Las lecciones del censo agropecuario

El DANE y comunidades indígenas y afros hablan de lo que salió bien en el proceso censal y lo que habrá que cambiar o mejorar para el próximo año.

María Alejandra Medina Cartagena
02 de septiembre de 2015 - 03:32 a. m.

El Censo Nacional Agropecuario (CNA), cuyos resultados serán presentados en once entregas semanales a partir de este miércoles, cubrió todo, menos el 1,2% del territorio rural disperso del país. Ahí, pese a que en las consideraciones generales que se expusieron hace casi tres semanas y en lo que difundieron los medios de comunicación no se habló de hallazgos particulares relacionados con comunidades indígenas y afros, estas por supuesto estuvieron incluidas, para un total de 773 resguardos indígenas y 181 tierras de comunidades negras censados.

Tanto el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE), como otras instancias, entre ellas la Organización Nacional Indígena de Colombia (ONIC), ven en el ejercicio censal que se hizo un hecho sin precedente, pues fue un proceso consultado y concertado entre Gobierno y pueblos indígenas. “Participamos en gran parte del operativo censal, discutimos sobre el instrumento, pudimos decir que se incluyeran algunas categorías como territorios indígenas, que son diferentes de los resguardos”, cuenta Luis Fernando Arias, consejero mayor de la ONIC.

“Es la primera vez que Colombia hace un Censo Nacional Agropecuario incluyente, en el que las comunidades afro e indígenas fueron los censistas”, asegura Mauricio Perfetti, director del DANE. Y, pese a que de entrada reconoce que una cosa fue el proceso censal con indígenas y otra con los afros, Perfetti ve ambos como exitosos. “Hicimos el marco censal con las comunidades étnicas, una cartografía social que no existía en el país”. Dice Arias que lo que se llevó a cabo fue una georreferenciación en conjunto con el DANE para ubicar y saber dónde están las comunidades, cómo llegar a ellas, cuánto cuesta y qué se puede encontrar en cada una.

En el caso de las comunidades afros, el proceso fue más complicado. Decisiones del Consejo de Estado y de la Corte Constitucional han dejado sin piso y han ordenado reformular la interlocución entre las comunidades negras y el Gobierno. “Después de natilla y buñuelos se convocó a las comunidades para desarrollar un proceso a nivel departamental, en la vía de poder crear el espacio de consulta e interlocución. Eso conllevó a que el espacio se reventara y que, por ejemplo, el Plan Nacional de Desarrollo no se pudiera consultar”, afirma Dora Vivanco, de la Conferencia Nacional de Organizaciones Afrocolombianas.

De acuerdo con Perfetti, el concepto de las altas cortes no fue obstáculo para que hubiera concertación también con los afros: “Tocó aplicar algo diferente. Fuimos casi directamente a las bases, en todas las regiones, a los consejos comunitarios, e hicimos reuniones con ellos”. Por su parte, Vivanco cree que si bien con las comunidades indígenas hay avance en georreferenciación, en el caso afro, no: “Se vino trabajando conjuntamente en una ruta para llegar a una mayor cantidad de población, pero es claro que no se dio en todo el territorio”.

El reparo de la ONIC va en el mismo sentido. De acuerdo con Arias, el censo no llegó a todas las comunidades, aunque no tienen certeza de en qué proporción. Algo que esperan que no se repita en el censo poblacional planeado para 2016. “El tema de población nos es fundamental, porque eso definirá los recursos de asignación del sistema general de participación al que tienen derecho las comunidades indígenas”. Perfetti, por su lado, recordó que, en el proceso de inclusión del CNA, las conversaciones se hicieron con las instancias que a nivel nacional representan a las comunidades. En ese sentido, los vacíos a nivel local deben preverse y subsanarse en diálogo entre locales y nacionales.

Pese a que el objetivo del Censo Agropecuario tenía un enfoque productivo con respecto a la tierra, allí quedó plasmada una pregunta de autorreconocimiento: ¿A qué grupo cree la gente que pertenece? Al respecto, la Mesa Interétnica Censal —una iniciativa de organizaciones afrodescendientes e indígenas en conjunto con instituciones como el Observatorio de Discriminación Racial de la Universidad de los Andes y el Grupo de Investigación sobre Igualdad Racial, Diferencia Cultural, Conflictos Ambientales y Racismos en las Américas Negras (Idcarán) de la Universidad Nacional de Colombia— cree que la formulación de las preguntas de cara al censo poblacional de 2016 debe ser más meticulosa.

Se espera que el censo indague sobre cómo se definen las personas: afrocolombianos, negros, palenqueros, raizales, rom, entre otros. Según la Mesa, con una sola pregunta no basta, sino que el autorreconocimiento debe ser elemento transversal en el cuestionario. Por ejemplo, preguntar si para atención en salud una persona va al hospital, al centro de salud o una partera, puede ser también diciente de ese autorreconocimiento.

Por esa razón, el llamado que hacen es a que la investigación que se ha hecho con las universidades y observatorios que integran la Mesa se tenga en cuenta en la construcción del censo poblacional, que, al igual que el CNA, será pieza clave, si no la más, para la formulación de políticas públicas. Por el lado de las comunidades afros, lo que esperan es llevar a cabo un proceso de consulta previa, para lo que el Ministerio del Interior ya habría dado un primer paso con la expedición de una circular en junio 11 de 2015, en la que se dan pautas para la conformación de comisiones consultivas departamentales en Bogotá y de alto nivel para comunidades negras, afrocolombianas, raizales y palenqueras.

Por ahora, Perfetti asegura que el censo de población apenas está en construcción, por lo que sería apresurado decir qué se va a incluir y cómo.

 

Por María Alejandra Medina Cartagena

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