y crecimiento de la economía, lo que hace imperiosa una política industrial activa y diseñada acorde a las necesidades de empleo del país.

Nos aventuramos a pronosticar que el crecimiento de la industria manufacturera este año se situará entre 0,9% y 1,5%, siendo optimistas en que el Gobierno adopte medidas tales como una política de compras estatales, desarrollo de proveedores nacionales, estímulo al encadenamiento productivo en el sector minero energético y el posible auge de la infraestructura para enderezar el rumbo del sector fabril.

Si la locomotora de la infraestructura arranca en 2013 gracias a la labor de la Agencia Nacional de Infraestructura (ANI) y el Ministerio de Transporte, se potenciará el impulso de la construcción y obras civiles, que junto a las 100.000 viviendas prometidas por el Gobierno pueden jalonar el crecimiento de la siderurgia, la metalmecánica, los vehículos de carga, las autopartes, el cemento, la ferretería, el vidrio, las baterías sanitarias y los plásticos.

En el frente de la industria de alimentos procesados, esperamos resultados positivos del Programa de Transformación Productiva, que incluye importantes subsectores de la agroindustria como el hortofrutícola, camaricultura, lácteos, grasas y aceites, entre otros.

* Exministra y vocera de la Coalición para la Promoción de la Industria Colombiana.

Por Marta Lucía Ramírez*

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