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Los retos de Modi para modernizar India

El primer ministro de India, Narendra Modi, tiene una difícil misión: convertir a su país en una potencia industrial. Sin embargo, líos como falta de confianza en el gobierno, infraestructura deficitaria y falta de claridad legal han hecho desconfiar a los inversionistas.

Víctor Mallet (Nueva Delhi) /Financial Times
05 de octubre de 2014 - 02:00 a. m.
Narendra Modi, primer ministro de India. / AFP
Narendra Modi, primer ministro de India. / AFP
Foto: AFP - DON EMMERT

Sin importar las opiniones de Narendra Modi en torno a la religión y la política, hay pocos indios que no apoyan su misión para convertir al país en un poder industrial.

No obstante, el primer ministro debe superar cuatro grandes obstáculos si espera lograr su objetivo de crear millones de empleos y aumentar la porción de manufacturas en el producto interno bruto de 15 a 25%.

Su primer problema es heredado, y se trata del debilitante déficit de infraestructura de transporte y energía, que el gobierno anterior estimaba requería una inversión fresca de US$1 billón. Incluso con un crecimiento económico de un modesto 5% anual, los ferrocarriles de India, y sus carreteras, puertos y aeropuertos, están congestionados por altos volúmenes y una mala administración.

Como es usual en la ajetreada temporada de fiestas del otoño indio, miles de contenedores de bienes esperan ser transportados del norte de India a los puertos occidentales para su exportación, al tiempo que unos 40.000 a 50.000 contenedores adicionales de importaciones están atrapados cerca de los muelles, a causa de una falta de capacidad en los ferrocarriles para llevarlos al interior. La parálisis se ha visto empeorada por la necesidad de transportar millones de toneladas adicionales de carbón, a causa de la incompetencia de la estatal de carbón Coal India y las disputas de supervisión con las mineras privadas.

El segundo reto de Modi es la falta de confianza de los inversionistas en la capacidad o voluntad del gobierno de India, y de los supervisores, para mantener políticas consistentes y adherirse a sus obligaciones contractuales. Al menos, como lo dijo un industrial, “las ganancias ya no son una palabra tabú”, como en los gobiernos anteriores del Congreso Nacional de India, de tendencias de izquierda. No obstante, la administración de Modi no ha querido revertir los miles de millones de dólares de exigencias tributarias retroactivas que alarmaron a grandes inversionistas como Vodafone. Ha cancelado un acuerdo sobre comercio mundial y ha pospuesto varias veces la implementación de un alza acordada en el precio que se les paga a los productores de gas natural de India.


Rajat Kathuria, que dirige el Consejo de Investigación de India para las Relaciones Económicas Internacionales, dijo que la administración de Modi tenía que superar “un déficit de confianza muy grande entre el gobierno y el sector privado”.

El problema no está únicamente en el gobierno. En su más reciente fallo intervencionista, la Corte Suprema de Justicia ha declarado ilegal la adjudicación de 214 de los 218 bloques de minería de carbón que se han otorgado desde 1993, lo cual genera una enorme confusión entre las compañías de acero y energía. Surjit Bhalla, el presidente de Oxus Investments, la ha descrito como “la madre de todas las leyes retrospectivas”.

El tercer problema de Modi, de nuevo heredado, es la pobre escolarización de India. Ashoka Mody, un economista con sede en Estados Unidos, es escéptico con respecto a las posibilidades que tiene India de lograr un milagro industrial. Dijo que el país escasamente ha invertido en la educación y ha sido superado fácilmente por rivales como Vietnam.

Incluso los críticos de Modi aceptan que está tratando de superar estos obstáculos. En infraestructura, Modi dice que los ferrocarriles requieren miles de millones de dólares de inversión, mientras los consultores de transporte esperan que el Gobierno otorgue contratos para 10.000 kilómetros de carreteras nuevas para enero.
En cuanto a la supervisión, Modi dijo en su visita esta semana a Estados Unidos que estaba convencido de la importancia de la “estabilidad tributaria” y consideraba que el fallo de la Corte Suprema era una oportunidad para “limpiar el pasado” y moverse hacia delante. En educación, ha estado hablando repetidas veces de invertir en colegios y habilidades.

Pero el cuarto problema se halla en la calidad de su propio gobierno y en la manera como se centraliza en la oficina del primer ministro la toma de decisiones en un país de 1.300 millones de habitantes. Modi aun genera confianza en el mundo empresarial. “Si se suma todo, creo que los inversionistas extranjeros deberían estar muy contentos”, dijo Bhalla.

No obstante, hay una conciencia mayor en torno al hecho de que Modi va a tener que echar mano de toda su energía y habilidad política si desea siquiera transformar a India en una nación industrial moderna para el final de su mandato de cinco años.

Por Víctor Mallet (Nueva Delhi) /Financial Times

 

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