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Los misterios del precio del dólar

Durante mucho tiempo la tasa de cambio que rigió en la mente de los colombianos era la que indicaba que un dólar costaba alrededor de $2.000. Esa época terminó.

Camilo Vega Barbosa
09 de agosto de 2015 - 08:51 p. m.
 La tradición petrolera colombiana provocó que la mayoría de los dólares que llegan al país dependan del bienestar de los precios del crudo.  / Bloomberg
La tradición petrolera colombiana provocó que la mayoría de los dólares que llegan al país dependan del bienestar de los precios del crudo. / Bloomberg

Los que recién se conectan con la realidad económica del país tendrán un duro despertar, pues encontrarán que en el último año la Tasa Representativa del Mercado (TRM), el referente oficial con el que se consiguen esos billetes verdes dentro del país, ha escalado más de $1.000. Es decir, si hace un año unas vacaciones en Disney costaban $2 millones (US$1.000) ahora cuestan $3 millones, implicando que ahora se requieren varios meses más de ahorro para poder acceder a este placer.

El encarecimiento del dólar en Colombia ocurrió tan rápido, que la mayoría de las personas todavía no entienden y asimilan cómo la tasa de cambio pasó de $1.800 a bordear los $3.000 en menos de un año. Ese desconocimiento no es motivo de vergüenza, sobre todo porque fue un fenómeno que tomó por sorpresa a la mayoría de los expertos en la materia y también al Gobierno. Sin embargo, hay quienes lo predijeron, ¿cómo lo hicieron?

Las miles de noticias y anuncios económicos que llevaron a la TRM a ganar más de $1.000 en el último año se pueden agrupar y explicar por medio de la “ley del oro negro”. Es una regla que consta de dos premisas: si el precio del petróleo cae, el costo del dólar en Colombia sube; si la economía estadounidense se fortalece, su moneda vale más que las demás divisas.

La primera premisa es la más conocida en Colombia: si cae el petróleo, sube el dólar. La tradición petrolera local provocó que la mayoría de los dólares que llegan al país dependan del bienestar de los precios del crudo, por lo que es común que la mayoría de los análisis que se hacen sobre la tasa de cambio solo miren la cotización de esta materia prima. Sin embargo, el segundo postulado de la “ley del oro negro” es mucho más oscuro.

Desde la crisis de 2008 el equivalente del Banco de la República pero en Estados Unidos, la Reserva Federal (Fed), ha mantenido su tasa de interés a un nivel cercano a cero, con el fin de impulsar la economía de este país, pero dado a que ya está confirmado que esta potencia ya salió de la recesión, el mercado espera que este año el Emisor norteamericano incremente la tasa de referencia. Un fenómeno que cuando ocurra recortará la liquidez global y fortalecerá el dólar frente a todas las monedas del mundo, en especial con respecto a aquellas naciones que, al igual que Colombia, experimentan una desaceleración económica.

El momento en el que se producirá el primer levantamiento de la tasa de interés de la Reserva Federal es uno de los debates más candentes en la actualidad. Los sondeos realizados por el portal de noticias Bloomberg muestran que hay 50% de probabilidad que el incremento se produzca en septiembre y otro 50% indica que se daría en diciembre. La razón de por qué hay tanta incertidumbre radica en que la Fed ha insistido en que el cambio de su tasa de referencia dependerá de cómo evolucionen las cifras de desempleo y de inflación.

Juan David Ballén, analista de Casa de Bolsa, explica que lo único claro con la Fed “es que el levantamiento de la tasa de interés dependerá de los próximos reportes de empleo y de inflación de Estados Unidos. Por lo que si los siguientes informes laborales y de precios son muy buenos, más rápido se producirá la primera alza de la tasa de referencia. Por ello, en este momento Colombia y el mundo son sujetos a choques cada vez que sale uno de estos informes”.

De esta manera la segunda premisa de la “ley del oro negro” consiste en que entre mejor le vaya a la economía estadounidense, más motivos tiene la Fed para incrementar su tasa de interés y por ende en volver más caro el dólar frente a las demás monedas. De manera que aun si el panorama del sector petrolero se normaliza, los reportes de los indicadores económicos de Estados Unidos podría ser un nuevo factor de volatilidad en la tasa de cambio local.

Además de entender que los dos grandes determinantes de la devaluación del peso colombiano son la cotización internacional del crudo y la política monetaria de la Fed, también se debe tener en cuenta que estos dos factores trabajan de la mano porque el precio del petróleo está denominado en dólares.

Esto explica que cuando se analiza en conjunto la tasa de cambio colombiana junto con la cotización del petróleo, se aprecia que estas variables se comportan como un espejo de la otra. La relación inversa consiste en que si “la economía estadounidense se fortalece, su moneda lo hace también, lo cual provoca que el precio del crudo tienda a caer para ajustarse al nuevo valor de su denominación”, comenta Camilo Silva, director de Análisis Técnico de Valora Inversiones.

Existe una tercera premisa en la “ley del oro negro”, que se deriva de las otras dos: Las noticias internacionales importan, y mucho. Junio y julio de 2015 fueron los meses en los que mejor se evidenció este efecto, pues el rally de anuncios que llegaron de Europa, Asía y Estados Unidos fueron los responsables de que el dólar ganara más de $400 en este periodo de tiempo, provocando que ahora se encuentre en los $2.950.

Lo problemático es que en los últimos dos meses se ha dado una seguidilla de anuncios importantes que han explotado uno tras otro, y en algunas ocasiones al mismo tiempo: el anuncio de la presidenta de la Reserva Federal, Janet Yellen, advirtiendo que es posible que la primera alza de la tasa de interés estadounidense se produzca este año; el drama generado por la deuda griega, que hasta el último momento tuvo al mundo entero en vilo por la complicada negociación de su rescate; la liberación de las exportaciones petroleras de Irán, suspendidas desde 2006, y la cual pronostica un aumento en la producción mundial crudo; el riesgo de una triple burbuja en China, que es actualmente el principal comprador de materias primas.

Para el Gobierno, la devaluación del peso es positiva. Reiteradamente ha dicho que la tasa de cambio actual permite incentivar las exportaciones no tradicionales y disminuir las importaciones, lo que ayudaría a cubrir las pérdidas por las menores ventas externas del petróleo colombiano. Y contribuiría, además, a disminuir el déficit en la cuenta corriente, que alcanzó el 7% del PIB durante el primer trimestre de 2015, un nivel que no se registraba desde 1998.

Por su parte, Javier Díaz, presidente de la Asociación Nacional de Comercio Exterior (Analdex), ha mencionado que “la situación del comercio exterior colombiano muestra que el país estaba viviendo una enfermedad holandesa. La muestra de ello es que, a pesar del alto nivel de la tasa de cambio que se registra, el aparato productivo diferente al minero-energético no ha podido responder para elevar las exportaciones”.

Además, ya se van a completar siete meses de una devaluación de 30%, todavía no se aprecian los beneficios en el comercio exterior de los que habla el Gobierno. Entre enero y mayo la disminución de las exportaciones fue 3,1 veces mayor que la de las importaciones, por lo que el déficit de cuenta corriente todavía no mejora. Una problemática que ha llevado al Banco de la República a advertir en varias ocasiones que el saldo negativo en este indicador es “una de las fuentes de mayor vulnerabilidad para la economía colombiana”. Lo cual es comprensible, porque los niveles actuales del referente no se registraban desde la recesión de 1998 y durante la crisis de la deuda latinoamericana a comienzos de la década de los 80.

El saldo negativo en la cuenta corriente surge cuando una nación gasta (invierte) más de lo que ahorra, lo cual genera un déficit que tiene que ser financiado por medio de emisión de deuda en el exterior. De manera que el buen funcionamiento de una economía depende en gran medida de los recursos que consiga por medio de préstamos internacionales. Y la historia mundial muestra que, en caso de perder estas líneas de crédito, como pasó en el 82 y el 98, el golpe recibido por el desequilibrio podría ser tan grande que traería consecuencias recesivas. Entonces, con un dólar buscando los $3.000, ¿qué se le vendrá a Colombia? El paso del tiempo nos dará respuestas.

Por Camilo Vega Barbosa

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