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Los efectos de un dólar caro

Pese al optimismo del Gobierno y la devaluación de 47% del peso, las exportaciones han caído 3,6 veces más que las importaciones.

Camilo Vega Barbosa
21 de julio de 2015 - 02:00 a. m.
El dólar en Colombia ha escalado casi $1.000 en el último año. / Bloomberg
El dólar en Colombia ha escalado casi $1.000 en el último año. / Bloomberg

Aunque el precio del dólar en Colombia haya superado los $2.700 en la última semana y esté próximo a romper los $2.800, el Gobierno se ha mostrado optimista con la devaluación de más de 47% que ha tenido el peso colombiano en el último año. El ministro de Hacienda, Mauricio Cárdenas, ha mencionado que la tasa de cambio actual permite incentivar las exportaciones no tradicionales y disminuir las importaciones, lo que ayudaría a cubrir las pérdidas por las menores ventas externas del petróleo colombiano. Y contribuiría además a disminuir el déficit en la cuenta corriente, que alcanzó el 7% del PIB durante el primer trimestre de 2015, un nivel que no se registraba desde 1998.

En efecto, el encarecimiento del dólar es un factor saludable para la industria exportadora nacional, pues les representa a los empresarios que venden sus productos en el exterior una mayor renta. Sin embargo, lo que no está claro es el tiempo que tardará para que este nivel de tasa de cambio permita duplicar las ventas externas de los productos no tradicionales, que es la gran apuesta del Gobierno. Además, ya se completan seis meses con una devaluación superior al 30% y los beneficios que menciona el Gobierno todavía no se aprecian con claridad.

En los cuatro primeros meses de 2015 la disminución de las exportaciones fue 3,6 veces mayor que la de las importaciones, por lo que el déficit de cuenta corriente todavía no mejora. Un problemática que ha llevado al mismo Banco de la República a advertir en varias ocasiones que el saldo negativo en este indicador es “una de las fuentes de mayor vulnerabilidad para la economía colombiana”. Lo cual es comprensible porque los niveles actuales de este referente no se registraban desde la recesión de 1998 y durante la crisis de la deuda latinoamericana a comienzos de la década de los 80.

El saldo negativo en la cuenta corriente surge cuando una nación gasta (invierte) más de lo que ahorra, lo cual genera un déficit que tiene que ser financiado por medio de emisión de deuda en el exterior. De manera que el buen funcionamiento de una economía depende en gran medida de los recursos que consiga por medio de préstamos internacionales. Y la historia mundial muestra que en caso de perder estas líneas de crédito, como pasó en el 82 y el 98, el golpe recibido por el desequilibrio podría ser tan grande que traería consecuencias recesivas.

En el último año en Colombia el fenómeno deficitario en la cuenta corriente se ha visto de cerca por medio de la caída de las exportaciones colombianas, que más del 50% son envíos de crudo, ya que al mandar menos productos nacionales al exterior, menos recursos entran al país. En cambio el relativo bienestar de las importaciones, que en los últimos doce meses han tenido un crecimiento de 3,5%, implica que se está teniendo que gastar dinero para satisfacer la demanda interna de productos.

Ómar Suárez, analista de Alianza Valores, explicó que “el déficit de cuenta corriente actual, que en el primer trimestre del año se situó en 7% y que podría cerrar el 2015 en 6,6%, es una de las principales problemáticas que tiene Colombia. Este es uno de los indicadores que más tienen en cuenta los inversionistas internacionales, pues arroja varios indicios del nivel de bienestar de una economía. Por esta razón, si la situación empeora es posible que el país pierda el grado de inversión por el que tanto se ha beneficiado en los últimos años”.

Además, el reciente y brusco repunte de la tasa de cambio trae otros efectos aledaños que golpean a los ciudadanos más allá de un simple encarecimiento de los tiquetes aéreos. Andrés Pardo, analista de Corficolombiana, explicó que “el principal riesgo que implica este nivel de tasa de cambio es la inflación. Actualmente este indicador ya se encuentra muy alto y si se siguen presentando episodios devaluacionistas como el de este último mes, es posible que el costo de la canasta básica se encarezca aún más”.

Si la inflación vuelve a despegar podría dejar en una posición complicada al Banco de la República, debido a que deberá manejar su política en un momento de bajo crecimiento y precios altos.

 

Por Camilo Vega Barbosa

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