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Los contrastes bursátiles de Asia

Los principales mercados están moldeados por fondos conformados por conglomerados que invierten en sus empresas. La región podría sufrir sus consecuencias ahora, justo cuando se está desacelerando.

Financial Times
03 de noviembre de 2012 - 09:00 p. m.
El PIB de Corea del Sur se desaceleró 3,6% en el tercer trimestre de 2012 y sus consecuencias se vieron en la bolsa local. / EFE
El PIB de Corea del Sur se desaceleró 3,6% en el tercer trimestre de 2012 y sus consecuencias se vieron en la bolsa local. / EFE

En 1998, mientras que la crisis financiera de Asia se extendía hacia Corea del Sur y el resto de la región, Sung Taek Hwang decidió abandonar su cómodo puesto en Hyundai Financial para crear su propia firma de inversiones. No era el momento más auspicioso: el won coreano se vino al suelo, arrastrando consigo a muchas compañías que habían tomado dólares prestados y ya no los podían pagar.

Muchas de ellas, quizá más notablemente Daewoo, no sobrevivieron mientras que otras fueron vendidas a extranjeros. En retrospectiva, sin embargo, el momento era más afortunado de lo que parecía. Truston Asset Management, la firma que fundó Hwang, tiene hoy bajo su administración US$6.500 millones. Entre sus inversionistas se encuentran los fondos de riqueza soberana de Abu Dabi, China y Noruega, y su cliente más grande es el muy respetado Sistema Nacional de Pensiones de Corea. De hecho, tiene uno de los mejores historiales en el país para la administración de fondos en la bolsa coreana.

La historia de Truston es de resaltar tanto por el logro de Hwang como por sus aspiraciones. Uno de los problemas en los mercados de acciones asiáticos, de Mumbai a Seúl y Taipéi, es que son unidimensionales, empujados por el impulso. Una razón para ello, cree Hwang, es que muchos grupos de administración de activos no son lo suficientemente independientes.

En cambio, forman parte de grupos empresariales más grandes y su principal propósito en la vida es apoyar a sus grupos principales. Asia necesita administradores de fondos independientes, que puedan vigilar a los grupos corporativos y no sólo satisfacer sus intereses. En India, por ejemplo, BlackRock es casi la única firma de administración de fondos independiente. En efecto, en algunos casos, como en Seúl, los grandes grupos locales establecen fondos mutuos cuyo único propósito es invertir en las compañías del grupo.

Muchos de ellos rotan a sus administradores entre sus subsidiarias, así que los altos ejecutivos carecen de experiencia profunda. Además, los inversionistas ponen su dinero en estas firmas por lo llamativas que son las marcas y no por sus resultados.

Eso quiere decir que los administradores de activos de Asia no han realizado un trabajo sorprendente. “Los asiáticos han construido compañías de juguete muy exitosas, pero no han logrado entrar a las grandes ligas de la administración de fondos. Nadie puede nombrar una sola firma de administración de fondos en muchos mercados”, dijo el director de una importante firma de Wall Street de venta de acciones globales.

Las bolsas de Asia tienen otras limitaciones. La libre flotación de muchas compañías en mercados como el de Hong Kong es diminuta porque los propietarios no quieren perder el control y, por lo tanto, la liquidez es un problema. Mucho del volumen proviene de inversionistas comerciales que están motivados más por el sentimiento que por el análisis duro.

Los mercados necesitan administradores más institucionalizados y agnósticos que compren cuando las acciones son baratas y vendan cuando están caras. El resultado es que Asia sigue dependiendo de la financiación bancaria. Ni sus mercados de bonos ni sus mercados de acciones son lo suficientemente robustos.

El contraste es particularmente llamativo en Corea del Sur, donde las manufacturas son impresionantes y el sector financiero está lejos de impresionar; sin embargo, siempre y cuando este sector esté atrasado, las sorprendentes compañías de Corea dependen de los mercados internacionales más de lo que deberían.

Esto resulta ser más importante cuando los tiempos son malos. Asia ha tenido una buena década. Quizás allí la crisis financiera fue menos devastadora y tuvo un impacto más breve que en otras partes del mundo. Pero hoy se está desacelerando y seguirá haciéndolo, en parte porque los efectos del dinero fácil en el mundo desarrollado han comenzado a complicar más la actividad de los bancos centrales en la región.

El actual déficit corriente de los Estados Unidos, además, se está reduciendo dramáticamente, lo cual quiere decir que la liquidez del dólar está saliendo de la región. El crecimiento ya se está desacelerando y las cuentas corrientes están alejándose de los excedentes para entrar al déficit en muchos lugares de la región. El excedente de la cuenta corriente colectiva de Asia llegó a su punto más alto en 2007, cuando fue de 7,4% del PIB, según datos de Capitol Research. Hoy es de 2% del PIB. Las proporciones de ahorros también están cayendo. Todo esto quiere decir que el precio del capital seguirá subiendo.

Nadie en India que esté por fuera del gobierno espera que la tasa de crecimiento regrese a 8%. Allí las compañías que no están en una buena situación perdieron la oportunidad de aumentar su capital mientras que las de Indonesia comienzan a afrontar una situación similar. El PIB de Corea del Sur se desaceleró a 1,6% con respecto al mismo trimestre del año pasado. Es su peor desempeño en tres años.

Unos mercados de acciones mejor preparados podrían ayudar, así como los mercados locales de bonos.

Una lección de la crisis financiera mundial es que los mercados financieros pueden estar demasiado desarrollados, pero una lección de Asia es que los mercados financieros también pueden estar subdesarrollados.

Por Financial Times

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