Dieciocho de los veintidós componentes del Bloomberg Commodity Index han caído al menos 20 por ciento respecto de sus recientes cierres máximos, cumpliendo con la definición clásica de un mercado bajista.
Este es el mismo número que a fines de octubre de 2008, cuando una confusión financiera que se extendía impulsó a los mercados globales a un colapso.
Un dólar estadounidense más fuerte y la economía China en desaceleración están agregando presión sobre las materias primas. Dos de los tres principales componentes del índice –el oro y el petróleo crudo- se encuentran en mercados bajistas. El índice por sí mismo repuntó el mes pasado de mínimos de 13 años.
Cuatro materias primas –maíz, gas natural, trigo y ganado– han logrado mantenerse fuera de mercados bajistas debido al mal clima y a problemas con la oferta.
Los fondos de cobertura se están volviendo más pesimistas en tanto avanza el año.
Los administradores de dinero han reducido a la mitad sus apuestas a precios más altos para las materias primas este año, anticipando precios más bajos para el petróleo, el oro y las demás materias primas.
De Texas a México
La reforma petrolera de México no tiene importancia. Ahora la acción está en el gas natural. Desde el año pasado, cuando nueva legislación facilitó a las compañías extranjeras la exportación de gas a México, se han planeado o completado más de US$10.000 millones de inversiones en gasoductos que anunciaron empresas como Energy Transfer Partners LP, que tiene sede en Dallas. NextEra Energy Partners LP, con sede en Florida, acordó la adquisición por US$2.100 millones de la firma de capital cerrado NET Midstream, propietaria de siete gasoductos, entre ellos uno de 193 kilómetros (120 millas) que va desde Texas hasta la frontera mexicana.
La caída de los precios del crudo ha afectado las perspectivas de que las leyes mexicanas sobre exploración petrolera impulsen un auge de la inversión. En lugar de ello, es la construcción de gasoductos lo que atrae capital extranjero, lo que expande el mercado para las compañías productoras de gas de los Estados Unidos y aborda una creciente demanda por parte de plantas de energía y compañías manufactureras mexicanas.