Los primeros ocho días del efecto Donald Trump en la economía

En su primera semana al frente de la economía más grande del mundo, Donald Trump ha hecho a varias multinacionales replantearse su estrategia ante el proteccionismo estadounidense.

Redacción Negocios y Economía
28 de enero de 2017 - 04:42 a. m.
Donald Trump se posesionó en la presidencia de Estados Unidos el pasado 20 de enero.  / EFE
Donald Trump se posesionó en la presidencia de Estados Unidos el pasado 20 de enero. / EFE

La economía de Estados Unidos habría crecido 1,6 % en 2016. La estimación la dio a conocer el Departamento de Comercio de ese país, tras reportar que el dato anualizado para el cuarto trimestre fue de 1,9 %, el ritmo más bajo desde 2011 e inferior al cálculo en el que los analistas coincidían, con un 2,2 %.

Entre las razones están el mayor freno en el comercio internacional de los últimos seis años y una moderación en el consumo. Sin embargo, la inversión empresarial aumentó, con lo cual se podría esperar un mayor crecimiento de la economía en 2017, cercano a 2,3 %.

El vaticinio de una recuperación para este año estuvo alimentado durante semanas en parte por un hecho sin precedentes: la superación de los 20.000 puntos del promedio industrial Dow Jones en la Bolsa de Nueva York por primera vez en su historia. El récord se sumó a la que algunos llaman “racha alcista” que se ha presentado en Wall Street desde que Donald Trump ganó la Presidencia en noviembre pasado.

Sin embargo, mientras algunos ven con optimismo el 2017 para las cifras estadounidenses, otros, principalmente México, están expuestos a la incertidumbre. Durante los primeros ocho días de su mandato, el presidente Trump ha tomado una serie de decisiones, y provocado otras, que pronostican varios efectos sobre la economía mundial.

Este viernes, el primer mandatario de EE. UU. expresó, a través de Twitter, como es usual, que “México se ha aprovechado de Estados Unidos por mucho tiempo”, en referencia a los déficits del comercio y a lo que considera “poca ayuda” en la frontera por parte del país latinoamericano.

La afirmación la hizo después de que su despacho anunció el jueves la posibilidad de implementar un 20 % de impuesto a las importaciones de productos mexicanos en Estados Unidos. Los recursos, según Sean Spicer, secretario de prensa de la Casa Blanca, servirían para costear el muro que Trump planea construir en los límites territoriales con México.

Spicer, sin embargo, luego afirmó que el impuesto es solo una idea. A pesar de la atenuación del comentario, la propuesta generó revuelo. Paul Krugman, desde su columna en el New York Times y también a través de redes sociales, señaló que imponer la tarifa implicaría ir en contra de todos los acuerdos internacionales de Estados Unidos y que también sería un costo que tendrían que asumir los consumidores estadounidenses.

Krugman manifestó, además, su preocupación de que otras naciones imiten la eventual decisión de la administración Trump y empiecen a levantar barreras comerciales. “La globalización se movería rápidamente en reversa”, dijo.

En todo caso, los primeros ocho días del gobierno de Donald Trump, por un lado, han despertado el sentimiento nacionalista de mexicanos que a través de redes sociales llaman a no consumir productos estadounidenses. Este viernes, el cuarto hombre más rico del mundo y fundador del Grupo Carso, Carlos Slim, ofreció una rueda de prensa en la que hizo un claro llamado a la unidad de los mexicanos.

“No cabe duda de que unidos somos más fuertes y que en estas negociaciones, donde a mí me da la impresión de que está más de nuestro lado que el de los otros, tengamos una posición de fuerza, sin enojarnos, pero sin entregarnos”, aseguró Slim. Por otro lado, varias empresas multinacionales que han apostado por invertir en el país latinoamericano han expresado estar pensando en las posibles consecuencias de la coyuntura.

Por ejemplo, el fabricante de dispositivos médicos Fisher & Paykel, de Nueva Zelanda, afirmó que, de imponerse la tarifa de 20 %, consideraría trasladar las fábricas que desde México envían sus productos a Estados Unidos. El proteccionismo de Trump, del que fabricantes como Toyota y los alemanes han sido advertidos, también hizo a Kia Motors anunciar un plan de contingencia.

“Mientras monitoreamos de cerca la dirección de sus políticas, nos estamos preparando para responder”, dijo esta semana Han Chun-soo, director financiero de Kia, compañía surcoreana que el año pasado empezó a producir desde Nuevo León, México.

Para Diego Guevara, profesor de Economía y Finanzas de la Universidad de la Sabana, el proteccionismo de Trump tiene límites: “hay productos que ellos (Estados Unidos) no pueden hacer y que necesitan de un país como Colombia”, afirmó. Según él, el mercado financiero estadounidense en estos días ha aprovechado las señales de desregulación que ha enviado el presidente. Agregó que, teniendo el precedente de la crisis financiera de 2008, hay que tener los ojos puestos sobre las decisiones que se tomen con respecto a ese mercado.

Por Redacción Negocios y Economía

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