¿Qué le espera a Colombia en el 2017?

Los efectos de la reforma tributaria, un Banco de la República bajando tasas, una inflación tocada por los incrementos de comienzo de año y un precio del petróleo recuperándose. Por ahí está la respuesta.

Munir Jalil, jefe de investigaciones para la Región Andina de CITI
08 de enero de 2017 - 05:00 p. m.
La volatilidad en las monedas será una variable para tener en cuenta en 2017, dice el experto financiero. / Bloomeberg
La volatilidad en las monedas será una variable para tener en cuenta en 2017, dice el experto financiero. / Bloomeberg
Foto: Bloomberg - Chris Goodney

Lo primero que puede decirse acerca del comportamiento del nuevo año es que muy probablemente veremos más volatilidad en los precios de las monedas, las acciones y los bonos. Hasta este año, los factores generadores de volatilidad en estos mercados venían dados por movimientos de bancos centrales de países desarrollados, los cuales venían con políticas laxas que se traducían en alta disponibilidad de efectivo y tasas de interés extremadamente bajas. Ya para el 2017 vemos que este escenario puede estar llegando a su fin. Al mismo tiempo, los precios de los bienes básicos, particularmente del petróleo para nosotros, explicaban la otra parte de la historia, ya que con precios bajos la expectativa de ingresos futuros caía, haciéndonos más pobres. En este caso, nuestra expectativa con respecto al precio del petróleo es que el mismo se recuperará el año entrante, permitiendo que se observe una mejora de un poco más del 20 % en promedio. Esto sería una excelente noticia, de no ser por las caídas en producción que el país ha experimentado durante el 2016 y que nos hacen preguntarnos sobre la capacidad de la industria petrolera de mantener la producción actual de 860.000 barriles el año entrante.

Un factor de incertidumbre adicional para el año entrante lo hemos catalogado como el riesgo vox populi. Este riesgo es de suprema importancia porque se ha originado en el mundo desarrollado y se está traduciendo en plataformas políticas populistas que alimentan los nacionalismos y las fuerzas antiglobalización. Así es como el 2017 será un año más incierto, ya que nos encontraremos ante una etapa de decisión en el mundo que podría llevarnos, en el peor de los extremos, a disminuciones en el comercio internacional.

Además del contexto externo, el país tiene sus propios retos. Por un lado, la economía colombiana ha venido ajustándose a su nueva realidad en materia de ingreso proveniente del resto del mundo. En 2013 llegamos casi a vender un poco más de US$60.000 millones y este año estaremos por los US$32.000 millones. La pérdida de ingreso ha sido significativa y, por ende, nuestra capacidad de compra de bienes extranjeros se ha visto reducida. Es por todo lo anterior que los productos importados se incrementaron de precio, ya que la disponibilidad de dólares en el país cayó. El efecto secundario de este ajuste es que la actividad económica se debilitó, ya que también cayeron las compras de materias primas y bienes de capital que normalmente el país hace y que colaboran en la creación de PIB. De esta forma, el año entrante este ajuste continuará, y ello significa que no podemos esperar un crecimiento económico sobresaliente. Habiendo dicho eso, al esperar un crecimiento de 2,3 % para el 2017, vemos que va a ser posible crecer un poco más que el 1,7 % que esperamos de crecimiento para este año. Los sectores claves para el año entrante serán la construcción, el sector agrícola, cuya producción estuvo negativamente afectada por el fenómeno de El Niño, y el sector manufacturero, que se desacelerará pero continuará mostrando un nivel de crecimiento cercano al 3 %.

La inflación debería continuar su proceso de disminución, ya que los precios de los alimentos deberán retornar a niveles compatibles con condiciones de oferta más favorables. Sin embargo, los nubarrones en este rubro se pueden generar por parte de los incrementos que se dan a comienzo de año y los potenciales efectos que el incremento del IVA puede generar sobre algunos rubros que hacen parte de la canasta familiar. También, saltos muy bruscos en el precio del dólar podrían terminar afectando los precios de bienes importados.

Es producto de esta combinación de unos precios cayendo y una actividad económica debilitándose que el Banco de la República decidió comenzar a bajar sus tipos de interés con la esperanza de que esto ayudará a que la actividad económica se recupere hacia finales del año y comienzos de 2018. Muy probablemente veremos a un Emisor muy activo, bajando sus tasas durante buena parte del primer semestre.

El otro factor generador de incertidumbre estará dado por los efectos de la reforma tributaria. La reforma es más que necesaria, debido a la disminución de ingresos tributarios que sufrió el Gobierno y que hace necesario su reemplazo, ya que no reemplazar los mismos tendría consecuencias negativas en lo que corresponde a la calificación del país y, por ende, al costo de conseguir recursos en el futuro. Por ello siempre se habla de que esta reforma tendría un impacto negativo a corto plazo, ya que reduciría el consumo, pero positivo a mediano plazo, ya que permitiría que el Gobierno pueda continuar con su política social.

Por Munir Jalil, jefe de investigaciones para la Región Andina de CITI

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