Los colombianos frente a la equidad agraria y la democracia

El Espectador revela los detalles de la encuesta del Observatorio de Restitución y Regulación de Derechos de Propiedad Agraria.

Francisco Gutiérrez Sanín * y Margarita Marín ** / Especial Para El Espectador
20 de diciembre de 2014 - 09:00 p. m.
Los colombianos frente a la equidad agraria y la democracia

La gran mayoría de los colombianos creen que la tierra está mal repartida y apoya posiciones redistributivas en el campo, incluyendo algunas que en principio podrían parecer muy radicales. Este apoyo salta exitosa y más bien sorprendentemente por encima de la fractura izquierda-derecha. Es decir, aquellos que se identifican como de derecha, e incluso como muy de derecha, se pronuncian a favor de medidas como expropiar tierras inadecuadamente explotadas, poner límites al tamaño de la propiedad rural o redistribuirla. Lo mismo sucede con el más de 60% de personas que se declaran centristas.

Mayorías muy amplias ven a Colombia como una democracia. Lo mismo sucede con Estados Unidos. En cambio, tienen una impresión negativa de Venezuela (no democrática y amenazante). Pero más de las tres cuartas partes creen que en el país los ricos y poderosos hacen lo que quieren. A tono con esta percepción, mantienen niveles muy bajos de confianza en las instituciones del Estado. Como novedad, esto incluye tanto a la Policía como a las Fuerzas Armadas. ¿Se habrá rayado el teflón institucional?

Estas son algunas de las conclusiones básicas que dimanan de una encuesta sobre percepción de los colombianos acerca de los problemas agrarios, encargada por el Observatorio de Restitución y Regulación de Derechos de Propiedad Agraria (http://www.observatoriodetierras.org) a la empresa encuestadora Metis (http://www.metisla.com/site/).

* ¿Por qué un sondeo  sobre temas agrarios?

Se encuestaron personalmente 1.736 personas, elegidas mediante un muestreo aleatorio por conglomerados multietápico, con un nivel de confianza del 95% y un margen de error del 2,4%. Como novedad, se tomaron siete estratos, incluyendo uno rural. Queríamos saber qué pensaban distintas categorías de colombianos sobre los problemas agrarios. La agenda del proceso de paz —cuyo primer punto es acceso a tierras y que ha producido ya un acuerdo sobre reforma rural integral—, la visibilización que han hecho diversas agencias y académicos del despojo y desplazamiento sufridos por los campesinos, el desarrollo de políticas públicas como la restitución y las polémicas frente a ellas, y las recientes movilizaciones campesinas son algunos de los factores que han expuesto a la ciudadanía a un flujo de información sin precedentes sobre el agro y sus problemas, así como a debates sobre cuál es el curso de acción para enfrentarlos.

Queríamos después ver cómo se cruzaban esas opiniones y visiones sobre el mundo rural con características socioeconómicas, preferencias políticas, opiniones sobre las instituciones y trayectorias de vida de los encuestados. Los resultados incluyen varias sorpresas.

* Las preferencias y  la equidad en el campo

En los últimos años se habló consistentemente del corrimiento de las preferencias de los colombianos hacia la derecha. Esta encuesta revela una sólida mayoría centrista, aunque con una derecha más poblada que la izquierda (ver Figura 1).

Pero contra lo que se podría esperar, estos mismos encuestados expresan percepciones y convicciones firmes a favor de la equidad en el campo. El 62% cree que la tierra está mal distribuida en Colombia; sólo 5% piensa que está bien (Figura 2). Indagamos por algunas de las que Lipton (2009) considera las medidas de la “reforma agraria clásica”: poner límites a la propiedad sobre la tierra, expropiar tierras improductivas y aumentar impuestos a los grandes propietarios rurales. Los niveles de apoyo a cada una de ellas son muy amplios. Ejemplos: 70% de los encuestados estaban de acuerdo con poner límites (contra 13 en desacuerdo, Figura 3) y 61% con expropiar la tierra inadecuadamente explotada (contra 17 en desacuerdo, Figura 4).

Más aún, estas percepciones y convicciones se encuentran distribuidas de manera balanceada a lo largo de todo el espectro político. Veamos un ejemplo. De los 1736 encuestados, 202 se autocaracterizaron como “muy de derecha” y 117 como “muy de izquierda”. En la Figura 5 se presenta la proporción de respuestas de cada uno de estos grupos a la pregunta sobre su posición frente a expropiar tierras inadecuadamente explotadas, desde “muy de acuerdo” hasta “muy en desacuerdo”. Como se ve, las diferencias son mínimas. Los muy-de-derecha tienden un poco más a las posiciones extremas (a estar o muy a favor o muy en contra), pero su nivel de apoyo a esa medida potencial es en esencia idéntica al de los muy izquierdistas. El resultado es consistente para todas las preguntas relacionadas con equidad o redistribución agraria. Y no se debilita cuando en lugar de mirar la autoidentificación se observa la votación reportada en las últimas elecciones (por Santos, Zuluaga, López, etc.). El apoyo a reformas no se restringe a un solo sector, o tipo de opinión, sino que está generalizado entre la población.

Los debates sobre democracia y reformas en el país a menudo se presentan inscritos en una geopolítica latinoamericana y mundial. ¿Cómo se presentan aquí las opiniones de los colombianos? ¿Tienen alguna relación las posiciones geopolíticas (apoyar o no a Venezuela, por ejemplo) con las convicciones y percepciones sobre equidad rural y la deseabilidad de reformas en el campo?

De acuerdo con la encuesta, nuestros conciudadanos piensan que Colombia y Estados Unidos son una democracia (55 y 53%, respectivamente); pero que Venezuela no lo es (sólo 11% creen que lo sea). Además, el 53% de los encuestados ve a regímenes como el de Venezuela como la principal amenaza para Colombia. Pero aquellos que caracterizan a Venezuela como no democrática tienen convicciones y percepciones ampliamente positivas en punto a equidad agraria, tal como los otros.

Al Gobierno se le ha acusado frecuentemente de estar negociando la propiedad privada sobre la tierra con las Farc. El 42% de los colombianos creen que en efecto esto es así (Figura 6). Al menos 58% no creen que el acuerdo favorezca exclusivamente a la guerrilla (contra 17% que sí).

Preguntamos por una amplia panoplia de agencias, públicas y privadas. Nos centramos aquí en las primeras. Esta encuesta confirma el aserto de otra, realizada recientemente por Ipsos para la revista Semana, de acuerdo con la cual las instituciones colombianas estarían atravesando una profunda crisis de confianza (http://www.semana.com/nacion/articulo/instituciones-en-crisis/409100-3)

Como sucede regularmente en casi todos los sondeos, las instituciones que más concitan la confianza de los colombianos son las armadas. Pero, en contra de esta tendencia, la Policía cae al 41% de personas que confían mucho o algo en ella, mientras que las Fuerzas Armadas ya van por el 44% (ver Figura 7). Después vienen la Fiscalía y la Corte Suprema con alrededor de la tercera parte de los encuestados (34 y 29% respectivamente) confiando algo o mucho en ellas. Por debajo del 30%, pero encima del 20%, se encuentran el Gobierno (27%), la Procuraduría (22%) y los alcaldes (20%). Aún en peor situación se encuentran los jueces, con un 16%, y el Congreso, con un alarmante 14%.

Para la opinión, pero también para los tomadores de decisiones y políticos prácticos, hay una conclusión simple y supremamente relevante: el apoyo a medidas redistributivas en el campo es muy, muy amplio. Tanto, que no depende de autoidentificarse como de derecha o de izquierda, ser partidario o no de Óscar Iván Zuluaga, o estar ubicado en alguna posición geopolítica como apoyar o no al régimen venezolano. Los que abogan por medidas redistributivas en el campo podrán redescubrirse y decir: somos muchos. Por lo tanto, lo que no se haga en punto a equidad agraria no se le podrá achacar a falta de respaldo entre la opinión. Desde el punto de vista de legitimidad y percepción (naturalmente hay otros criterios), los cambios agrarios propuestos en el punto 1 de la agenda de paz y otros más parecerían ser ampliamente viables.

Más aún, aunque los colombianos aprecian los rasgos democráticos de nuestro régimen político, creen ampliamente que los ricos y poderosos pueden hacer lo que quieran. Es posible que esto esté contribuyendo a la profunda crisis de confianza institucional que vive el país. Medidas en pro de la igualdad podrían ayudar a superar este problema, que adquiere características extraordinariamente peligrosas. Instituciones como la Policía y las Fuerzas Armadas, que han sufrido una pérdida vertiginosa de confianza, deberían considerar seriamente su situación y rumbo. Lo mismo se puede decir del Congreso y la justicia, que aparecen en situación crítica.

Por último, pero no menos importante: el acuerdo agrario de La Habana tiene una base de respaldo potencial muy amplia, pero al Gobierno todavía le hace falta capacidad de poder comunicar sus aspectos positivos.

 

 

* El informe completo se puede encontrar a partir del lunes 22 de diciembre en la página web del Observatorio, http://www.observatoriodetierras.org/

Por Francisco Gutiérrez Sanín * y Margarita Marín ** / Especial Para El Espectador

 

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