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Innovación desde el salón de clases

Las propuestas para mejorar la eficiencia de los satélites, crear nuevos motores en videojuegos o mejorar la agricultura extensiva, compitieron en Los Ángeles con trabajos de ciencias de más de 70 países.

David Mayorga, Los Ángeles*
20 de mayo de 2014 - 03:21 a. m.
La OEA destacó la propuesta de cultivos hidropónicos desarrollada por estudiantes de Guarne. De izq. a der.: Martha Nelly Naranjo (profesora), Juan Esteban Gaviria (estudiante), Marie Levens (de la OEA), Javier Firpo (Intel), Sara Sánchez y Stefanía Hernández (estudiantes). / Cortesía
La OEA destacó la propuesta de cultivos hidropónicos desarrollada por estudiantes de Guarne. De izq. a der.: Martha Nelly Naranjo (profesora), Juan Esteban Gaviria (estudiante), Marie Levens (de la OEA), Javier Firpo (Intel), Sara Sánchez y Stefanía Hernández (estudiantes). / Cortesía

Una noticia mal interpretada. La curiosidad que despierta jugar un videojuego por varias horas. Pensar nuevas ideas para los usos que puede tener una flor. Un experimento que todos los días va demostrando una nueva aplicación. Esa obsesión de encontrar una alternativa para los agricultores del municipio. Son muestras del primer paso dado por los estudiantes colombianos para aventurarse por el arduo camino de hacer ciencia en un país más enfocado en los obstáculos que en las soluciones.

Así lo demostraron los siete grupos de estudiantes que participaron la semana pasada en la Feria Internacional de Ciencia e Ingeniería (ISEF), patrocinada por Intel, en la ciudad de Los Angeles, la cita mundial a la que acudieron estudiantes de más de 70 países para exponer las innovaciones que surgieron en un día común, en algunos casos como una tarea más, pero que trascendieron el salón de clases y siguieron su evolución.

Las ideas van desde aplicaciones en apariencia sencillas, como un calentador para ahorrar agua en lugares donde el recurso escasea, hasta proyectos que evalúan el impacto del cambio climático en la temperatura de los océanos.

O, incluso, una propuesta de ingeniería para mejorar la eficiencia de los paneles solares construidos en los satélites cúbicos (conocidos como CubeSat). “Comenzamos el proyecto después de ver una noticia en la televisión sobre explosiones solares. De hecho, creímos haber visto una, pero a medida que avanzamos nos dimos cuenta de que es imposible”, recuerda Yésica Gómez, quien junto a su compañera Melissa Santana incorporaron un flexómetro a la arquitectura del satélite de modo que siempre esté captando la energía solar al encontrarse en órbita.

Una curiosidad similar se apoderó de Juan David Quintero y David Restrepo, dos aficionados de tiempo completo a los videojuegos que se han propuesto una tarea en apariencia imposible: crear un motor gráfico lo suficientemente refinado y potente para que incorpore, dentro del mismo código, funciones de física. “Sabemos que es un proyecto a muy largo plazo. Por lo general, estos motores toman entre tres y cuatro años para desarrollarse, con el trabajo de 200 personas”, explica Quintero.

En la propuesta colombiana también sobresale la Cayena Vanidosa, un tónico capilar extraído de la flor homónima y desarrollado por Oriana Arrieta, Carlos Javier Tapia y Germán Aguas, tres estudiantes sucreños que sospecharon que aquella planta con la que se brillaban zapatos podía tener una aplicación diferente en el campo de la salud. “Hemos realizado diferentes pruebas con un grupo de 17 mujeres y encontramos que, gracias a sus nutrientes, pudo reducir la caspa hasta en un 43,6% y los problemas de caída del cabello en 39,4%”, explica Arrieta.

Un total de 1.015 proyectos de ciencias fueron presentados por los estudiantes del continente americano. De ellos, 50 fueron escogidos como sobresalientes por la Organización de Estados Americanos (OEA) y seis premiados por su alto impacto en el desarrollo regional. Entre ellos se encuentra la propuesta de cultivos hidropónicos aéreos desarrollada por Juan Esteban Gaviria, Stefanía Hernández y Sara Sánchez, tres estudiantes de la Institución Educativa Santo Tomás de Aquino en Guarne, Antioquia.

“Este es un reconocimiento muy importante a todo el esfuerzo que hemos hecho y a las soluciones que propusimos a los problemas de la agricultura extensiva en la región”, señaló Gaviria. Su trabajo consiste en un sistema que potencia los nutrientes de los alimentos gracias a la hidratación cíclica, innovación que surgió de los cultivos que dominan su municipio y que veía todos los días de camino al colegio.

Estos trabajos, además, tienen un común denominador: el esfuerzo más allá de los obstáculos que encuentran a diario, que parecieran surgir para detener su impulso. En la forma de aquel profesor obsesionado más con sus ausencias que con los avances científicos o del funcionario público que promete recursos que nunca asigna. Afortunadamente, los estudiantes también se toparon con un profesor lo suficientemente tozudo como para guiarlos en cada nuevo avance y con instituciones promotoras de la ciencia que les permitieron no solo probar su conocimiento más allá de su municipio sino del país.

 

* Nota posible gracias a la invitación de Intel.

 

dmayorga@elespectador.com

Por David Mayorga, Los Ángeles*

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